Amarcord
Jürgen Schult o uno de los récords supervivientes de la Guerra Fría
La plusmarca más antigua del atletismo masculino es la del lanzador de disco de la Alemania Oriental que hoy cumple 36 años
A Christiane, la fanática comunista germanoriental de la película «Good bye, Lenin», el despertar del coma no le habría resultado tan traumático de haber sido aficionada al atletismo. Bastaba con que Alex, su amoroso hijo, le hubiese puesto en bucle las imágenes de las hazañas de sus compatriotas, todavía no superadas casi cuarenta años después. Nadie ha superado las marcas de Marita Koch en 400 metros (47:60) y de Gabriele Reinsch (76,80) en lanzamiento con disco en categoría femenina. En hombres, es otro discóbolo de la DDR, Jürgen Schult, que ostenta el récord del mundo más antiguo de la actualidad y el que más años ha durado en las tablas de toda la historia.
El destartalado Jahnstadion de Nueva Brandeburgo era una de las tres o cuatro sedes habituales de los campeonatos nacionales de Alemania del Este. En esa primavera del 86, Jürgen Schult se acercaba a la madurez que lo llevó a ganar la triple corona (oro mundial, olímpico y continental) entre 1987 y 1990. El récord del mundo que logró aquel, con el que destronaba al ruso Yuri Dumchev (74,08 frente a 71,86, un mordisco feroz de casi dos metros y medio), llegó un poco pronto: algún médico debió sospechar algo porque diez semanas después, en el Campeonato de Europa de Stuttgart, lanzó diez metros menos y fue octavo en una prueba en la que los soviéticos coparon el podio.
Las imágenes de la hazaña de Schult se pueden ver en Youtube. Ataviado con la camiseta naranja del equipo del ejército, el coloso lanza el artefacto tras dar tres giros completos y éste sale disparado hacia arriba, lo que lo ayuda a lograr la increíble marca. Algo debía tener aquella jaula del Jahnstadion, porque el récord mundial femenino también se estableció allí dos años más tarde, en el mismo campeonato nacional y mediante Gabriele Reinsch. Entre las féminas, hay cuatro plusmarcas más antiguas, todas a carga de atletas venidas desde más allá del telón de acero: la mencionada de Marita Koch, la de la checa Jarmila Kratochvilova en 800 (1983, el decano de los récords), la de la búlgara Stefka Kostadinova en salto de altura; y la de la soviética Natalia Lisovskaia en peso.
El plusmarquista mundial del lanzamiento de disco, que se negó a saludar en un podio a un competidor que había cometido el pecado mortal de «pasarse» a la Alemania capitalista, siguió acumulando honores cuando cambió la equipación azul de la DDR por la camisola blanquirroja de la República Federal. Tras la reunificación, Schult fue subcampeón olímpico en Barcelona y ganó otra media docena de medallas en mundiales y europeos.
A finales de agosto de 2011, los 74,08 metros de Jurgen Schult superaron el récord de longevidad que tenía Jesse Owens con su plusmarca de longitud establecida con un salto de 8,13. El mito que dejó patidifuso a Adolf Hitler en Berlín 1936, batió aquel récord el 25 de mayo de 1935 y su marca perduró hasta el 12 de agosto de 1960, es decir, 25 años y 79 días, hasta que su compatriota Ralph Boston la batió con 8,21. Pasó más de medio siglo para quitarle este honor a Owens y, once años después, no parece que el alemán vaya a ser borrado de las tablas.
Porque, debido a razones farmacológicas o a motivos de otra índole, la lista de todos los tiempos de lanzamiento de disco masculino permanece bastante estática desde la caída del Muro de Berlín. Entre los diez más largos tiros de la historia, sólo el quinto y el sexto se efectuaron en los diez últimos años (el sueco Daniel Stahl en 2019 y el polaco Piotr Malachowski en 2013) y tres de los cuatro mejores –con la excepción del 73,36 del estonio de Gerd Kanter en 2006– datan del siglo pasado. La temporada pasada, sin ir más lejos, sólo dos atletas superaron los 70 metros y el oro olímpico se ganó con 68,90... ocho centímetros mejor que Schult en Seúl 88.
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