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El ejemplar camino de Carla Suárez desde el cáncer hasta Roland Garros: “No se ha quejado ni un día”

Lourdes Domínguez, amiga y entrenadora de la canaria, explica cómo ha sido su evolución para poder decir adiós al tenis en las pistas. No paró ni durante el mes de radioterapia

Carla Suárez, durante una sesión preparatoria para Roland Garros en París, con su entrenadora, Lourdes Domínguez, de fondo
Carla Suárez, durante una sesión preparatoria para Roland Garros en París, con su entrenadora, Lourdes Domínguez, de fondoAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Carla Suárez entrena estos días en las pistas de Roland Garros y las compañeras, los miembros de la organización del torneo y todo el que se cruza con ella la saludan y se alegran de verla por allí y de que esté bien de salud. «Es una persona muy querida dentro del circuito y al final cuando eres tan querido, todo el mundo está contento de que vuelvas», cuenta desde París Lourdes Domínguez, su amiga, su entrenadora, una de las personas que ha vivido de cerca lo que ha pasado la tenista grancanaria. Carla se iba a retirar en 2020, entonces llegó la pandemia, pero cuando el tenis regresó ella no pudo hacerlo: le diagnosticaron un cáncer, un linfoma de Hodgkin, a finales de agosto. La pena le duró un rato: «Lloré quince minutos y ya», confesó en una entrevista en este periódico. Fue duro contárselo a su hermano. Después, tocaba levantarse y luchar contra la enfermedad como siempre ha hecho en la pista.

Pasó un par de meses más tranquila, probando cómo asimilaba el tratamiento y a medida que fue avanzando la quimioterapia y al ver que lo llevaba bien, empezó a hacer ejercicio: al gimnasio e incluso con la raqueta, para mantenerse activa. Una de las personas con las que jugaba al tenis en Barcelona era Lourdes Domínguez. «Somos muy amigas, hemos coincidido muchos años en el circuito, y cuando estaba con la quimio, ella, para hacer algo, cada día intentaba quedar con uno, con el otro, y le dije: “Mira, vamos a jugar tú y yo cuando estés bien”. De los cinco días de la semana, jugábamos tres: 20 minutos, media hora, lo que pudiera; y los otros dos iba al gimnasio. Lo monté así con la que era su fisio y con el preparador físico con el que estaba trabajando. He estado al pie del cañón toda la etapa que ha vivido, y para mí también era una manera de que saliera de casa y desconectase», revela la preparadora.

En la mente de Carla Suárez siempre estuvo la idea de volver a jugar y poder decir adiós a su deporte en las pistas, para lo que necesitaba ponerse en forma. «”¿Podemos hablar?”, me preguntó cuando acabó la quimio. Yo tengo un grupo de competición con mi socia Ana Alcázar y a partir de ahí, lo hablamos. “El día 1 empezamos a tope”, decidimos. Y así ha sido. A partir de marzo ya comenzamos la preparación a diario», explica Lourdes Domínguez. Después de la quimio, a finales de enero, Carla se marchó unos días a casa a Canarias y regresó para acelerar la puesta a punto. Le tocaron algunas sesiones de radioterapia, desde mitad de marzo a mitad de abril, pero el entrenamiento continuó sin problema. «Desde marzo hemos entrenado sin tener parones. Ella preguntó a los médicos si con la radio iba a tener algún efecto secundario, le dijeron que no, que podía ir haciendo, y eso hemos hecho. Íbamos viendo cada día cómo respondía y desde que empezamos la evolución ha sido hacia arriba, su cuerpo ha respondido muy bien. Ha sido todo muy progresivo, muy despacio, y con la incertidumbre de cómo iba a ir, porque no es un caso normal, no es salir de una lesión», añade Lourdes. «Lo que queríamos era que no se lesionase, por eso lo hemos medido todo tanto a nivel físico como en pista», continúa.

Ha salido a la perfección y las últimas tres semanas ya ha disputado en cada sesión puntos normales, sets, partidos. Lo mismo los días que llevan en París. «A ver qué pasa cuando juegue, pero lo más importante es que disfrute y se lo pase bien», opina Lourdes. La grancanaria está «contenta e ilusionada» y va a disputar la primera ronda contra la estadounidense Sloan Stephens. Será un paso más y muy especial en un proceso durante el que ha dado un ejemplo: nunca pensó eso de «por qué a mí», consciente de que son cosas que pasan en la vida y le tocó a ella como a muchas otras personas. «Lo ha llevado muy bien, con mucha naturalidad y tranquilidad. Ha sido un ejemplo de cómo saber llevar algo tan fuerte. Si ya la quería mucho, con todo lo que he vivido a su lado, la entereza con la que ha llevado todo el proceso... Ha sido increíble. Y la fortaleza, sin quejarse ni un sólo día, sonriendo, afrontándolo como una más. La verdad es que te das cuenta de que en la vida nos tenemos que preocupar de lo realmente importante y lo demás, a disfrutar», dice Lourdes Domínguez.

Además, Carla se despedirá de París con público, ya que con cuidado se va volviendo a la vieja normalidad. Su debut será mañana y quizá pongan su duelo en una de las pistas principales. «Es importante que sienta el calor de los aficionados y que pueda retirarse como lo gran campeona que ha sido y que siempre será», piensa Domínguez. Carla desea disputar también Wimbledon, los Juegos Olímpicos y el US Open. Quiere exhibir en esos grandes torneos su elegante revés a una mano, golpe en extinción en el tenis moderno, que la llevó a ser la números seis del mundo, a ganar dos títulos (Oeires y Doha) y a jugar dos veces los cuartos en París. Después, la raqueta quedará aparcada y la vida sigue. Una de sus grandes ilusiones es la de ser madre.