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Real Madrid-Elche (2-1): Benzema se agarra a LaLiga

El Elche se adelantó, pero Zidane sacó a Modric, Kroos y Rodrygo para remontar el encuentro

Sergio Ramos, titular en el Real Madrid-Elche de LaLiga Santander
Sergio Ramos, titular en el Real Madrid-Elche de LaLiga SantanderAFP7 vía Europa Press

No puede vivir el Real Madrid sin Kroos ni Modric. Sin ellos fue un equipo torpón y lento, al que se adelantó el Elche; con ellos, más Rodrygo y después Hazard, ganó el choque. Por ellos y porque tiene a Benzema, que marcó los dos goles, el último cuando el reloj atosigaba y las dudas podían poner en peligro también el choque del martes, de la Champions, contra la Atalanta. El francés había empatado de un cabezo antes y de un trallazo tras una gran pared con Rodrygo despejó las nubes y mantuvo al Madrid en LaLiga. No es poca cosa tal como se puso la tarde en algún momento. Nunca es un buen día para no ganar y no lo era contra el Elche porque el martes espera la Atalanta. Benzema lo evitó. La victoria da cierta calma y mantiene las esperanzas, las sensaciones, en cambio, aún están lejos de ser las mejores.

Despertó a tiempo el Real Madrid para agarrarse a una Liga que va a ser larga y llena de problemas. Estuvo en el alambre, pero con los cambios de Zidane en la segunda mitad encontró la manera de superar el orden defensivo del Elche. Ya se le atragantó en el choque de la primera vuelta y muy cerca estuvo de romperse la crisma en la soleada tarde de Vadebebas. Las rotaciones no le sentaron bien al equipo y el entrenador y tuvo que sacar el plan A para enderezar lo que se iba. Cambió el ritmo, jugó de otro modo, con más balones cruzados, más ímpetu y con eso fue suficiente para doblegar a un rival sin miedo hasta entonces..

No pasó nada durante demasiado tiempo. Zidane sorprendió con las rotaciones, porque pensaba que con casi todos listos (menos Carvajal, que se dejó la voz en la grada contra el árbitro y animando a los suyos) le daba para derrotar al equipo de Escribá. Se guardó a sus dos centrocampistas y dio paso a Ramos para que sumase minutos. Le resguardó con una defensa de tres, junto a Nacho y Varane, mientras daba el centro del campo a Valverde, Isco y Casemiro. Nada salió de allí. El uruguayo es potencia, pero pegado a la banda se desvanece e Isco va a su ritmo y ya no tiene la contraseña para abrir cajas fuertes. Ramos, cada vez que le veía arrancar le decía: «Magic», pero da la impresión que hasta Isco se ha cansado de sus trucos.

Lo único potable del Madrid fue la movilidad de Vinicius, más como segundo delantero que como extremo. Mendy, como carrilero largo, ocupaba la banda y junto al brasileño y la llegadas de Nacho, el Madrid lo intentaba con más fe que ideas por ese lado. Pero luego el bosque de piernas le entorpecía todo y no sabía que hacer. En el otro lado, Lucas Vázquez no contaba para nadie y Valverde no ayudaba arriba.

Lo bueno es que no sufrió el equipo de Zidane. Tenía el partido controlado a su manera: es decir sin prisa y sin ocasiones, con esa desesperante ausencia de gol que tanto le está lastrando y que hace que todos sus partidos se jueguen a un paso del abismo.

No sufrió hasta que sufrió. Dani Calvo adelantó al Elche en un saque de esquina, minutos después de que el Real Madrid reclamara un claro penalti a Ramos que el árbitro transformó en falta del defensa. Luego el Elche pidió otro.

Con el tanto en contra Zidane se dejó de tonterías o descansos y sacó a la tropa. Nada más recibir el gol, salieron Modric, Kroos y Rodrygo y después, Hazard, es decir, el equipo probable el martes (aunque con Ramos en defensa). Ya no estaban ni Isco, ni Vini ni Valverde. No es que haya plan A o plan B, es que hay un plan A o nada. El partido ya era otro, el Elche ya no era seguro y el Madrid no era previsible o lo era menos. Y Benzema se puso a ello.