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Garuba ya es una estrella

El canterano de 19 años fue decisivo en el partido que sentenció el pase del Real Madrid a la final de la Liga Endesa

La intensidad de Garuba desbordó al Valencia Basket
La intensidad de Garuba desbordó al Valencia BasketJuanJo MartínEFE

En el día más decisivo, el mejor partido de su corta carrera. Usman Garuba lideró al Real Madrid a la novena final de la ACB en la «era Laso». En la temporada más complicada, el Madrid batió el récord de la primera fase y peleará por el título con el factor cancha a favor. Y con un canterano de 19 años como referente. «Usman siempre juega bien. Hay unos mínimos que él siempre te pone en el campo. No racanea nada, va a todo. Ha mejorado en muchos aspectos del juego y él es básico para nosotros», confesaba Laso a Movistar + después de la victoria que le convertía en el técnico con más triunfos en la historia del club por delante de Lolo Sainz y Pedro Ferrándiz.

En la rueda de calentamiento, Laso tenía dos efectivos que no habían aparecido en toda la serie: Abalde y Llull. «Son gente que igual no está para grandes alardes, pero son grandes jugadores», decía el técnico. Por eso cuando Alocén se tuvo que retirar con unas molestias apareció Llull en pista. El alma del equipo cerró el primer cuarto con un triple sobre la bocina. Fue el arma al que se agarró el Madrid para dominar el partido en los dos primeros periodos. Los blancos tiraron más y mejor de tres que de dos. Pero es que al Valencia le sucedió lo mismo. Respondió al acierto exterior con el mismo argumento. De ahí la igualdad. El explosivo arranque de partido de Causeur (8 puntos en el primer cuarto) y Garuba (7 puntos, 5 rebotes y 2 robos en el mismo tiempo) sirvió para que el Madrid amenazara (10-3). El Valencia no se alteró. Cuando Ponsarnau tiró de rotaciones el partido se equilibró y si el Madrid se fue al descanso con algo de ventaja (42-39) fue gracias al rebote ofensivo.

Llull está lejos, muy lejos de su mejor forma, pero su aportación al equipo va mucho más allá de lo que le permite su estado físico. Su simple presencia es una amenaza y genera espacios que sus compañeros pueden aprovechar. Así fue como el Madrid cogió cierta fluidez. Suficiente para lograr un parcial de 12-4 (59-50) que coincidió con la aparición de Tavares. El pívot llevaba ausente partido y medio, pero apareció a tiempo y terminó haciendo un poco de todo (7 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias y 3 tapones). El Valencia demostró su carácter respondiendo al penúltimo arreón del Madrid (68-59). Aunque para carácter el de Llull y el de Garuba. Con el partido moviéndose en distancias asfixiantes, el base se tuvo que ir al banquillo con gesto de dolor. Regresó mientras Garuba se hacía dueño de la situación. Un triple, un error en defensa debido a su intensidad, una jugada de dos más uno... su hiperactividad del primer cuarto se multiplicó en los minutos finales y acabó con 16 puntos, 14 rebotes y 2 robos. Un rebote ofensivo de Tavares a 16 segundos del final acabó con el Valencia. «Es impresionante el trabajo de los chicos durante toda la temporada. Podemos jugar mejor o peor, pero somos competitivos siempre». Laso sabe de lo que habla.