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Gimnasia
Una gimnasta mundial denuncia acoso en su propio equipo: “Quiero golpearle la boca hasta desfigurarla”
La contundencia del lenguaje ha encendido las alarmas en el entorno del campeonato

Un grave incidente verbal ensombreció los Mundiales de gimnasia tras la difusión de una declaración explosiva en la que, según se ha informado, se lanzó la frase: “Quiero golpearle la boca hasta desfigurarla”. La contundencia del lenguaje ha encendido las alarmas en el entorno del campeonato y generado una cascada de reacciones inmediatas entre aficionados, entrenadores y responsables federativos.
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El suceso, que habría ocurrido en el contexto de una disputa dentro del propio recinto de la competición, ha vuelto a poner el foco en la tensión extrema que puede derivarse en eventos de alta presión. Testigos y asistentes describen un ambiente cargado que, pese al control organizativo habitual, derivó en un intercambio verbal agresivo que requiere ahora aclaración y verificación por parte de las instituciones pertinentes.
La Federación Internacional de Gimnasia y los comités organizadores del Mundial están obligados a investigar con rapidez y transparencia. Más allá de la investigación disciplinaria sobre la autoría y el contenido de la amenaza, las autoridades deberán valorar medidas preventivas y sancionadoras si se confirma que se trató de una agresión verbal dirigida hacia una deportista u otro miembro del equipo, así como ofrecer protección y apoyo a la potencial víctima.
La repercusión mediática del episodio pone igualmente en evidencia la necesidad de protocolos claros sobre la conducta en competiciones internacionales: desde la formación en gestión de conflicto para delegaciones hasta canales confidenciales para denunciar amenazas. Los clubes y selecciones, por su parte, afrontan ahora la urgencia de aportar explicaciones públicas y colaborar con las pesquisas para restaurar la normalidad y la imagen del deporte.
Mientras la investigación avanza, la comunidad gimnástica reclama respuestas y medidas que garanticen la integridad de los participantes. Sea cual sea el resultado, el caso servirá como prueba de la línea que no debe cruzarse en el deporte: la agresión, aunque sea verbal, puede tener consecuencias reales sobre la seguridad y la carrera de quienes la sufren.
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