Entrevista
Áxel Torres: «En Albania nadie se escandaliza por que griten ‘‘matad al serbio’’»
El libro «Crónicas balcánicas» recoge sus viajes a esa zona de Europa, con especial atención a Albania y a Kosovo
Áxel Torres (Barcelona, 1983) mezcla el periodismo deportivo con la literatura de viajes y los reportajes de guerra en «Crónicas balcánicas», un libro que narra sus viajes por los Balcanes con el fútbol como excusa.
¿Por qué los Balcanes?
Es un lugar que siempre me ha generado curiosidad de entrada. Recuerdo muy bien que de pequeño había una casa muy antigua en la montaña a la que íbamos los fines de semana y había mapas antiguos. Yo cuando me despertaba los domingos siempre me quedaba mirando los mapas y aprendiéndome los países y las capitales y me llamó mucho la atención que de repente el mapa cambiara, es decir, que aquello que yo había aprendido se modificara y que aparecieran nuevas capitales de las que yo nunca había oído hablar. En mi mapa salía Yugoslavia – Belgrado. No salía Ljubljiana ni Skopje ni Podgorica, que de haber salido se hubiera llamado Titograd, ni Zagreb. Eso me generó ya una curiosidad desde niño y el hecho de que por ejemplo, en el Mundial del 90, la selección que juega es Yugoslavia, que eliminó a España con gol de Stojkovic, que es el actual seleccionador de Serbia. Y luego en el 94 ya no existía ese equipo. Es decir, ese equipo que había jugado el 90 en el 94 ya no está y de repente en el 96 aparece Croacia y luego aparece Eslovenia. Me generó mucha curiosidad, que ya desde fuera la tenía y la primera vez que pisé lo que era la antigua Yugoslavia, que fue en un viaje en 2005 a Eslovenia, se acrecentó esa curiosidad y fue a más. Y cada vez tenía más ganas de conocer el territorio, de conocer las distintas repúblicas qué explicaban en cada República, porque por supuesto las versiones de todo cambian en función de dónde vas. En 2013 es una época en que yo estaba como muy productivo. Había publicado mi primer libro y había empezado a escribir el segundo. Tenía muchas ganas de hacer cosas, era un viejo sueño hacer algo sobre los Balcanes y nos fuimos ahí con un amigo que es fotógrafo. Fuimos a lo que saliera y al final fuimos por Albania y Kosovo. Al principio lo de Kosovo básicamente fue porque nos respondieron de la Federación y nos hicieron caso y lo de Albania porque también tenía mucha curiosidad por el país. Sin ser Yugoslavia, todo lo que yo había escuchado de Albania es que era un país muy cerrado, muy oscuro. A mí me generaba mucha curiosidad ver cómo era eso, porque es un país que está al lado de Italia. Geográficamente está bastante cerca y sin embargo, culturalmente y políticamente había estado muy lejos. Tenía ganas de ver cómo vivía la gente allí y qué era Albania. Esa fue la razón.
¿Es más un interés cultural y político que futbolístico?
Por ejemplo en Kosovo me interesaba mucho, una cuestión que es cómo es una liga de fútbol en la que los que ganan no se clasifican para competiciones europeas, porque en aquel momento la Federación no estaba reconocida, Era como una liga fantasma, solo existía en Kosovo y fuera de Kosovo nadie la seguía ni nadie se interesaba. Me llamaba la atención que para los propios jugadores era una competición que no tenía repercusión, que era muy difícil para ellos destacar y que les firmara alguien porque no había ningún foco. La selección no existía, la Liga no clasificaba para Europa. Era el jugar por jugar. Eso me interesaba mucho y esa era la idea con la que fuimos. De repente todo se acelera y les reconocen y la historia cambia. Y el curso del libro cambia. Pero lo que me interesaba es cómo vive y se administra y cómo de sostenible es un fútbol tan aislado al no estar en las federaciones
¿La rivalidad que ha visto en los Balcanes es la mayor que ha visto en ningún lado?
