Al hacer el gesto del saque, un músculo de la espalda de Nadal se pone tenso y eso es una lata. Y una preocupación para el número dos del mundo, que estuvo entre algodones la semana pasada para poder comenzar con garantías el Open de Australia. Llega al primer Grand Slam de 2021 sin haber disputado un partido oficial; sí una exhibición ante Thiem, y ya. Demasiado poco, nunca ha jugado en Melbourne con tan poco rodaje, de ahí que tenía muchas cosas que probar ante el serbio Djere, su primer oponente en la Rod Laver Arena. Y el resultado final fue satisfactorio: ganó por 6-3, 6-4 y 6-1, cogió ritmo, tuvo algún momento de dificultades que superó, pudo sacar... Sus problemas en la espalda deberían ir a menos, y que cuando lleguen rivales más poderosos esté preparado.

No pudo ser mejor el arranque del español, con un break rápido para tener el primer despegue en el marcador (3-0) ante un rival que es el 56 del mundo, pero sin demasiado bagaje positivo en los Grand Slams: cuatro victorias y doce derrotas en su carrera. Resultó ser un tenista de los que gusta a Nadal: de los que da ritmo. Hubo buenos intercambios y Rafa se mostró especialmente fino con el revés, que golpeó muy limpio. Djere comenzó buscándole esa zona, y le salió respondón el zurdo. El serbio comenzó atolondrado, pero cuando soltó los nervios se quedó algún rato de partido bonito. Nadal se confió un poco con 5-1 y llegó a ver un 5-3 y 0-30 en el marcador, pero la remontada no fue más allá. Cuando el resto de su rival se marchó fuera para el 15-30 llegó el primer “Vamos” del manacorense, que también recurrió a algún saque-red para sorprender.

Como Djere subió el nivel, se preveía un segundo set algo más parejo, pero el comienzo fue igual: con una rotura de Rafa que ya le hizo ir todo el rato por delante con cierta comodidad. Fue mostrando cosas, probando, el tenista español, como por ejemplo que ante los segundos saques del rival va a intentar ser agresivo, irse hacia adelante y meter presión desde el comienzo. Es algo que persigue los últimos años, desde hace tiempo: ir más rápido para estar menos tiempo en pista y tener así menos opciones de lesionarse. De nuevo tuvo dificultades Nadal para cerrar el set: hasta a tres pelotas de rotura tuvo que hacer frente, y el servicio le funcionó ahí, lo que supuso una doble satisfacción.

La sensación de déjà vu se repitió con el 0-1 del tercer parcial. De nuevo empezó el zurdo rompiendo el saque de Djere y esta vez llegó hasta el final sin demasiados problemas. Por el camino, tres derechas paralelas espectaculares en el juego que más se le complicó. Tres golpazos, más moral para el español. La primera prueba la pasó con éxito. En la segunda tendrá como rival al veterano Troicki o al joven estadounidense Mmoh. Al fondo, la posibilidad de sumar su vigésimo primer Grand Slam y romper así el empate con Roger Federer. Pero para eso queda mucho...