Fórmula 1

La rudimentaria técnica de 1934 que hará más rápido el coche de Fernando Alonso

Las nuevas normas de la fórmula 1 traen de cabeza a las escuderías que usarán este viejo método para aligerar sus coches hasta 6 kilos en el GP de Australia

Fernando Alonso
Fernando AlonsoAsanka Brendon RatnayakeAgencia AP

La nueva reglamentación en la Fórmula 1 para esta temporada trae de cabeza a las escuderías que aún no acaban de dar con la tecla para dar más velocidad a sus monoplazas o solucionar problemas como el maldito “Porpoising”. El Mundial de Fórmula 1 de 2022 ha experimentado uno de los cambios ‘más drásticos’ de su historia y los equipos han tenido que implantar dichas modificaciones en sus monoplazas. En el caso de Mercedes que, por ejemplo, a parte del cambio de la gran entrada frontal de aire por una más estrecha, una de las cosas que más han llamado la atención es que han recuperado el color plateado.

Alpine también ha venido realizando modificaciones. La escudería se ha visto obligada a cambiar el motor del monoplaza de Fernando Alonso después del problema que le obligó a abandonar en Arabia Saudí, un contratiempo que en Alpine aseguran no modifica el plan. Pero no es el único cambio que sufrirá el monoplaza de Fernando Alonso. Durante las últimas temporadas, los coches de Fórmula 1 han ido ganando tamaño y, por ende, peso. En la pelea titánica por ganar décimas respecto a sus rivales, las escuderías de la categoría reina del motor están buscando maneras de hacer que el coche pierda peso, algo que también afecta al monoplaza del piloto asturiano.

Aligerar peso, ganar décimas

Para ello, han recurrido a la técnica usada en la Eifelrennen, celebrada el 3 de junio de 1934 en Nürburgring en la que debutó el W 25. Aquella noche previa a la carrera, los comisarios comunicaban a los responsables del equipo Mercedes- Benz que el peso de sus vehículos se encontraba un kilogramo por encima del peso máximo por reglamento para el vehículo sin líquidos y ruedas.

La solución fue directamente la de retirar la pintura blanca que representaba a Alemania (los coches italianos llevaban la roja, los franceses el azul o los británicos la verde) para poder cumplir con las exigencias de peso. Durante aquella noche, los técnicos trabajaron a destajo para rascar por completo cada una de las carrocerías de aluminio y dejar a la vista el característico color plateado que daba durante años el sobrenombre a las flechas de Mercedes-Benz.

La F-1 pierde color

Y este rudimentario método es a la que han tenido que recurrir la Fórmula 1, a pesar de sus avances tecnológicos. En Arabia Saudí ya se vio como algunos coches perdían color y el negro en varias carrocerías iba ganando terreno, sobre todo en McLaren, el color de la fibra de carbono, que aparece al lijarse la pintura para poder acercarse a los 798 kilos que solo cumple el Alfa Romeo. Una táctica que ha sido reconocida por Red Bull que admiten que mientras se buscan soluciones para aligerar las piezas de los monoplazas ”toca sacar la lija porque toda la pintura, aunque fina y espolvoreada, supone 6 kilos completos”.

Así, en el GP de Australia veremos como el Alpine de Fernando Alonso, que usará el coche que le acompañará el resto de la temporada, pierde rosa en la zaga y en el carenado trasero. Y puede que aún elimine algo más de color para ganar unas décimas.