Opinión

La mente de “aprendiz” de Carlos Alcaraz

Lo que los demás perciben como un éxito en realidad es el fruto del trabajo bien hecho

Alcaraz, con el trofeo de campeón del US Open en Times Square
Alcaraz, con el trofeo de campeón del US Open en Times SquareYuki IwamuraAgencia AP

El éxito puede debilitar cuando se gestiona con torpeza. De ahí esa creencia muy extendida de que “lo difícil no es llegar sino mantenerse”. Los grandes deportistas mantienen una trayectoria dilatada situados entre los mejores, sabiendo vivir y gestionar el éxito para mantenerse en él.

Ser el número uno del mundo a los 19 años supone llegar a la cima. Carlos Alcaraz es el mejor del tenis mundial siendo muy joven. Ganar el Abierto de Estados Unidos, su primer Grand Slam, y llegar al número uno del mundo abre un escenario diferente, que va mucho más allá de ganar. Es un escenario de reconocimientos, expectativas desatadas, comparaciones, compromisos, patrocinios, ingresos económicos, presencia en medios de comunicación y redes sociales, prestigio, fama… La dimensión pública del deporte y del logro alcanzado le lleva a vivir en el “escaparate”, muy expuesto a la opinión pública. Ello va a alterar sus rutinas diarias. En el alpinismo dicen que el riesgo está en el descenso tras hacer cima.

Relativizar el éxito. Es la consecuencia de una forma de entrenar, competir, cuidarse, alimentarse, vivir el tenis, vivir la vida… El éxito no puede venir a alterar o romper el proceso que lo ha hecho posible. El éxito no debe es la meta, la auténtica meta es el “camino”, es decir cómo se entrena, compite o vive.

Ajustar la responsabilidad. Por encima de las expectativas despertadas debe estar entrenar y jugar bien, cuidarse como deportista y persona. Ésta es la mayor responsabilidad en el nuevo escenario. La consecuencia será hacer su mejor tenis, seguir ganando, seguir estando entre los mejores. Lo que los demás perciben como éxito sólo es un trabajo bien hecho. Ponerse la obligación de seguir siendo el número uno es un error. Lo inteligente es recordar que lo conseguido desde la ilusión lo perderá si se convierte en obligación.

Mantener la humildad. Desde una mente de “aprendiz” ha de seguir trabajando cada día para mejorar y subir su nivel de tenis. Es clave seguir trabajando más y mejor que sus rivales, saber que está preparado para jugar mejor que ellos.

Cuidar el bienestar emocional. Ha de disfrutar en la pista y fuera de pista, ha de encontrar ese nuevo equilibrio entre tenis al más alto nivel y su vida personal. El deportista necesita de la persona, disfrute en la pista y bienestar emocional fuera de ella, ambos se retroalimentan.

Me consta que Carlos Alcaraz es un chico maduro, que está bien asesorado a nivel emocional por su equipo de trabajo.