Sí, porque ahí se normalizan cosas que aquí no nos podemos imaginar. Es decir, los cánticos en los estadios no son cosas aisladas, están generalizados. Allí nadie se escandaliza porque un estadio cante: «matad al serbio matad al serbio» o «matad al albanés, matad al albanes». Y es mucha gente., no son tres radicales. Allí está como bastante normalizado por los enfrentamientos que han tenido, porque han sido enfrentamientos muy violentos. Luego ves que van a competiciones UEFA como ahora, hay una repercusión y nosotros nos escandalizamos. ¿Cómo es posible que eso se pueda dar en en un estadio? Hay sanciones, pero ahí está bastante normalizado. Por ejemplo el otro día también salió que entre la afición de Albania había hinchas con el con el uniforme de la UÇK, que es el Ejército de Liberación Kosovar. Según a quien preguntes es una cosa o es otra. Es decir, en Serbia tienen clarísimo que es un grupo terrorista y en Kosovo y en Albania son los héroes de la nación, los liberadores y el ejército del pueblo. Son ídolos, hay estatuas, hay monumentos de líderes de la UÇK en las calles. No es una cosa clandestina, no es una cosa que glorifiquen cuatro radicales. El aeropuerto de Pristina tiene el nombre del creador de la UÇK, el estadio de Mitrovica tiene el nombre del creador de la UÇK. Nadie los ve como terroristas, sin embargo, en Serbia todo el mundo los ve como terroristas y cuando nosotros vemos en el estadio a alguien con un uniforme de la UÇK nos llama mucho la atención porque desde luego es provocador como mínimo para una nación de las que fue a la Eurocopa y ellos lo tienen normalizado. Yo he estado en un partido de fase de clasificación para la Champions entre el campeón de Kosovo y el campeón de Bulgaria y allí no había ningún serbio ni nada y en algún momento dado del partido la grada se pone a gritar «UÇK, UÇK, UÇK» pero porque lo cantan siempre, en todos los partidos. Allí hay una serie de cosas normalizadas, no en todos los Balcanes porque yo creo que Eslovenia es un ejemplo, es un país muy pacífico. Pero en Croacia, en Serbia, en Albania se venden camisetas de merchandising con generales de guerra. Esto todavía pasa allí, hoy pasa, y se traslada al fútbol. Es una realidad muy diferente a la que conocemos nosotros y que choca mucho porque estos lugares están a una hora y media en avión. Es llamativo y a mí me gusta explicar historias que sean diferentes, que sean llamativas, que nos acerquen en una realidad que es distinta a la nuestra. Y desde luego todo el tema de los Balcanes creo que lo es.
Es la frase de Vázquez Montalbán de que el fútbol es una guerra por otros medios.
Totalmente. Hay mucho odio. No se va a dar en esta Eurocopa, pero se podría haber dado una Albania- Serbia. Si se da un Albania - Serbia en plena Eurocopa, Europa se asombraría porque se dio en una fase de clasificación, yo estuve en el partido de vuelta, y en el de ida hubo muchísimos problemas. Es una cosa que sí tuvo una cierta repercusión porque lo que ocurrió fue extraordinario y cuando digo extraordinario me refiero a muy fuera de lo ordinario. Pero claro si pasa en una Eurocopa que tiene mucho más foco y lo ve todo el mundo... Las fases de clasificación nadie las sigue, nadie sigue cómo van los otros grupos. Pero en una Eurocopa y más en esta que se está dando en abierto, la gente tiende a intentar ver todos los partidos. Imagina lo que sería un Albania – Serbia, sería como una una guerra trasladada al terreno de juego.
La guerra el fútbol se han estado muy unidos en los Balcanes a través de personajes como Arkan y otros que son héroes de guerra para un lado o criminales de guerra desde el otro.
El caso de Arkan es muy conocido. Porque además consiguió que un club como el FK Obilić, que antes de su llegada no era grande y no aspiraba a títulos, ganara una liga Serbia. En el fútbol se han refugiado, ya no solo desde los palcos, esas partes de la sociedad muy radicalizadas que todavía sienten el conflicto a flor de piel. Entre las hinchadas de los clubes, podemos hablar de Estrella Roja que tiene una hinchada muy radical, Dinamo de Zagreb, son clubes en los que tú sabes lo que hay en la grada. Pervive todo lo que ha ocurrido en ese lugar. Nosotros tenemos muy presente la guerra de los 90. pero es que los conflictos entre serbios y croatas durante la Segunda Guerra Mundial fueron muy fuertes también. Hay unas rencillas que vienen de siglos. La de Albania y Serbia viene de siglos, es decir, el conflicto sobre qué tiene que ser Kosovo de quién es Kosovo es un conflicto que ya se tenía hace 400 o 500 años. Es muy difícil conseguir que la gente allí, por la cultura que ha tenido y por cómo se ha ido transmitiendo de generación en generación, tenga una mirada fría sobre estos asuntos. Es realmente difícil.
