Turismo
La crisis se come la mitad de los contratos en la hostelería
Los servicios pierden más de 500.000 contratos. El sector del turismo exige un plan integral para salvar el sector de la desaparición
La pandemia sigue sin dar tregua a la economía española y sin apenas aliento por el dato de la caída del PIB del segundo trimestre, del 18,5%, y del varapalo al empleo en la última Encuesta de Población Activa, con la pérdida de 1,1 millones de puestos de trabajo, se suman ahora los datos publicados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) sobre la hostelería, que confirma el desplome de la contratación.
Los buenos datos que auguraban una vuelta a la nueva normalidad con datos positivos una vez finalizado el estado de alarma no han tenido una buena evolución, y a medida que los rebrotes y las cuarentenas al turismo se han multiplicado, todos los sectores integrados en el turismo se han visto penalizados gravemente. Por ejemplo en la hostelería, en el mes de julio se firmaron 233.752 contratos, una cifra que parecería una gran noticia en cualquier sector, pero que tratándose de éste ni siquiera alcanza la mitad de los suscritos en 2019, que alcanzaron 486.151. Y todo pese a que la contratación laboral global –la que agrupa todos los sectores– continuó la tendencia alcista emprendida desde el mínimo de abril (673.176 contratos), con avances en mayo (850.653), junio (1.159.711) y julio (1.536.211). Pese a este repunte, el número de contratos firmados el sexto mes del año es todavía casi un 30% inferior al del mismo mes de 2019 (2.179.617 contratos).
Además de la hostelería, en el resto de sectores también se observa un descenso generalizado en la contratación: la agricultura suma 167.922 contratos, un 18,1% menos; la industria, 191.806 contratos, un -12,5%; la construcción, 104.406 contratos, -5,7 %, y los servicios, 1.071.988 contratos, -34,8%. Solo en el sector servicios los contratos suscritos se han reducido en más de medio millón y en todas las actividades, incluida la sanitaria, donde se firmaron un 10,1% menos de contrataciones, hasta 47.980.
Pero por encima de todos, destaca por su volumen el desplome en la contratación hostelera, que afecta tanto a los servicios de alojamiento (40.422 contratos, un 67% menos) como a los bares y restaurantes (193.330 contratos, -47%). Sumaron también contracciones muy significativas las actividades artísticas (57,08%) –muchas de ellas ligadas al sector hostelero–, la educación (44,42%), información y comunicaciones (35,5%) o actividades profesionales, científicas y técnicas (35,46%).
De forma más específica, destacan las caídas experimentadas en actividades directamente ligadas al turismo y a la hostelería, como las agencias de viajes (-87,58%) o el transporte aéreo (81,26 %). Asimismo, se desplomaron las actividades de creación artística (72,78 %), las actividades de juegos de azar (70,13 %), publicidad y estudios de mercado (62,91 %) o actividades de bibliotecas (62,14 %).
Pero es el turismo, uno de los sectores clave de la economía española, el que está sufriendo con mayor virulencia el impacto de los rebrotes y las medidas restrictivas a la llegada de turistas. Sus cifras globales, si se ponen en riesgo, asustan. Sus ingresos anuales superan los 176.000 millones de euros, representa el 14,6% del PIB y da trabajo a 3,8 millones de personas, entre empleos directos e indirectos, a lo que hay que sumar 1,7 millones integrados en la hostelería –con datos de 2019–. Si el turismo no se recupera por culpa de la temida segunda oleada de la pandemia, cientos de miles de empleos peligran.
Así lo entiende las patronales, que exigen al Gobierno que tome medidas para salvaguardar a un sector que augura pérdidas muy por encima de los 100.000 millones de euros, si se juntan las del turismo y las de la hostelería.
De momento, el Consejo de Ministros solo ha aprobado conceder a las empresas que generen actividad en el sector entre los meses de julio y octubre (ambos inclusive) exoneraciones del 50% en las cuotas a la Seguridad Social por los trabajadores fijos-discontinuos que incorporen o de los que mantengan su ocupación, además de mantener abiertas las líneas de crédito ICO, las prestaciones sociales y las deducciones de las cotizaciones. Poca cosa ante lo que se avecina. El sector exige un plan integral y ya han planteado muchas propuestas que, de momento, han caído en saco roto. Por ejemplo, se ha propuesto reducir el IVA al 5% para las actividades empresariales de la hostelería y el turismo durante al menos un año con el fin reactivar la economía y salvar a miles de puestos de trabajo de la quiebra de sus negocios.
La respuesta fue inmediata y negativa. La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, lo descartó apuntando que «no está en la agenda» del Gobierno porque supone un esfuerzo presupuestario del que «tenemos que medir cuál es el impacto y su eficacia, antes de aplicarlo».
La actividad en la hostelería perdió un 25% en apenas una semana –del 13 al 19 de julio–, por lo que empeoró por primera vez desde el inicio de la desescalada por culpa directa de los rebrotes en diferentes puntos de España. En concreto, a mediados de mes estaba abierto el 84% de los establecimientos de hostelería, con una caída de las ventas de los distribuidores del 25% en relación con el año anterior, según los datos de la patronal Fedishoreca. De esta forma, los nueve puntos porcentuales de diferencia entre los locales abiertos (84%) y las ventas de los distribuidores (75%), suponen que los establecimientos ya abiertos han comprado y vendido de media un 10% menos que el año anterior, con el 16% de establecimientos todavía cerrados. Las nuevas restricciones a bares y restaurantes por los rebrotes han tenido una incidencia directa en la bajada del porcentaje de establecimientos de hostelería abiertos y de sus ventas. En Aragón, una de las zonas de España con más restricciones, las ventas cayeron el 82,5% en una semana. Según los datos de esta patronal, la evolución de las ventas del sector es negativa por primera vez desde hace mayo. Respecto a las zonas dependientes del turismo y con muchos hoteles como Baleares, Benidorm, Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga y otras, la actividad de la hostelería se sitúa todavía hasta un 55% por debajo de la del año anterior.
Por su parte, la asociación de autónomos UPTA advierte del riesgo del cierre del 40% de negocios de la pequeña hostelería antes de que acabe el año y la destrucción de 200.000 empleos del sector en el último cuatrimestre, por lo que exige al Gobierno un plan de recuperación que incluya la bajada del IVA al 10%, la prolongación de los ERTE y el cese de actividad hasta enero de 2021 y la recuperación de los cheques comida. Así lo señaló ayer en un vídeo en redes sociales el secretario general de UPTA, Eduardo Abad, en el que alerta de que la pequeña hostelería está «condenada prácticamente a desaparecer». Según los cálculos de la organización, en septiembre desaparecerán entre 30.000 y 40.000 empleos del sector, que se suman a los ya perdidos, cuya cifra final en diciembre puede llegar a 200.000 puestos de trabajo menos. «Se necesita un plan de reconversión total», reclamó.
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