Fútbol
Real Madrid-Elche (4-0). Un agradable paseo
Contundente victoria contra un inofensivo Elche. Ancelotti hizo cambios en el once y estos respondieron con dinamismo y la goleada más fácil del equipo
No ha tenido el Real Madrid esta temporada muchos partidos como el que disputó contra el Elche en el Santiago Bernabéu. El rival no dio una voz, ni una ocasión, ni el más mínimo intento de resistencia. Jugó el equipo de Ancelotti feliz, alegre, suelto y joven, un partido ideal para sentirse bien ante lo que viene. Hizo tres goles en el primer tiempo y dedicó la segunda parte a ver la vida pasar y esperar que terminase el choque, mientras Ancelotti hacía cambios para dar minutos y descansos. Ya ha habido muchos días tensos y vienen partidos en los que se va a exigir de todo, así que el agradable paseo de los blancos sentó fenomenal.
Ya desde el principo, Ancelotti planteó un partido de entreguerras, con un centro del campo con Camavinga, Ceballos y Valverde. Es lo que el entrenador italiano denomina la transición. Los hizo jugar para dar descanso a Tchouameni, Modric y porque Kroos estaba de baja, pero la actuación de los tres, el buen partido del Madrid, rápido, muy dinámico arriba y sin problemas atrás, puede llevar a pensar que la transición se está acelerando esta temporadas más de lo que al mismo Ancelotti le gustaría, para tener más claras las jerarquías. Cuando Ceballos se fue, sustituido por Modric, el público volvió a cantarle eso de que se quedara. Acaba contrato este verano y como otros en el centro del campo, está a la espera de movimientos para saber si se si queda o no.
En parecida situación se encuentra Asensio, a quien se le cuentan las jugadas a favor para defender su renovación; y los errores para hablar en contra de ella. Frente al Elche, la balanza cayó hacia el lado de la renovación. Se nota que le gusta jugar más por dentro y la presencia de Valverde le ayudó a hacerlo. El uruguayo le doblaba y Asensio se iba hacia el área por el camino más corto. La primera vez que lo llevo a cabo, aprovechó el pasillo del rival y metió el gol con el interior del pie. Cuando se marchó, le aplaudieron los aficionados. No con pasión, pero sí le aplaudieron.
Al Elche se le rompió la mandíbula y ya no se recuperó. Se acabó el encuentro para el equipo de Machín, el peor de Primera con diferencia según la puntuación y el que menos daño ha hecho en el Bernabéu esta temporada. Ni intentó un contrataque ni hizo un amago de buscar algo más que una rendición muy rápida y que la goleada no fuese excesivamente abultada. Si no cayeron más tantos fue porque Badía, el guardameta, se convirtió en el mejor de los suyos, el único mostró algo de carácter en un día en el que los demás estuvieron presentes, aunque no lo pareció.
El partido avanzó al ritmo que quiso el Real Madrid. Uno de esos encuentros tan habituales en el Bernabéu, en el que el rival se siente tan impotente que ni lo intenta. Sin embargo, no ha tenido muchos así este curso, en los que los problemas atrás han dado demasiados minutos de nerviosismo a los blancos.
Nada de eso sucedió este miércoles. Problablemente Lunin se despidió de la titularidad y no va a tener muchos más minutos esta temporada, pero fue como si no jugase.
Sin dudas atrás, el equipo se fue hacia arriba, empujado por la potencia y animosidad del centro del campo y con la participación de Asensio y la habilidad de Rodrygo para pasárselo de miedo cuando se junta con Benzema. Jugó el Madrid muy rápido y muy cerca del área rival, por dentro. A veces, eso lleva al atasco, cuando no hay movilidad, pero le sobró al Madrid movimiento porque Ceballos no para, tampoco Valverde y Rodrygo puede hacer de Vinicius sin ningún problema. Tiene su profundidad y aunque le falta su carácter, su sentido del fútbol colectivo está más desarrollado.
El resumen del Elche fue ver a Roco después de hacer el penalti por mano, el que dio el primer gol de Benzema. Era tan claro, tan evidente, tan derrotado que sólo agachó la cabeza y siguió.
Karim aprovecho para sumar ese tanto y marcar otro muy poco después, también de penalti por caída de Rodrygo.
El espectáculo decayó algo en la segunda mitad. Ancelotti dio minutos a Mariano y Odriozola, probó a Arribas otra vez y todos pensaban en el futuro, menos Modric, que de un trallazo hizo el cuarto.
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