«El conflicto sobre qué tiene que ser Kosovo de quién es Kosovo es un conflicto que ya se tenía hace 400 o 500 años»
¿Es fácil mantenerse neutral? En el libro cuenta que mucha gente le habla de Cataluña de intentan hacer paralelismos.
Sencillo no es. Pero es un esfuerzo que tengo que hacer porque yo no quiero hacer un panfleto. No quiero hacer un libro que busque posicionarse políticamente y dar argumentos a la gente para pensar una cosa u otra. Eso no lo he querido hacer. Lo que ocurre es que desde el principio del libro, en Kosovo la gente nos trata muy bien, hacemos lazos de amistad con gente. Evidentemente cuando estás tan cerca de una parte... que soy muy consciente de que ellos nos trataron muy bien precisamente porque querían que contáramos una versión favorable a su parte, tienes que hacer esfuerzos. Pero yo creo que hay una serie de personajes que aparecen en el libro, algunos de mi entorno más personal que tienen una visión que contrasta claramente con la visión que nos cuentan en Kosovo. Esas apariciones en el libro yo creo que lo equilibran y yo mismo en la voz principal del relato hago muchos esfuerzos por ser muy generoso con la versión que probablemente esté más alejada de mi manera de pensar. Hago un esfuerzo grande por que las simpatías que yo pueda tener no condicionen el libro.
¿Las simpatías son más personales que ideológicas?
Sí, sí. A mí, por ejemplo, el personaje de Vullnet [periodista kosovar] es el que me parece más interesante del libro y es con el que estoy más cerca porque me parece que es la persona menos nacionalista que me he encontrado en un lugar en el que el nacionalismo está por todas partes. Es muy difícil. En Serbia, en Croacia, que no sale del libro pero yo la incluiría siempre que habláramos de eso, en Albania, las expresiones de patriotismo son muy fuertes. Vullnet tiene la mirada que coge más distancia con estas cosas y me parece muy interesante. Evidentemente Vulllnet es kosovar y no quiere hablar de reconciliación con los serbios porque él vivió la guerra. Es decir, él puede tener una mirada muy distante, pero vivió la guerra y eso te marca.
¿Qué es antes el fútbol o los viajes?
Al final a mí el fútbol me abre puertas porque soy periodista. Me presento como periodista de fútbol. Además, la gente allí si hace una búsqueda para puede comprobar que efectivamente soy periodista de fútbol y que he escrito en sitios o aparezco en sitios más o menos importantes. Esto te abre puertas, yo uso esto para poder hacer cosas que seguramente no haría si fuese un turista normal o sí, pero pero me costaría más. A todos los sitios donde voy pregunto a la gente de qué equipo es, por qué es de ese equipo o con quien tienen rivalidad. El interés por el fútbol es absolutamente genuino.
En el libro valoras algunos lugares por auténticos. ¿Puede ser que a veces eso tan auténtico lleva a una vida peor para los que viven ahí?
Es una muy buena pregunta que a veces te hacer tener incluso dilemas éticos. Igual ético es una palabra muy fuerte. Yo creo que sería capaz de vivir en esos sitios. Lo digo ahora sentado aquí, pero me conozco y creo que sería capaz y que podría ser feliz en esos sitios. Pero mucha gente seguramente no. Pero esa es una reflexión buena y muchas veces nos la hacemos. Y podemos acabar siendo bastante duros con nosotros mismos porque nos puede parecer que efectivamente a nosotros nos provoca placer ver cosas que probablemente no son tan buenas para la gente que vive en los sitios. No tengo una respuesta clara sobre este tema. Lo que sí tengo claro es que me lo he preguntado, que me ha generado ciertos conflictos éticos y que yo siempre cuando viajo me veo viviendo en los lugares. Siempre me imagino cómo sería vivir allí y te puedo decir que en sitios como estos me he imaginado viviendo y me ha parecido una buena perspectiva, pero es algo sobre lo que probablemente podríamos ser bastante duros con nosotros mismos o darle una vuelta más.
