LaLiga Santander
El Barcelona se gusta sin Messi frente al Valencia (5-2)
Ansu Fati apareció como un rayo, como es habitual en su vida y marcó el primer gol del Barcelona al Valencia cuando no había llegado el minuto dos del partido. Que este chico de 16 es un fenómeno no hay duda ya y en él ven los barcelonistas al heredero de Messi, que por ahora lo ve, lesionado, desde el palco. Es la aparición más fulgurante del fútbol, arrollador, habrá que ver cómo acaba, pero no puede ser más ilusionante. Él dio el pase del segundo gol que hizo De Jong.
Cuando el Valencia se asentó (lo que no es fácil para un club tan volcánico) ya llevaba dos goles. Pero tuvo su momento. El Barcelona se tranquilizó, pudo correr y Gameiro, con permiso del VAR marcó.
Parecía que iba a haber partido, pero era falso: el Barcelona se estiró un poco, se puso a ello y no dio opción al Valencia. Piqué hizo el tercero y después Luis Suárez los otros dos. Una fiesta del Barcelona, que recupera sensaciones. Nadie puede apostar cómo va a ser el futuro del Valencia de Celades. Marcó otro gol, pero no importó.on 16 años, Ansu Fati se presentaba por primera vez como titular en el Camp Nou. Un templo que hace temblar las piernas a cualquiera, pero no a este chico cuyo fútbol es mucho más maduro de lo que dice su carné de identidad. El descaro del canterano sólo necesitó seis minutos para desplumar al Valencia, que llegaba a Barcelona ensimismado en sus propios problemas y cuando quiso despertar ya perdía 2-0. Y caía porque Ansu Fati está aprovechando sus oportunidades, que son la lesiones de Messi y Suárez. No estaban los dos capos en el once titular, así que Valverde le dio la camiseta de titular.
Lo primero que hizo el niño fue clavar un derechazo por bajo a Cillessen tras un buen movimiento sin balón de Griezmann y poco después, entró en el área por el costado izquierdo y le rompió la cintura a Garay antes de levantar la cabeza y ponerle el balón en el punto de penalti a De Jong, que llegaba desde atrás mostrando una de las virtudes de su repertorio. Messi sonreía desde su asiento tranquilo, porque las cosas funcionaban a pesar de que su baja se está alargando más que nunca. Mientras se recupera la estrella, el Barça demostró muchos recursos ofensivos en la goleada que le devuelve el sosiego en Liga. Carles Pérez fue el más tímido del tridente ofensivo alternativo que planteó Valverde, porque si Ansu Fati apareció como un ciclón, Griezmann lo hizo para encarrilar un partido que se había complicado inesperadamente. Su disparo desde la frontal no era malo y llevaba intención, pero el principal responsable del tercer gol azulgrana fue Cillessen, que falló estrepitosamente en esa acción en su regreso a la que ha sido su casa últimamente.
No supo poner el cuerpo detrás del balón, que se fue al palo y que rebañó Piqué enseñando otra vez el alma de delantero que lleva dentro. Otra vez la tranquilidad también en el marcador que el Valencia había amenazado con esa fe que le ha inculcado Marcelino y que Celades debería tratar de mantener. Su arranque de partido después del cambio en el banquillo y la guerra interna entre el vestuario y la propiedad fue un desastre, pero se repuso el equipo con las señas de identidad que le han llevado a la Champions y a ganar la Copa. Robar y salir rápido a la contra es su ADN y tras algunos intentos de Gameiro a la carrera, fue en una jugada más elaborada donde recortó distancias. Finalizó el francés una buena triangulación que necesitó del VAR para ser validada. Lo malo para el Valencia es que no estaba para grandes hazañas y su intento de recuperación se lo cargaron Cillessen, con su error, y Suárez con su eterno olfato goleador. Nada más aparecer tras su lesión le quitó el polvo a la base de palo derecho de la portería rival y sacó otra sonrisa a Messi, al que el público coreó cuando ya estaba todo decidido. Las nubes se despejan justo antes de que llegue la Champions y vuelva Messi. Mientras tanto, Ansu Fati deslumbra y Suárez afina la puntería.
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