Opinión

La cuenta atrás de la Superliga

El nuevo torneo con unos retoques se convertirá en un producto irrechazable

Bernd Reichart, nuevo CEO de la compañía A22 Sports Management, que ejercerá como portavoz de la Superliga
Bernd Reichart, nuevo CEO de la compañía A22 Sports Management, que ejercerá como portavoz de la SuperligaA22 SPORTS MANAGEMENTA22 SPORTS MANAGEMENT

Qatar albergará en menos de un mes la vigésimo segunda edición de la Copa del Mundo de fútbol. Arabia Saudí organizará en 2029 los Juegos Asiáticos de Invierno. Y antes de mitad de siglo no descarten que Dubai o Abu Dhabi alberguen unos Juegos Olímpicos. Lo de la Supercopa en el Estadio Rey Fahd, los amistosos de la NBA en el Golfo Pérsico, el circuito LIV de golf, los Grandes Premios de MotoGP y Fórmula Uno en la zona, los clubes-Estado... son todo ramas del mismo árbol.

La Superliga no es más que la evolución lógica de una Champions mejorada por mucho que algunos se llevasen y se siguen llevando las manos a la cabeza. Los errores en su concepción no deben impedir ver el bosque. Los responsables han asumido muy pronto que una competición cerrada no tiene cabida en Europa. Los premios y los castigos son un estímulo para la competitividad. Y la posibilidad de enfrentamientos constantes entre los mejores es el mejor acicate para consumir un producto irrechazable en cualquier parte del mundo. Para vender entretenimiento nadie mejor que Estados Unidos. Las cifras que se manejan en los derechos televisivos de la liga más importante en USA, la de fútbol americano, son la envidia de cualquier otra competición. La NFL firmó el año pasado un contrato de 110.000 millones de dólares por 11 temporadas. La cifra no puede ser más redonda: 10.000 kilos por curso. La NBA firmó en 2016 un contrato por nueve años a cambio de 24.000 millones. Una baratija ante lo que se avecina en 2025 cuando los responsables de la competición a aspiran a triplicar esa cantidad. El contrato que LaLiga firmó a finales del año pasado ronda los 1.000 millones de euros por temporada. Una cifra más que respetable para una competición que no atraviesa su mejor momento. Lo de la Superliga, tarde o temprano y con algunos retoques, será una realidad.