Para eso viajamos, ¿no? Para ver cosas diferentes. A veces el progreso se confunde un poco con la globalización y con la estandarización de las ciudades.
Yo para eso viajo. Efectivamente, a mí me gusta ver cosas diferentes. Me gusta ver cómo vive la gente en todas partes y y si encuentro un sitio que es muy diferente, pues normalmente me atrae. Me atrae más. Porque si quiero ver una avenida con tiendas de Gucci, de Zara y de Levis pues me quedo en Barcelona y paseo por el Paseo de Gracia. A mí me gusta ver esas cosas. En el libro cuento que una de las ciudades que me impresiona es Novi Pazar. Porque es la única ciudad de Serbia donde vive una mayoría musulmana, fundamentalmente bosniaca, no albanesa sino bosniaca, y cómo conviven ahí las dos comunidades a mí me parece muy interesante. Nos llamó mucho la atención, y nos hicimos amigos de un chico que llevaba una cafetería. Yo me veía yendo todas las mañanas a esa cafetería y hablando del Arsenal porque el chico era del Arsenal. Ahí había globalización, el chico no iba a ver al Novi Pazar, se sabía los resultados del equipo de su ciudad, pero el chico ponía los partidos del Arsenal en su cafetería, que era una cafetería completamente árabe, es decir, el café que hacía era el café turco que los otomanos popularizaron en la zona y el chico veía los partidos del Arsenal y quería hablar del Arsenal. Y yo me veía yendo las mañanas a su café a hablar del Arsenal un rato y luego a seguir con la jornada. Pero claro yo me veo siguiendo con mi jornada y me veo en Novi Pazar escribiendo sobre fútbol. Pero claro si yo hubiese nacido allí quizá no me hubiese dedicado a esto y tendría una vida más complicada. Es muy difícil abstraerse de quién eres y qué haces. Pero a mí me estas cosas me gustan, me gusta descubrir sitios muy diferentes y descubrir que me siento muy a gusto. Eso es algo que me gusta mucho.
«Me gusta descubrir sitios diferentes y descubrir que me siento a gusto»
Al ver una sociedad a través del fútbol, aún tan masculino, no estamos dejando fuera a las mujeres, más de la mitad de la población?
En el libro a partir del cuarto viaje aparece Violeta, que es una voz muy importante. De hecho, me hace de contrapunto en muchas cosas y sí aparece por lo tanto ese personaje femenino. Pero sí, sí, ésa es otra reflexión que he hecho muchas veces y que me he auto inculpado. Yo voy de que el fútbol me interesa en todas partes, partidos grandes o pequeños. Puede haber belleza en un partido de la primera ronda clasificatoria de la Conference League y no le he dedicado esa misma atención al fútbol femenino. Eso es una incoherencia, es decir, creo que tenemos que ser conscientes de nuestras incoherencias. Todo el mundo tiene contradicciones e incoherencias y el primer paso es ser consciente y yo efectivamente, soy consciente de eso. Respecto a la presencia de la mujer, el predominio de la masculinidad en el fútbol en los Balcanes es aún más acusado que en nuestra sociedad y yo diría que si te mueves por ambientes de fútbol en esos países hay menos mujeres que aquí. Hay bares en los que solo hay hombres... Yo creo que es es una sociedad en la que van un poquito más lentos que nosotros en los esfuerzos que estamos haciendo aquí para que esas cosas vayan desapareciendo.
El libro es un poco de todo. Es un poco diario, un poco novela de aventuras un poco reportaje de guerra. Pero hay un punto en que habla también de salud mental. Ahora estaba muy acostumbrados a hablar de salud mental, pero los periodistas no hablamos de la nuestra.
Ese tema sí que tenía ganas de visibilizarlo en algún momento. Porque yo creo que es positivo que la gente que sufre problemas parecidos vea que hay gente que los sufre también y que más o menos puede tener cierto éxito en las cosas que hace, sin ser yo la persona más exitosa de España. Pero bueno, no me ha ido mal y creo que es positivo que la gente que sufre este tipo de trastornos lo vea, que puedes tener estas cosas que son muy jodidas y que puedes al mismo tiempo a llevar a cabo una carrera y y seguir con tu profesión y y avanzar. Y luego yo creo que tengo que explicarle al lector por qué este libro se prolonga y se prolonga y se prolonga. Y no se acaba. Y por qué sale 11 años después de empezar a escribirlo. Creo que es importante explicar que hay un periodo de tiempo en el que yo no tengo ninguna energía para escribir y que se debe a esta cuestión. Yo creo que es básicamente un ejercicio de de sinceridad con el lector y quiero que el lector sepa por qué el libro se demora tanto.
