Deportes

Crisis

Peñas de Huesca. El grito de auxilio de un clásico del baloncesto español

Ha lanzado una campaña solidaria para recaudar fondos que le permitan sobrevivir en la Leb Oro

El Peñas de Huesca lucha por su supervivencia
El Peñas de Huesca lucha por su supervivenciaPeñas de HuescaTwitter

El Peñas de Huesca es uno de los clubes fundadores de la ACB, uno de los 16 equipos que participaron en la temporada 83/84 en la transformación definitiva del baloncesto español hacia el profesionalismo. Esa aventura duró poco, descendió ese año a Primera B, pero regresó hasta convertirse en uno de los clásicos de la mano de una pareja de «americanos» muy especial, Brian Jackson y Granger Hall. Estuvieron doce años en la élite y siguen siendo el único equipo oscense que ha ganado al Real Madrid y al Barcelona. Pero los buenos tiempos se marcharon y ahora el club lucha por la supervivencia en la LEB Oro.

Ahogado por las deudas, sus gestores han lanzado una campaña solidaria de colaboración para poder mantener vivo al equipo. «Antes de hacerlo público hemos agotado todas las opciones que estaban a nuestro alcance. La última bala que nos quedaba era hacerlo público y lograr sensibilizar a la gente para que entre todos puedan hacer algún donativo, venir a ver los partidos, porque ahora no vemos otra solución más que la de salir a la calle y pedir ayuda», explica Antonio Orús, el presidente del club.

«Hace años que veníamos trabajando con muy pocos recursos. Ya antes de la pandemia, desde que se eliminó el canon de acceso a la ACB, al haber posibilidad real de subir para muchos clubes empezó a subir el nivel de la Liga, los jugadores pedían más dinero, cada vez era más caro y nosotros íbamos sumando poco a poco pérdidas», cuenta Orús. «Pero a raíz de la pandemia ha sido un desastre porque no hemos llegado ni a sacar el diez por ciento de las previsiones de abonados o de taquilla. De taquilla hicimos un tres por ciento de lo que esperábamos. Confiábamos en que iba a haber alguna relajación en las restricciones, pero aquí en Aragón fuimos de los más duros. Salíamos a jugar fuera y había gente en los pabellones y nosotros en casa no podíamos tener a nadie», añade.

Perdieron abonos, ingresos por taquilla, ingresos del bar y de merchandising. Los patrocinadores se echaron atrás, muchos no renovaron y la situación fue empeorando poco a poco.

«Vas sumando 50.000 de aquí, 50.000 de allá y otros 60.000 de allá y tienes un agujero de 300 o 350.000 euros que ahora mismo no somos capaces de remontar», reconoce el presidente del Peñas. La directiva ha puesto dinero, ha avalado créditos y ha comprometido su economía, su vida personal y la salud en la gestión del club. «Somos gente normal que lo está haciendo por amor al arte y encima el patrimonio de tu familia está comprometido, el de tu mujer, el de tus hijos, y llega un momento en que ya no podemos tirar para delante y necesitamos que alguien nos eche una mano», dice.

Probaron con el Huesca de fútbol y con las instituciones. La única que ha respondido es la Diputación, que ha sumado el histórico patrocinio de La Magia al de Levitec, con el que ya contaba el club. El Ayuntamiento le cede el pabellón y le entrega una pequeña subvención. «Pero la mitad se nos va en pagarles la pista», se lamenta Orús.

El Peñas volvió a la actualidad cuando se convirtió en el rival del Girona en el debut de Marc Gasol. Pero en Huesca no tienen una estrella como él que se haga cargo del club. Por eso han lanzado su campaña en la web www.salvatubaloncesto.com en el que cualquiera puede donar una cantidad para ayudar a la supervivencia del Peñas.

«Intentaremos que esto esté abierto todo el año, pero nos hemos marcado el objetivo de conseguir en un mes al menos 150.000 euros. Sería el dinero necesario para poder acabar la temporada», confiesa Orús.

Brian Jackson ya ha mandado su mensaje de apoyo al club. El estadounidense es una leyenda de la ACB, el tercer máximo anotador de su historia y el primer jugador que llegó a los 6.000 puntos. El club llevaba tiempo buscándolo para intentar hacerle un homenaje. Si todo va bien, el próximo año puede volver a encontrarse con Granger Hall para recordar a Huesca lo grande que un día fue su equipo de baloncesto. Pero antes hay que sobrevivir.