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Ciolek bate a Sagan en la Classicissima

Ciolek sorprendió en el último metro al favorito Sagan, e inscribió su nombre por primera vez en el historial de la clásica Milán-San Remo, primer "monumento"de la temporada ciclista, que sufrió severos recortes por la nevada.

El alemán Gerald Ciolek sorprendió en el último metro al favorito, el eslovaco Peter Sagan, e inscribió su nombre por primera vez en el historial de la clásica Milán-San Remo, primer "monumento"de la temporada ciclista, que en su 106 edición sufrió severos recortes por la nevada.

Sagan, con cinco triunfos este año, parecía en condiciones ideales para ganar por primera vez en San Remo, al llegar en un grupo de seis al último kilómetro, pero lanzó el esprint de forma prematura y Ciolek, que le sostuvo el pulso, le batió sobre la línea con un tiempo total de 5h37:20.

El temporal de nieve obligó a los organizadores a decretar dos neutralizaciones para no poner en peligro la seguridad de los ciclistas, que pasaron el Turchino -km. 142, primer ascenso, el más duro de la carrera- y La Manie (km. 204) arrellanados en el asiento del autobús en dos neutralizaciones de la carrera.

Cuando se produjo la primera suspensión, entre los km.117 y 163, marchaba por delante un sexteto formado por Matteo Montaguti (AG2R), Diego Rosa (Androni), Filippo Fortin (Bardiani Valvole), Maxim Belkov (Katusha), Lars Bak (Lotto) y Pablo Lastras (Movistar), que había saltado del grupo en el km. 13.

En la primera neutralización los fugados tenían un margen de 12:30 sobre el pelotón, y en la segunda (km. 213), se había reducido a 7:10, una ventaja que les dejaba una esperanza para afrontar los 130 km. que faltaban hasta San Remo.

Todos los pronósticos apuntaban al eslovaco Peter Sagan, un velocista polivalente que demostró una gran puesta a punto en la reciente Tirreno-Adriático al ganar dos etapas, y al suizo Fabian Cancellara, ganador en 2008 y segundo en 2010 y 2011.

El equipo Cannondale de Sagan y Moreno Moser se puso de inmediato a trabajar al frente del pelotón y la ventaja comenzó a bajar: 5:13 a 86 km. del final.

La lluvia no daba tregua a los corredores, que ya eran cinco porque Fortin se había quedado, y cuando el margen de los escapados cayó por debajo de los tres minutos, todavía con 60 km. por delante, la fuga estaba abocada al fracaso. Lastras y Montaguti fueron los primeros en rendirse.

Vincenzo Nibali, que venía de ganar la Tirreno-Adriático, abandonó a 42 km. del final, incapaz de seguir el ritmo marcado por el Sky, que trabajaba para Mark Cavendish. También había puesto pie a tierra Matthew Goss, vencedor en 2011.

Belkov, Rosa y Bak, los tres supervivientes del corte, fueron absorbidos justo cuando la carrera llegaba a su fase decisiva, en el ascenso al Cipressa, que se coronaba a 22 km. de meta.

El Cipressa y el Poggio, a seis del final, ofrecían las últimas oportunidades a los aventureros, de forma que las hostilidades se rompieron inmediatamente y la primera víctima fue el vencedor del año pasado, el australiano Simon Gerrans.

Por la cima del Cipressa pasó un grupo de una treintena de corredores, y en la bajada aceleró el campeón mundial, Philippe Gilbert, que se llevó consigo a otros siete.

El francés Sylvain Chavanel fue el siguiente en probar fortuna, formando un trío con el inglés Ian Stannard y el ruso Eduard Borganov que a 10 km. de meta tenían 26 segundos de ventaja a pie del Poggio.

Un ataque de Stannard le dejó solo con Chavanel. Juntos coronaron el Poggio con 25 segundos sobre el grupo, en el que se movieron Luca Paolini, Sagan, Gerald Ciolek y Fabian Cancellara en pleno descenso para atrapar, a 3 km. del final, al dúo delantero.

Sagan, el mejor velocista de ese grupo selecto, parecía tenerlo todo a su favor, pero no contó con la potencia de Ciolek.