El Atlético asalta Old Trafford (0-1) y se mete en cuartos de la Champions

A veces hay que desafiar a la lógica para que todo encuentre su orden. Eso hizo el Atlético en Old Trafford. Los balones aéreos son su gran debilidad en los últimos tiempos. Y por arriba llegó el gol de Lodi que lo puso por delante en la eliminatoria. No es el brasileño un jugador que se anime con frecuencia a golpear la pelota y tampoco a Griezmann le gusta centrar con la derecha. Pero entre rareza y rareza el Atlético encontró el camino para seguir adelante en Europa.

Ayudó que Oblak se pareciera a sí mismo. Con la asistencia de la suerte, como en el remate de Elanga que despejó con la cabeza o por su intuición y colocación, como en el remate de cabeza de Varane que despejó cuando el United más apretaba en busca del empate. Para confirmar que ha vuelto, el portero esloveno atrapó con una mano la chilena de Cristiano en el rechace.

Oblak volvía a ser fundamental en una eliminatoria igual que lo había sido hace dos años en Liverpool, aunque no entró con seguridad en el partido. La primera vez que tuvo que salir a atrapar un centro se quedó clavado, se llevó un golpe de Elanga y dejó que rematara el delantero del United. Pero ese fue el sonido del despertador que necesitaba para meterse en el partido.

Todo funcionaba en el Atleti, pero nada lo hacía con tanta precisión como Griezmann. Simeone le pidió que dejara solo arriba a Joao Félix para que se entendiera con los centrales del United mientras él se sumaba al centro del campo para disfrutar. Griezmann entiende el juego como nadie en el Atlético. Sabe siempre lo que el partido necesita y a eso le pone su empeño.

Y lo que el partido necesitaba es que él entrara en contacto con la pelota para alimentar a Joao o para combinar con Koke, que dio un pase perfecto a Llorente al espacio para que el Atlético marcara su primer gol. Era sólo un ensayo porque el lateral estaba en fuera de juego y el remate de Joao Félix a portería ya no valía.

Pero ese gol acabó siendo decisivo para que el Atlético fuera consciente de lo que era capaz de hacer y el United sintiera el miedo por primera vez en el partido. No podía dejar espacios a su espalda porque Llorente ganaba en velocidad a cualquiera y Joao era capaz de hacer un ovillo a los centrales en cualquier momento.

Los disparos lejanos de De Paul también alimentaban el miedo del United, aunque De Gea siempre respondió bien. El argentino también se parecía al jugador que el Atlético fue a buscar a Udine y que triunfó con su selección el pasado verano.

En defensa al Atlético lo sostenía Reinildo. No es especialmente cuidadoso en el trato del balón el defensa mozambiqueño, pero siempre estaba preparado para tapar todo lo que le correspondía por su zona y para ayudar a Lodi a controlar a Elanga.

El delantero sueco era la principal amenaza del United. Su velocidad era un problema para la defensa del Atlético. Suyos eran también los remates más peligrosos, el que rebotó en la cara de Oblak y otro en el comienzo de la segunda mitad que el portero del Atlético echó fuera, aunque el árbitro no vio el córner.

Cristiano se desesperaba y salía demasiado del área para buscar la pelota. Pero allí no tiene peligro, cada regate que intentaba en la banda era corregido por Reinildo y sus compañeros eran incapaces de llevarle la pelota hasta la zona de remate.

El Atlético fue mejor cuando tuvo que buscar el gol y también cuando tuvo que evitarlo. Los últimos minutos eran un asedio del United, pero no encontraba el camino. Lo intentó hasta De Gea en la última jugada. Pero el Atlético no tembló y sigue conquistando estadios en Europa.