Vuelta a España

Poels evita la cuarta de Evenepoel el día que Guadarrama corona a Kuss

El estadounidense entró en la meta escoltado por Vingegaard y por Roglic que lo señalan como el mejor

MANZANARES EL REAL, 16/09/2023.- El líder de la general Sepp Kuss (c) con el maillot rojo, acompañado de sus compañeros de equipo a su entrada a la meta de la 20ª etapa de La Vuelta Ciclista a España disputada entre las localidades madrileñas de Manzanares El Real y Guadarrama, de 208 km, este sábado. EFE/Manu Bruque
Vigésima etapa de la Vuelta Ciclista a EspañaManu BruqueAgencia EFE

Sepp Kuss entraba sonriente en la meta de Guadarrama. A su lado lo abrazaban y lo señalaban con el dedo sus compañaros Jonas Vingegaard y Primoz Roglic. Los hombres que han sido a la vez sus escoltas y sus peores rivales hasta que el estadounidense demostró en el Angliru que sólo reclamaba lo que era suyo, el maillot rojo que había conseguido en la etapa con final en Javalambre y que ya nunca soltó.

En una Vuelta con los mejores corredores del mundo excepto Pogacar, con los ganadores de las cuatro grandes anteriores y con etapas con finales míticos como el Tourmalet y el Angliru han sido un obrero, un ciclista de esos que trabajan para que ganen los demás, y una cima sin tanto nombre como Javalamnbre los que han decidido la carrera. Ese mismo día Mikel Landa se enganchó a una carrera a la que llegaba con desgana y Marc Soler soñó con estar en el lugar donde hoy está Kuss.

Aquel día el ya vencedor de la Vuelta entró sonriendo y chocando las manos de los aficionados que encontraba a su paso. Casi como en Guadarrama. Sonreía otra vez después de vivir el infierno en su propia casa. La sonrisa de un ganador.

Esa escapada camino de Javalabre y la pájara de Evenepoel en el Aubisque han acabado definiendo el guion de la Vuelta hasta el podio de Madrid. Vingegaard y Roglic no pudieron apartar a su compañero del primer puesto de la general; UAE primero soñó con que Soler pudiera estar a la altura de Kuss y después no tuvo manera de competir con Jumbo. Eran tres contra todos en el pelotón, pero esos tres sumaban más que todos los demás.

Es una rareza que tres corredores del mismo equipo ocupen los tres primeros puestos del podio. Es algo que no sucedía en la Vuelta desde 1966, cuando Francisco Gabica, el ganador de la carrera, fue escoltado en la general por sus compañeros en el KAS Eusebio Vélez y Carlos Echevarría.

Han pasado 57 años desde entonces y ni siquiera el US Postal de Lance Armstrong ni el Sky de Wiggins y de Froome consiguieron algo parecido. Sólo Evenepoel parecía capaz de crearles problemas. El belga es incontenible, una fuerza de la naturaleza que sólo sabe correr al ataque. Pero en el Aubisque se vino abajo y la Vuelta cambió para que Jumbo pueda presumir de ganar las tres grandes con tres corredores diferentes.

Evenepoel se convirtió en el animador de la carrera, pero lo hizo de otra manera. No con los ataques lejanos a los que acostumbra sino con escapadas desde la salida en busca de las victorias de etapa y del maillot de puntos azules que lo define como el mejor escalador de la carrera.

En esos triunfos encontró su motivación. Se ha llevado tres victorias de etapa y el maillot de la montaña y hasta el penúltimo día ha buscado la cuarta. Remco se metió en la escapada buena y llegó a los últimos metros disputando la victoria, pero le sorprendió Wout Poels, un veterano de 35 años, 36 el 1 de octubre, que ha encontrado en el Bahrain la libertad que le faltó en Sky/Ineos. Ya ganó una etapa en el Tour y ha ganado también en Guadarrama a pesar del esfuerzo de Evenepoel.

Era la etapa más larga, con 208 kilómetros y el ascenso a diez puertos de tercera. Un infierno para romper la carrera un día antes de llegar a Cibeles. Pero Kuss y el Jumbo ya la habían atado mucho antes.