Polémica
Tomás Roncero y Cristobal Soria llegan a las manos en El Chiringuito tras el derbi: "Hoy te la comes"
Los dos periodistas discutieron y algo más tras la derrota del Real Madrid frente al Atlético de Madrid en el partido de LaLiga
El derbi no es un partido más. Por mucho que se intente enfocar desde la frialdad de los puntos en juego, su esencia trasciende lo meramente deportivo. Hay algo visceral en estos encuentros: se juegan con el alma, se viven con el corazón y, muchas veces, se sufren durante días. El 5-2 con el que el Atlético de Madrid goleó al Real Madrid no fue solo una derrota abultada: fue una herida profunda que dejó secuelas más allá del césped, especialmente entre los hinchas y los periodistas más pasionales. Uno de ellos, Tomás Roncero, lo dejó claro con su reacción en el plató de El Chiringuito. presentado anoche por Edu Aguirre, en vez de Josep Pedrerol.
La frustración de Tomás Roncero
Roncero, conocido por su fervor madridista, se mostró especialmente afectado por el resultado. No era para menos: su equipo había encajado cinco goles, algo que duele en cualquier circunstancia, pero que duele aún más cuando viene de un rival de patio, de esos con los que no se compite, se pelea. Y si había un escenario en el que ese dolor se amplificara, ese era El Chiringuito, donde el fútbol se convierte en espectáculo y la pasión roza el exceso.
En medio del desconcierto y la frustración, apareció Cristóbal Soria. Tan sevillista como anti-madridista, supo aprovechar la ocasión como pocos para avivar el fuego. No dudó en provocar con el recuerdo insistente de los cinco goles encajados por el Real Madrid. Su tono burlón, su insistencia en la "manita", fueron percibidos por Roncero no como simples chanzas futboleras, sino como una humillación directa. La tensión creció a pasos agigantados.
La mecha encendida terminó por estallar. Roncero explotó. “No voy a tener que aguantar que me saluden con la manita. No me da la gana, que sois unos listos. Tú cállate, que tú no sabes lo que es una Champions”, soltó, visiblemente alterado. Su reacción fue una mezcla de orgullo herido, frustración acumulada y rabia contenida..
"No estoy para gilipolleces"
Las palabras dieron paso a una advertencia directa: “Con perdedores no... No, no, quédate ahí, no estoy para gilipolleces, tonterías las justas, te estoy hablando muy en serio. Los shows te los haces en tus televisiones particulares, conmigo tú no haces show hoy. Te estoy hablando muy en serio, conmigo no haces shows”. Roncero, claramente al límite, marcó una línea. La derrota le había golpeado no solo en lo deportivo, sino también en lo emocional. En ese momento, no había espacio para risas ni para provocaciones.
Pero Soria, fiel a su estilo, no reculó. Su respuesta fue igual de contundente y provocadora: “Hoy no estás tú. Cuando tú ganas hay que aguantarte a ti, y hoy no. Pues hoy te aguantas, que te han metido 5, monstruo. Hoy te la comes doblada, hoy te la tragas, que te han metido 5. ¿Sabes lo que tienes que hacer? Tragártela, monstruo. Tú vienes a hablar de fútbol y nosotros de qué vamos a hablar, ¿de waterpolo?”. La frase, entre lo teatral y lo hiriente, resumía a la perfección el tono del enfrentamiento.
Un empujón
La tensión llegó al punto físico cuando Soria intentó ofrecerle un vaso de agua a Roncero, quizás con ironía, quizás como gesto de distensión. El empujón del periodista madridista, sin embargo, dejó claro que no había margen para la reconciliación en ese momento. El dolor estaba demasiado fresco. La herida, demasiado abierta.
Y más allá del plató y de los dardos verbales, la derrota también dejó huellas en el propio equipo blanco. Xabi Alonso, figura ascendente como entrenador y responsable de un Madrid que venía invicto, sintió el golpe como pocos. Para él, el derbi no solo significó el fin de una racha, sino una llamada de atención. El nivel defensivo del equipo fue alarmante, y si el club aspira a competir por objetivos grandes, esa fragilidad no puede repetirse.
El Real Madrid, históricamente acostumbrado a resurgir tras los golpes, tiene ahora mucho trabajo por delante. No basta con mirar al ataque o confiar en su pegada: la defensa necesita una revisión urgente. El 5-2 en el derbi no solo fue un mal resultado; fue una señal. Una advertencia de que, si no se corrigen ciertos errores, el equipo puede quedarse corto en sus aspiraciones.