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Marc Márquez no es del antes y asume su mal momento: “Toca aguantar los palos que me caigan”

Marc arruina su carrera y la de Martín en la primera vuelta y admite que no consigue volver a ser él mismo después de su lesión

Marc Márquez se fue al suelo en la primera vuelta del Gran Premio de Gran Bretaña en Silverstone
Marc Márquez se fue al suelo en la primera vuelta del Gran Premio de Gran Bretaña en SilverstoneAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Por más que se mira al espejo, Marc Márquez no consigue reconocerse. Lo que ve no es lo mismo que antes de romperse el húmero y ayer en Silverstone se lo reconoció a Jorge Martín cuando fue a verlo para pedirle perdón. «Este año no me salen las cosas», le dijo Marc, que arruinó la carrera de ambos antes del primer paso por meta. En la curva 7 el de Ducati tocó al de Honda, y en la 9, fue Marc quien se lo llevó por delante en una maniobra demasiado precipitada, porque todo el mundo sabe que en la primera vuelta nadie gana una carrera. «Lo primero que he hecho ha sido ir a pedirle disculpas a Jorge y a su equipo. Le he dicho que ha sido completamente mi error», reconocía Márquez, dispuesto a afrontar la realidad y a asumir las críticas. «He sido demasiado optimista en esa curva, pues pensé que Martín se iría mucho más largo y yo no he sabido ver que iba más lento, que no venía con la marcha correcta, también que estaba mal posicionado con el toque de la curva siete y todo se ha juntado», insistía explicando la acción que le dejó fuera de juego nada más empezar.

Márquez no encuentra su mejor versión y ha perdido esa magia que tenía para conseguir que sus decisiones casi siempre fuesen acertadas. Desde su regreso tras las operaciones no consigue que la suerte se ponga de su lado y no es ese gato que siempre cae de pie del que hablaba en otros tiempos Cal Crutchlow cuando le preguntaban por el español. Muchas caídas, la penúltima el viernes a más de 250 kilómetros por hora que lo dejó dolorido, y la sensación de que no es capaz de sacarle a la Honda ese plus que antes sí disfrutaba. Es verdad que ganó en Alemania, pero él mismo sabe que la progresión no es tan buena como imaginaba. MotoGP no espera a nadie y su larga ausencia por lesión le ha sacado de ritmo. A ello se une también que en la moto no puede expresarse físicamente con tanta rotundidad como antes de la lesión y eso lo nota su agresivo estilo de pilotaje.

Pero es que ni siquiera cuando lanza la moneda al aire le sale cara como en otros tiempos. En Austria apostó por entrar a cambiar la moto cuando empezó a llover, una acción en la que es un especialista, y resulta que acabó en el suelo y ganó Binder, que apostó por quedarse en pista con los slicks. Esa buena estrella que le acompañaba le ha abandonado, pero él mastica la derrota y sigue trabajando para volver a reinar. «Cuando cometo el error yo, toca comérselo, agachar la cabeza, encajar todos los palos que me caigan y en Aragón será otro fin de semana. Una de las cosas que más me ha ayudado, aunque a veces es más duro psicológicamente, es ver la realidad en todo momento; la realidad del momento que vivimos este año», añadía para resumir el curso complicado que le toca.

No ha sido regresar y retomar todo donde lo dejó. Sin él, Mir fue campeón en 2020 y este curso es Quartararo el que va lanzado al título. Su brillantísimo triunfo en Silverstone, unido al mal día de Mir (9º) y Bagnaia (14º), le permite dispararse a los 65 puntos de ventaja en la general de MotoGP. Es el mejor ahora y tiene la corona a tiro.