Champions League
«Cristiano no me cabe en la cabeza»
Santillana dice que desde Di Stéfano no ha habido un jugador tan decisivo en el Madrid
Santillana dice que desde Di Stéfano no ha habido un jugador tan decisivo en el Madrid
En el verano de 2003, un jovencito portugués llegó a Manchester dispuesto a aprender el oficio de extremo izquierdo. Alex Ferguson había perdido a David Beckham y no le falló el olfato cuando pensó en él como el nuevo referente del United. Diez años después, la que fue su afición recibirá con una mezcla de cariño, respeto y temor a Cristiano Ronaldo, ahora convertido en un jugador total al que la banda sólo le sirve de punto de partida para reinar en cualquier posición de ataque. «Lo tiene casi todo. Puede disparar y pasar con ambos pies. Su habilidad con el balón es excepcional, puede controlar la pelota y crear espacios para moverse, y ya hemos visto lo bueno que es cuando se trata de rematar en el aire», decía Michael Carrick. El centrocampista del United resumió perfectamente el estado de forma del que fue su compañero y el consenso que ha conseguido tanto en los rivales como en su propio vestuario. Xabi Alonso, Sergio Ramos, Casillas y Pepe, entre otros, han destacado públicamente la importancia que «CR7» tiene en este Real Madrid. Tanta que resulta complicado encontrar en la historia del club blanco un futbolista tan decisivo para el funcionamiento del bloque. «No viví la época de don Alfredo (Di Stéfano), pero él tenía a Puskas, Gento... Después quizá no haya habido nadie con una influencia tan enorme en el equipo. No me cabe en la cabeza que alguien pueda meter 50 goles en una Liga», reflexiona Carlos Santillana, la persona ideal para analizar la capacidad de remate que tiene Ronaldo. «Es un portento físico con unas condiciones privilegiadas para jugar al fútbol. A ello se unen el talento y un ansia de superarse infinitos. Si tuviera que ponerle algún pero, serían sus excesivas ganas de hacerlo todo, al ser consciente de que el equipo depende mucho de él. Si consigue asociarse más sería perfecto», insiste Santillana, todavía maravillado con el remate de cabeza de Cristiano en la ida. «El salto es descomunal, las imágenes lo dicen todo y, además de con la cabeza, le pega igual de bien con las dos piernas».
Alfonso Pérez, otro histórico cuyo trabajo fue marcar goles con la camiseta del Real Madrid, elogia las ganas de jugar al fútbol que tiene el portugués y que contagia al resto. «Si ves la energía con la que lucha cada balón, sin importar el partido que sea, es difícil estar a su lado en el campo y no seguirle», dice Alfonso para explicar la metamorfosis que sufrió el Real Madrid cuando Cristiano entró en acción tanto en Riazor como en el último clásico frente al Barcelona. No necesitó marcar en ninguno de los dos partidos para cambiarle la cara a los compañeros y subir las revoluciones del juego ofensivo.
Todas estas virtudes son en las que tiene puestas sus esperanzas el madridismo. El momento de madurez y clarividencia por el que pasa su estrella es el principal argumento para remontar en Old Trafford y prolongar el estado de optimismo en el que se han instalado los blancos tras las dos últimas victorias frente al Barcelona. «Incluso si defiendes bien nunca puedes bajar la guardia», insistía Carrick, confirmando que el ex «red devil» es la máxima preocupación en la pizarra de Sir Alex. 186 goles en 184 partidos son sus espectaculares números vestido de blanco. Un promedio de más de un tanto cada 90 minutos al que nadie ha llegado en el Madrid. Suficiente para ilustrar su progresión (en el United no pasó de los 0,5 goles por encuentro) y para que Ferguson, el que fue su primer profesor en la élite, considere que sólo con armas de fuego o un machete se le puede parar. Junto a él ganó, entre otros títulos, la Liga de Campeones en 2008 y el Balón de Oro que ahora sólo le niega Messi. Si marca en su vuelta a casa no lo celebrará, por respeto a los que le vieron despegar en la élite.
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