Opinión
La fe del Real Madrid también funciona en baloncesto
A este equipo le ha pasado de todo esta temporada, sólo le hubiera faltado que le diera un infarto a su entrenador...
Al Real Madrid de baloncesto esta temporada le han pasado tantas cosas que sólo le hubiera faltado que le diera un infarto a su entrenador... ¡Oh, wait! Resulta que hasta ese drama ha tenido que superar este grupo de jugadores, que ha convertido la supuesta mayor crisis de la etapa de Pablo Laso en un doblete de Supercopa y Liga Endesa y que se quedó a un palmo de ganar también la Copa del Rey y la Euroliga. Donde algunos veían el fin de una era, ha surgido una buenísima temporada en la que de lo único que se ha librado el Real Madrid es de que una mañana Tavares se levantara de la cama y de repente midiera 1,70.
Todo lo demás que le podía pasar le ha pasado: desde el brote de covid que obligó a los blancos a jugar, y a ganar, al CSKA con una rotación llena de juveniles, hasta otra epidemia de lesiones de larga duración como las de Alocén, Williams-Goss y la doble de Randolph, al que ya no le quedan más ligamentos por romperse. El Barcelona era un ogro con Jasikevicius y Mirotic, pero no pudo alcanzar ese quinto partido en el Palau Blaugrana. «Murió» el Barça en el cuarto, en un WiZink Center encendido donde estaba atento, a pie de pista, en uno de los fondos, Carlo Ancelotti, que pensó que para un domingo de vacaciones era un buen plan ir a ver un enorme partido de baloncesto.
Aplaudía el entrenador italiano cada canasta de su club y levantaba la ceja igual que cuando dirige los partidos de los chicos del fútbol. Su temporada ha sido parecida a la de la sección de baloncesto: al principio muchos los veían fuera de la lista de favoritos a ganar la Champions, porque la plantilla estaba llena de jugadores veteranos que habían llegado al final de su vida útil. Unas cuantas remontadas después, el Madrid ganó la decimocuarta Copa de Europa, con Benzema apuntando al Balón de Oro y Vinicius siendo más contundente en el área que «Torpedo» Müller.
En el baloncesto se hablaba de un fin de ciclo cuando los de Laso entraron en esa racha de derrotas nunca vista desde que llegó el vitoriano y se pintaba un vestuario incendiado y una situación irreconducible. Y resultó que Tavares fue Olajuwon y Patrick Ewing al mismo tiempo y Rudy pudo dedicarle el título a la memoria de su padre.
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