Entrevista

Alberto Abalde: “Sería hipócrita si dijera que no duele más perder con el Barça”

«Aquí no hay excusas nunca», dice Abalde sobre el Madrid horas antes de los cuartos de la Copa del Rey ante el Breogán. Presume de vigués, no sigue la NBA y se olvida de un calendario de «locura» viendo «algún partido de fútbol»

Alberto Abalde, en un partido reciente del Real Madrid
Alberto Abalde, en un partido reciente del Real MadridPedro CastilloReal Madrid 2021

Alberto Abalde (15-12-1995, Ferrol) se considera «vigués» y un enamorado de las Rías Baixas: «Para mí, el mejor sitio del mundo». En los cuartos de Copa hoy espera el Leche Río Breogán de Lugo: «Es un orgullo que haya dos equipos gallegos en ACB». El alero y el Madrid llegan en un momento peculiar al torneo. «El calendario de las últimas semanas ha sido una locura. Llegaba a casa y no veía ningún partido, como mucho alguno de fútbol porque no me daba la cabeza para más», asegura. Vive solo en el centro de Madrid y no sigue la NBA, «sólo a los españoles y no veo muchos partidos. No me planteo aquello como una meta. Acabo de empezar en el Madrid y hay que dar muchos pasos aquí», confiesa.

¿Cómo se encuentra después de jugar 14 partidos en 35 días?

La carga de partidos estas últimas semanas es una barbaridad, una locura. Hay semanas que estás al principio o el mismo domingo y no recuerdas contra quién juegas el domingo siguiente, porque en esos seis días tienes otros dos partidos antes. Esto supone no sólo estrés físico, también estrés mental y eso es lo realmente lesivo. Todo el mundo tiene sus cosas, tocado algo, pero la motivación de lo que viene nos hará recuperar y estar a tono para la Copa.

¿Ve alguna solución a un calendario que como dice Jasikevicius ya no es malo, es absurdo?

Soy de los que piensa que hay que replantearse algunas cosas porque, hombre, el nivel de exigencia es muy complicado de aguantar. Cada vez hay más lesiones, más graves y con más partidos. Los que mandan deberían pensárselo y dar una vuelta a todo.

Segunda temporada en el Real Madrid, ¿con qué se queda de la primera?

Fue un año extraño por todo lo que está pasando. A nivel profesional fue un aprendizaje brutal, un año de adaptación, de sacar muchas experiencias que sirven para todos los días. Hay unos compañeros de un nivel espectacular, jugar con ellos es un placer porque son gente de muchísima calidad y hacen muy fácil cosas que son muy difíciles. También te das cuenta pronto de la grandeza y la exigencia del Madrid. Aquí cada partido hay que ganarlo y cada título hay que luchar por ganarlo. La responsabilidad de la camiseta se asume nada más llegar.

¿Es tan diferente el Madrid a otros clásicos como el Joventut o el Valencia?

Es diferente a todo. Da igual un partido de pretemporada, un partido de aquellos que la gente piensa sólo en el siguiente... aquí hay que rendir siempre al máximo y no hay excusas nunca.

¿Cuál es su primer recuerdo vinculado al baloncesto?

De muy pequeñito siempre había balones en casa. Mi padre como jugador y mi hermana, que empezó mucho antes que yo, me transmitieron la pasión por el juego. Recuerdo de pequeño en verano una canastita que nos hizo mi abuelo en el garaje. Mi madre siempre estaba apoyando, es una entendida más.

El basket pudo con el fútbol...

Sí, en el colegio jugaba al fútbol, pero no se me daba bien y en cuanto empecé a crecer un poco me pasé al basket. Lo que pasa es que allí en Vigo éramos todos muy del Celta, íbamos a ver los partidos del Celta de Karpin, de Mostovoi... había un gran equipo y estábamos bastante enganchados al fútbol.

Dejó su casa con 14 años camino de Badalona...

Visité también al Estudiantes, pero cuando fui a Badalona y hablaron conmigo me encantó lo que vi y no me lo pensé. La formación fue muy buena.

En un baloncesto cada vez con más especialistas, usted hace de todo...

Mi objetivo es ser lo más completo posible. Me da igual el puesto, lo más natural es de «3» o de «2», pero quiero estar preparado para lo que haga falta.

En Valencia trabajó con un psicólogo, ¿sigue con él?

Sí. Como suele pasar muchas veces, empecé por un momento malo. Que no debería de ser así, pero cuando no te encuentras bien o no estás con confianza buscas ayuda. Me lo recomendó mi compañero Rafa Martínez, que ya había trabajado con él, y me di cuenta de todo lo que me ayudaba y lo mantengo. Dependiendo del calendario tenemos una base de trabajo que vamos manteniendo.

Después de la racha de derrotas, ¿habló con él?

Hablo cuando ganamos y cuando perdemos, cuando juego bien y cuando no. La gestión de las emociones tiene que ser continua. Cuando las cosas salen mal es momento de mantener la calma y ver las cosas con perspectiva y saber que en una temporada tan larga hay momentos malos. Se trata de aprender de esos momentos porque la gestión de las emociones o de las frustraciones es algo muy individual, muy interior, muy privado.

¿Duelen más las derrotas ante el Barça?

Sería hipócrita si te dijera que no duele más perder con el Barça. Los últimos dos partidos no hemos sido capaces de ganarles, pero hemos sacado conclusiones para ganar el próximo.

¿En qué es superior el Madrid al Barça?

Somos muy sólidos y tenemos muchas armas. Tenemos gente muy grande, muy buenos tiradores, gente capaz de crear mucho juego, somos un grupo con mucho potencial y con mucho margen de mejora. Ellos también hacen muchísimas cosas bien y tienen una defensa muy sólida.

¿Puede o debe el entrenador ejercer de psicólogo?

Un entrenador es el líder del grupo y tiene que estar capacitado para transmitir su energía y conocimientos. Laso conoce bien a los jugadores, sabe lo que necesitamos. Aprieta y da espacio al jugador en cada momento, cuando toca. Los últimos resultados no han sido buenos, ha habido un bajón, pero estamos preparados para la Copa.