Vuelta a San Juan

Vinicius Rangel, el brasileño de las bicicletas de dos ruedas

El corredor de Movistar luce el maillot de campeón de Brasil en la Vuelta a San Juan

Vinicius Rangel, con el maillot de campeón de Brasil, encabeza el grupo de Movistar en una etapa de la Vuelta a San Juan
Vinicius Rangel, con el maillot de campeón de Brasil, encabeza el grupo de Movistar en una etapa de la Vuelta a San JuanMaximiliano BlancoGetty Images/EFE

El nombre de Vinicius Rangel (Cabo Frío, Brasil, 26 de mayo de 2001) evoca el de un famoso futbolista, famoso por otro tipo de bicicletas, pero hace tiempo que él se olvidó de la pelota. “La verdad es que soy muy malo para eso”, dice. “Seguramente todos los brasileños pasamos por una escuela de fútbol, pero hay gente que ha nacido para eso, que tiene mucho talento de base. Como no me daba intenté otro deporte, intenté la lucha, pero nada. Probé con el Jiu jitsu y con el taekwondo, que lo hacía mi tío”, añade. Pero su sitio estaba en otro lado. “Porque lo que me gustaba a mí era el ciclismo. Estás libre, iba para la escuela en bici. Era una cosa que me encantaba desde crío. Empecé sin mucho apoyo, he tenido mi técnico y mi primo, que siempre ha creído en mí”, explica.

El ciclista de Movistar luce con orgullo el maillot de campeón de Brasil en al Vuelta a San Juan. Él es el encargado de controlar el pelotón para que, como sucedió en la etapa del miércoles, Fernando Gaviria pueda llegar a disputar el esprint sin sorpresas.

Pero hasta llegar aquí el camino no ha sido sencillo. “Yo vivía en Cabo frío, en una zona apartada y tenía 12 o 13 kilómetros hasta la escuela. 25 kilómetros entre ida y vuelta. Mi primer entrenamiento fue con mi primo. Cien kilómetros hicimos. Me llevó ahí currando, porque yo ya iba fatal. Ahí era “mañana sale otra vez o no quiere saber más de la bici”. Pero me gustó un montón la libertad que la bici te trae”, explica.

Y así, buscando la libertad se marchó de casa con 14 años camino de Sao Paulo. Antes había trabajado ya de camarero, de albañil y como repartidor de pan. “Era 2016, sabía lo que quería y era vivir del ciclismo. Fue la primera vez que conviví con otros ciclistas. Ahí si supe lo que es trabajar para un equipo, lo que es el ciclismo de verdad. Aunque hasta ahora también me divierto. Siendo un trabajo muy bueno se hace con placer y no es un trabajo. Todos intentamos dar el máximo”, confiesa.

En casa tampoco tenía referencias. “Nadie hacía deporte”, dice. “Me gustaba la bici, pero no conocía a nadie. Por ejemplo, Mario Ribeiro es el único brasileño que ha ganado una etapa en el Tour. Antes no sabíamos, pero ahora es un ídolo para nosotros”, asegura.

Los Juegos Panamericanos fueron la primera competición en la que se hizo notar. “Hice cuarto en la contrarreloj y mi técnico de Brasil me mandó al Mundial. Fue el año que ganó el Bala [Alejandro Valverde]. Fui para allá, pero yo corrí con Remco [Evenepoel], que ganó [en categoría juvenil]. Tenían dinero para que fuera yo solo y fui solo. Conocí a Antonio Silvestre, un técnico brasileño que se puso en contacto con sus amigos de España, con Unzué también y fui a hacer una prueba con el equipo del Bala en 2019, de juvenil. Al otro año volví, en 2020, el año de la pandemia, corrí aquí con la selección sub’20 y el resto es historia”, relata Vinicius.

Luego en 2021 fiché ya por el Telcom, un equipo navarro, y pude ganar la Vuelta a Cantabria o la Vuelta a Salamanca. Y luego ya he podido ir al Mundial y eso me ha dado la posibilidad de subir a Movistar”, recuerda el brasileño. “Soy un poco completo. Soy más de clásicas, de carreras de un día, subo bien, no soy escalador, pero me defiendo”, afirma.

Vinicius Rangel está asentado en España. Vive en Torrent, junto a otro ciclista brasileño y al colombiano Sergio Higuita. “Me gusta la zona, es una zona de playa”, dice. Y aquí, en España y en el Movistar, espera hacer carrera.