Tampoco es una cosa que nadie le exigiera.
No, pero creo que está bien porque hay momentos en que el libro podría terminar. Cuando Albania se clasifica para la primera Eurocopa podría terminar. Después de que Kosovo le gane a Azerbaiyán y suba a la siguiente división podría terminar. Además hay finales que son como muy redondos: después de que Albania se clasifique y yo acabo de volver de viaje me quedo en el sillón y tengo una sensación de «bueno se ha acabado, o sea lo han conseguido». En Prístina el cuarto viaje termina con una cena con varia gente entre las que está Labi, que ha tenido bastantes problemas, está feliz esa noche por mi visita y porque Kosovo ha ganado. Son finales que podrían ser redondos y sin embargo no acaba ahí el libro y es verdad que nadie lo exige. Pero a mí me apetecía explicarlo
«Quería explicar muy bien en qué consiste el TOC»
Además de la salud, también hay apertura íntima, de su relación de pareja.
Me he abierto en este caso porque estaba bastante relacionado. Yo normalmente cuando he tenido TOC lo he tenido casi siempre relacionado con la hipocondría, pero hubo un episodio que es este que cuento en el libro que estaba relacionado con mi relación de pareja. Si salía a contar el TOC lo quería contar bien, quería que la gente entendiera exactamente en qué consiste, porque muchas veces pensamos en la salud mental solo como cosas que son fácilmente comprensibles: me ha dejado la pareja entro en depresión; me han echado del trabajo, entro un depresión; soy jugador de fútbol, he fallado siete goles, la gente me critica, entró en depresión. Esto es fácilmente comprensible para la gente porque hay una relación causa efecto, pero también hay trastornos que no son tan sencillos. No son tan lógicos. Simplemente existen y yo quería explicar muy bien en qué consistía el TOC. Porque además la palabra TOC se ha usado mucho para manías que a la gente no le genera una mala realidad. La gente dice tengo TOC quiero tener los bolígrafos muy bien ordenados, pero si esto no te genera una sucesión de pensamientos intrusivos y no te genera que en muchos momentos del día te anula porque estás pensando en ello no es un TOC. Yo quería hablar un poco de de este asunto y la historia con Violeta tenía que estar ahí porque el TOC en ese momento iba sobre eso.
Hay trastornos más comprensibles para la gente y que no son tan fáciles de entender.
A mi padre le cuesta entender por qué yo tengo una hipocondría tan fuerte, es decir, yo se lo cuento a mi padre y mi padre me dice ya, pero esto nos pasa un poco a todos. Lo que hay que hacer es pensar en otra cosa, ¿no? Yo no puedo pensar en otra cosa, es decir, si tuviera esa capacidad de poder pensar en otra cosa y olvidarme de esa preocupación no tendría este problema que tengo. Y bueno yo creo que si no lo sufres cuesta imaginarlo. Intento ser didáctico en el libro para acercarlo un poquito más a la gente.
¿Qué es lo que le lleva a ese punto de abrirse tanto?
Siempre en mis libros he escrito bastante de esta manera. Es un registro que creo que se me da bien, que saca lo mejor de mí y lo he cultivado desde siempre. Quizás no había ido a lugares tan íntimos como esta vez, pero es algo que sí que me gusta hacer. Sé que hay gente que considera que no deberíamos los autores hablar tanto de nosotros mismos, es una crítica que se hace recurrentemente. Pero me parece que cuando tenemos la oportunidad de contar cosas que nos pasan es sobre lo que tenemos más información, es sobre aquello sobre lo que tenemos toda la información y lo vivimos tan de cerca que puede dar un testimonio interesante. Yo creo que eso para el producto es bueno. Yo siempre, siempre, en los cuatro libros que he escrito, he contado bastantes cosas de mi vida. En este caso llama la atención probablemente porque es más profundo, pero es algo que he hecho en los cuatro libros.
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