Baloncesto

30 años sin Drazen Petrovic: "Siempre se iba a dormir a las once y no todos hacían eso"

El 7 de junio de 1993 el genio croata murió en un accidente de tráfico en una autopista alemana. Ex compañeros, amigos, rivales y técnicos lo recuerdan

Croacia recuerda con películas, exposiciones y libros los 30 años de la muerte de Drazen Petrovic
Croacia recuerda con películas, exposiciones y libros los 30 años de la muerte de Drazen PetrovicVesna BernardicAgencia EFE

El 26 de junio de 1993 Drazen Petrovic debió debutar en el Eurobasket de Alemania con su país. Era el día que Croacia se medía con Bélgica en el estreno de la primera fase. Ganaron los balcánicos (106-74) y lo hicieron 19 días después de que su gran estrella, "Petro" como le llamaban los estadounidenses, muriese en Alemania en un accidende de tráfico. El Golf que conducía su novia chocó con un camión y Petrovic se convirtió en leyenda.

«En la selección yugoslava siempre se iba a dormir a las once de la noche para estar preparado para el día siguiente y no todos hacían eso. Daba igual que hubiera partido o entrenamiento, él a las once estaba en la cama. Él era el mayor de un grupo en el que estaban Kukoc, Divac, Radja, Paspalj... y era el más respetado por todos. Era el que mandaba y, sin duda, era el mejor jugador de todos los tiempos en Europa. Siempre buscaba la victoria y mejorar constantemente", recuerda Zoran Savic el que fuera su compañero en la selección yugoslava campeona del mundo en Argentina 1990. El actual director deportivo del Partizán asegura que Petrovic "fue uno de los primeros jugadores modernos de verdad. En Yugoslavia y en su posición siempre había habido grandes jugadores como Kikanovic, Delibasic, Slavnic, Dalipagic... pero Drazen era diferente. Era más fuerte, más rápido y quería ganar siempre. Ya fuera en la Liga, en la Selección, contra unos juveniles... Le daba igual. El baloncesto era una obsesión para él». Savic recuerda que «su fichaje por el Real Madrid abrió todos los telediarios en Yugoslavia» y que la noticia de su fallecimiento le pilló en Barcelona. «Estaba tomando un café con Ivo Nakic, un ex compañero suyo en la Cibona y que ese año había jugado en Manresa, y cuando nos enteramos no supimos qué decir, no nos lo podíamos creer».

En su etapa en el Real Madrid coincidió con Clifford Luyk. El legendario pívot de origen estadounidense era el segundo entrenador del equipo blanco en la temporada 1988/89. «Drazen era un jugador que en Madrid hizo una escala técnica para saltar a la NBA. No creía mucho en la preparación física, porque decía, como casi todos los yugoslavos en aquel momento, que la parte superior no era lo importante, que lo importante eran las piernas para luchar contra los negros americanos. Entonces, en lugar de ir a la sesión de entrenamiento físico con el equipo se venía conmigo al pabellón y tiraba a canasta con un chaleco de siete kilos (hecho a mano, de forma artesanal) con cemento en los bolsillos. Con él encima tiraba desde más de 7 metros y yo le decía: ''Oye Drazen, que el triple está a 6,25''. Y él contestaba: ''No, prefiero lanzar desde un poco más lejos'. Luego me di cuenta de que estaba en tránsito para ir a la NBA», asegura el que fuera entrenador de Lolo Sainz. «Competía hasta en los entrenamientos, le gustaba ganar y en este sentido era extraordinario. Sobre la cancha no era realmente un jugador súper completo. No le veías hacer todo el campo costa a costa. Era un jugador bastante estático, que con el balón en la mano era imparable. Necesitaba la pelota y no para botarla muchas veces, sino para lanzarla», asegura Luyk.

Uno de los mejores amigos de Petrovic era Neven Spahija. El exentrenador de Baskonia y Pamesa nació en Sibenik como Drazen. «Le conocí cuando tenía cinco años porque vivíamos en la misma calle –Petar Preradovic en Sibenik- él en el número 3 y yo en el 11. Estaba muy cerca del pabellón, a dos minutos andando. Nos pasábamos todo el día jugando en la calle y era muy buen estudiante. Su familia era muy organizada porque su padre era el jefe de la Policía Local y su madre trabajaba en la biblioteca de Sibenik. Eran gente seria. Con 16-17 años ya todo el mundo sabíamos que era una figura. Aunque se fue de Sibenik siempre volvía en vacaciones, le encantaba su ciudad y estar con su gente. El verano después del año en Madrid seguía jugando con sus amigos en la calle», asegura Spahija. Y sigue: «En España tenéis una expresión que es perfecta para definirle: tenía muy mala leche. En la pista tenía muy mala leche. Fue el deportista más carismático de la ex Yugoslavia y siempre fue un paso por delante del resto. Era tan mediático como lo son las grandes estrellas ahora. Para nosotros, los croatas, es un héroe y nunca lo hemos olvidado. En el resto de Yugoslavia se le respetaba. Yo creo que fue grande para todos. Fue el mejor, aunque no hubiera valido como entrenador, pero sí como presidente o general manager».

Juan Antonio Orenga jugaba en el Estudiantes en la temporada que Petrovic estuvo en el Madrid. El exseleccionador español recuerda cómo se enteró de la muerte de Petrovic en la concentración de la selección previa al Eurobasket: "Compartía habitación con Antonio Martín y nos enteramos al ver los periódicos cuando íbamos a desayunar".

"Recuerdo que muchas veces, cuando todos los jugadores de su equipo ya se habían ido del entrenamiento hace rato, era habitual verle a él solo tirando fuera de hora en el Palacio. Compartiamos pista y cuando llegábamos a entrenar, el único que estaba tirando y tirando una y otra vez era él", recuerda. "Antes de irse a la NBA no defendía nada, pero eso cambió después. Era tan inteligente como son nuestros jugadores ahora", asegura Orenga.