Real Madrid-Atlético (1-1): El Madrid se queda corto

Se quedó corto el Real Madrid contra el Atlético. La remontada, que se olió durante los últimos minutos y en la que el Bernabéu creyó porque no puede ya, tras el último año, hacer otra cosa, se quedó a medias, insuficiente y ahora LaLiga se ha puesto casi imposible para los de Ancelotti, a los que la resaca de Liverpool les pesó demasiado. El Atlético salió del Bernabéu feliz por amargar el campeonato a su rival y más aún por hacerlo cuando peor se le puso la cosa, tras la expulsión de Correa por un codazo a Rüdiger en un saque de banda. Discutible o no, la expulsión no alteró ni un poquito los planes de Simeone. Ha reaccionado tarde el Atlético en esta temporada y ya no está para luchar por nada. Pero su buena cara le sirvió para hacer tropezar a un Madrid que se creía lanzado y que ahora tiene que empezar a pensar en otros torneos. Estaba prohibido fallar y el Madrid, con las revoluciones demasiado bajas durante casi todo el encuentro, lo hizo.

Para empezar, Ancelotti cambió el centro del campo y apostó por Kroos sin Camavinga ni Modric. Ceballos y Valverde acompañaban al alemán, mientras que Asensio estaba en la derecha por la baja de Rodrygo, que tiene pinta que la va a notar el Madrid más de lo que desearía. Porque todos los cambios son relativamente importantes. Lo que es fundamental en este Real Madrid es cómo le funcione Vinicius, el grado de inspiración que tenga el brasileño. Y contra el Atlético tenía el día menos inspirado. No pudo con la defensa rojiblanca, que le defendió con sentido, con apoyos y sin necesidad de provocar ni usar otras armas más allá de las futbolísticas. Con un Vinicius algo menor, el Real Madrid baja mucho y todo le cuesta más.

Por eso salió un duelo igualado. Con el Real Madrid mejor en los primeros minutos, intentando una presión que, al final, es tan inconstante como siempre y con un rival esperando en el campo contrario y con Griezmann como el hombre más adelantado. Era un Atlético más peligroso de lo que parecía, porque el francés es un jugador excepcional y porque a Carrasco le van este tipo de encuentros y le gusta mover al equipo arriba.

Al partido le faltó intensidad hasta los minutos finales. Quizá porque el Madrid lleva mucha tralla encima y no puede jugar todos los partidos como si le fuese la vida en ellos y también porque el Atlético estaba cómodo en esa situación, sin sufrir en exceso y llegando de vez en cuando. Quizá, a puntos, fue mejor el Madrid, pero tampoco por mucha distancia. Le faltaba profundidad y algo diferente en ataque. No remató los suficiente como para inclinar el partido enlos minutos del primer tiempo que lo tuvo de cara. Vinicius estaba muy atada, Benzema no andaba fino, mientras que Asensio empezó con ganas, pero continuó luego con ese papel gris que suele tener cuando no marca uno de sus golazos.

Fue ya en la segunda mitad cuando el choque empezó a tener vida. La expulsión de Correa animó a todos. A la afición del Madrid, porque vio que se le ponía de cara un partido atrancado y al Atlético porque ya tenia un motivo más para la rabia. En la banda, Simeone gesticulaba, queriendo decir que un futbolista tan bajito como Correa no podía tumba a una torre como es Rüdiger. Que le suelta el brazo y el codo es un hecho, que sea motivo de expulsión es lo que se discute, pero el VAR no puede entrar ahí porque la decisión de Gil Manzano es comprensible.

El choque se aceleró porque los dos equipos se vieron en un momento decisivo. Y lo manejó mejor el Atlético de Madrid. Un saque de falta de Griezmann lo convirtió en gol el remate de Giménez y los de Simeone vieron que podían sumar un título esta temporada: la victoria en el Bernabéu.

Para entonces, Ancelotti ya había cambiado todo el centro del campo, pero el dominio del Madrid era insulso porque no encontraba los caminos hacia la portería. Decidió el italiano, entonces, apostar por el delantero distinto que tiene. El canterano Álvaro Rodríguez, alto y buen rematador, algo de lo que carece el equipo en condiciones normales. También situó a Camavinga como lateral izquierdo, para que llegara arriba más que Nacho, vitoreado por el público, pero con problemas cuando el equipo tiene que irse arriba porque no queda más remedio.

Álvaro saltó más y mejor que nadie para marcar en un saque de esquina, empatar el partido y hacer uno de esos tantos que sirven para situarse en el primer equipo y convertirse en un recurso más habitual. Pero no hubo más: el tanto hizo hervir al Bernabéu, volvió a sonar ese rumor de remontada, que atemoriza. Pero esta vez, no al Atlético. .