Real Madrid

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El Madrid se enchufa y gana al Valencia (2-0)

Fue un Madrid casi irreconocible por la voluntad que le puso en todos los balones, por la forma de arrinconar a los contrarios y buscar la pelota para recuperarla cuanto antes

Karim Benzema golpea el balón ante el defensa brasileño del Valencia, Gabriel Paulista/Foto: Efe
Karim Benzema golpea el balón ante el defensa brasileño del Valencia, Gabriel Paulista/Foto: Efelarazon

Fue un Madrid casi irreconocible por la voluntad que le puso en todos los balones, por la forma de arrinconar a los contrarios y buscar la pelota para recuperarla cuanto antes.

Solari ha repetido mucho la palabra alegría como una de las necesidades del Madrid. No ha utilizado tanto, en cambio, la palabra energía. Se puede decir energía o ganas o actitud como describió Ramos después de Eibar. Todo eso que tuvo el Madrid contra el Valencia, como si el equipo se hubiera enchufado, como si la sangre joven y hambrienta, la sangre que rebosa le hubiese devuelto la fuerza que se fue perdiendo desde la final de Champions o puede que antes hasta el choque del Eibar, el ejemplo final de un conjunto gastado. Puede que ese fuese el punto de inflexión, por fin, o eso invita a pensar el encuentro contra los de Marcelino, sobre todo la primera parte. Fue un Madrid casi irreconocible por la voluntad que le puso en todos los balones, por la forma de arrinconar a los contrarios y buscar la pelota para recuperarla cuanto antes, cerca de la portería rival, generando superioridades y ventajas y sobre todo no dando opción a un rival que siempre le complica la vida mucho. Fue un Madrid que hizo que parte del público gritase “así, así gana el Madrid”, orgulloso del carácter que le echó su equipo. Al final, el destino no es más que carácter.

Llorente no para de correr en el centro del campo, pero esta vez de manera inteligente, no como en sus primeros días de regreso al Madrid, cuando parecía haber perdido la brújula. Roma y su partido contra el Valencia demuestran que otra vez ha encontrado el norte. Llorente le da impulso, Reguilón no descansa por su lado, Lucas Vázquez se deja la vida en la otra banda y Ceballos también hace un desgaste considerable, no siempre con sentido, pero sí de manera generosa. Hasta Valverde ayuda en el empujón. Es un Madrid entregado a la causa, sin remilgos para correr, que tiene a Benzema como uno de los jugadores que más está poniendo para ver la luz. Lo que está haciendo Karim en estos días es extraordinario y sería conveniente que el Bernabéu no lo borrase de su memoria. Han sido partidos en los que se necesitaba un referente y el francés se ha puesto a ello con una determinación que muy pocos esperaban. Si lo hace él, quién no va a hacerlo. Con las ganas, con la intensidad de Ramos y también Varane y con la constante recuperación de Modric, el equipo tiene mucho mejor cara. Ha pasado una semana de Eibar, pero la distancia con ese Madrid es sideral.

En realidad, el partido del Madrid lo resume Carvajal. La baja del lateral derecho es dolorosa para los blancos, porque Odriozola es un buen futbolista pero aún le faltan kilómetros para asentarse y porque el canterano es pura determinación. No tiene la clase de otros laterales, pero su fe en su capacidad parece inquebrantable. Imprime carácter como pocos y genera ocasiones por su olfato para aprovechar la oportunidad. El Madrid controló la primera mitad con superioridad, como no se había visto casi nunca esta temporada. Fue un equipo seguro, junto, solidario, pero le costó crear oportunidades claras, poblar más el área de Neto. Tuvo que ser una llegada del lateral derecho el que propiciase el primer y fue una carrera suya cuando el partido acababa, cuando algunos ya les pesaban las zapatillas, las botas y el alma, fue una carrera suya de la que nació el segundo gol, con un Madrid algo más agotado, pero también más afilado.

El Valencia tuvo sus minutos al comienzo de la segunda mitad cuando los de Solari, por necesidad, se tomaron un respiro. Ahí apareció Santi Mina y también Courtois. En dos llegadas peligrosas, aunque en fuera de juego, el belga dejó clara su presencia y que la elección de Solari por un guardameta fijo es la adecuada.

El entrenador argentino va ganando sus batallas sin mucho ruido, pero con convicción. Quería un equipo en el que todos defendieran y lo ha conseguido, quería olvidar pronto la última derrota y lo ha logrado; dice que cuenta con todos y lo está cumpliendo. Hasta la batalla o el conflicto de Isco también parece cosa pasada. Salió en la segunda mitad, entre un público que no sabía si aplaudirle o silbarle; y a otra cosa: a enchufarse, como el resto lo está ya.