El FC Barcelona regresó a LaLiga este sábado ante un Real Valladolid que ya está descendido y solo se jugaba la posibilidad de dar un alegría a sus afligidos aficionados. Los culés vencieron (1-2) con más problemas de los previstos y evitaron dar a alas a las opciones del Real Madrid en la lucha por LaLiga EA Sports, con Clásico la próxima semana en Montjuic para sentenciar el título en la jornada 35, y la vuelta de semifinales de Champions contra el Inter de Milán. La cita del martes en el Giuseppe Meazza tras el 3-3 de la ida marcó el once de Hansi Flick en el feudo castellano. Mucha rotación que el técnico alemán tuvo que ir deshaciendo tras el gol tempranero de los de Pucela.

Una victoria que permite soñar al barcelonismo con hurgar en la herida del Real Madrid y a los madridistas temer por la peor de sus pesadillas.

El equipo azulgrana está a siete puntos de los blancos y se quedarán, si hay triunfo de los de Ancelotti, como mínimo los cuatro puntos de ventaja antes de que el conjunto blanco visite el estadi Olímpic Lluís Companys el domingo 11 pero sueñan con algo aún mejor.

Los blancos reciben en su estadio al Celta de Vigo que viene demostrando un gran nivel de juego y hará todo lo que esté en su mano para cerrar la temporada en la zona Europa, lugar que ocupa en estos momentos. Si los blancos pinchan el escenario para los aficionados merengues puede ser aterrador.

¿Alirón en el clásico?

El equipo de Carlo Ancelotti se encuentra a siete puntos del cuadro de Hansi Flick - que hoy podrían ser 4- y todavía deben verse las caras con la entidad azulgrana.

En este escenario, una derrota o incluso un empate del Real Madrid empezaría a dar forma al sueño blaugrana: Si los blancos caen en casa la distancia aumentaría a siete puntos. Eso daría a los blaugranas la posibilidad de redondear la temporada haciendo aún más daño a su eterno rival.

Con 7 puntos de ventajas, una victoria en Monjuic permitiría a los culés cantar el alirón en las narices del equipo blanco. Se podrían a 10 puntos quedando 9 en juego. Una humillación que el madridismo no perdonaría.

El Real Madrid está obligado, al menos, a retrasar el alirón blaugrana.