Opinión

El miedo al “Irreal” Madrid

El Liverpool tiembla, como le sucedía al portero de Peter Handke

El trofeo de la Liga de Campeones, en París
El trofeo de la Liga de Campeones, en ParísCHRISTOPHE PETIT TESSONAgencia EFE

Karl Popper, el gran filósofo de la libertad de la segunda mitad del siglo XX –la época en la que el Real Madrid fue considerado el mejor equipo de la centuria–, defendía, sobre todo frente al marxismo, que «el futuro depende de nosotros mismos». Hace más de medio siglo, el equipo blanco era ya una leyenda. En 1969, un joven Valerio Lazarov, aquel realizador rumano que mareó a una generación con su uso y exceso del zoom, alumbró para la única televisión de entonces y en blanco y negro, «El irreal Madrid». La película pretendía ser una caricatura del fútbol como fenómeno de masas. No ha resistido bien el paso del tiempo y deja, para los espectadores de hoy, un aroma a naftalina rancia. Hace más de medio siglo rompió costuras y ganó la Ninfa de Oro del Festival de Televisión de Montecarlo. Ahora no deja de ser una anécdota, pero no que el Real Madrid fuera el protagonista de aquello, es decir, que ya entonces fuera una leyenda, que asombraba al mundo tras ganar seis Copas de Europa y acongojar a cualquier rival.

Peter Handke, austríaco y Premio Nobel de Literatura en 2019, irrumpió en la escena literaria en 1970 con la novela «El miedo del portero al penalti», en la que narra la peripecia de un antiguo portero de fútbol que, por avatares de la vida, pierde su identidad, como la han perdido tantas veces equipos ilustres y poblados de estrellas –ahí están el PSG de Mbappé y el City de Guardiola– ante ese Real Madrid anárquico y mágico de las remontadas imposibles. Víctor Hugo creía que «la verdad legendaria es una invención cuyo resultado es la realidad». Hay, en la historia dos Real Madrid tan legendarios como reales. El primero fue el de Santiago Bernabéu, un club que se gestionaba con un cuaderno de tapas de hule. El segundo –el de ahora–, el de Florentino Pérez, un proyecto y una ilusión tan globales como que aspira –y con frecuencia alcanza– a todo. Pedro Toledo, presidente del BBVA en los años 80 del siglo XX, decía que en una empresa «el éxito o el fracaso de un proyecto depende del consejo de administración y de su presidente». Bernabéu lo sabía y ahora Florentino lo demuestra. Además, ambos, desde el secreto del trabajo diario y la fe de la afición, también conocían el valor de la leyenda, con su matiz irreal, pero tangible, que hacen que ahora –pase lo que pase– el Liverpool tiemble, tenga miedo como el portero de Handke, ante el verdadero «irreal» Real Madrid, que solo depende de sí mismo, como aseguraría Popper.