Opinión

Banqueros, bancos y la coartada de la COVID-19

Los banqueros han aprovechado las medidas extraordinarias tomadas por la pandemia para limpiar sus patios traseros de problemas que en circunstancias normales les hubiera sido más difícil abordar

La presidenta del Santander, Ana Botín, en la presentación de resultados 2020.
La presidenta del Santander, Ana Botín, en la presentación de resultados 2020.EUROPA PRESSEUROPA PRESS

Odgen Nash (1902-1971), poeta satírico norteamericano, llegó a estudiar en Harvard, pero no logró graduarse y dejó poco recuerdo suyo en aquellas aulas. Uno de sus primeros trabajos fue el de vendedor de bonos en Wall Street, con un éxito perfectamente descriptible. Tan solo consiguió vender un bono y, además, a su madrina. No obstante, su paso fugaz por el mercado de valores le permitió formarse una opinión del mundo del dinero y de sus protagonistas. Años después, ya famoso, escribiría que «los banqueros son exactamente iguales que las demás personas, solo que más ricos».

Los banqueros, al margen del dinero y porque son como los demás, intentan aprovechar todas las oportunidades y procuran aplicar el principio que condensaría la filosofía del Estoicismo: «hacer, de la necesidad, virtud». Las cuentas de resultados de los grandes bancos españoles de 2020 y la liturgia de su presentación pública son, sin duda, uno de los mejores ejemplos. Ana Botín (Santander) cerró el miércoles la ronda que, como en los últimos años, inició otra mujer, María Dolores Dancausa (Bankínter) que, además, están al frente de la mayor y la menor de las grandes entidades financieras españolas.

Los seis –que a partir del primer trimestre serán cinco por la fusión CaixaBank-Bankia– primeros grupos bancarios españoles perdieron en conjunto el año pasado, el año de la pandemia, 5.536 millones de euros. El Santander es el que presenta más números rojos, hasta 8.771 millones, mientras que los mayores beneficios fueron los de CaixaBank, en su último ejercicio en solitario, con 1.361 millones, un 19% menos que el año anterior. El resto de bancos también sufrieron lo suyo, con batacazos en los beficios que van desde el 99% del Sabadell, al 42,4% de Bankínter, mientras que los del BBVA bajaron un 62,9% y los de Bankia cayeron un 57,6%.

Los bancos viven tiempos difíciles con el precio del dinero –los tipos de interés– por los suelos o incluso por debajo. La pandemia de la COVID-19 y las medidas monetarias para hacerle frente han complicado más el negocio bancario y el futuro es incierto, como insisten en el Banco Central Europeo que preside Christine Lagarde. La crisis sanitaria, sin embargo, ha ofrecido a los banqueros españoles –también a los de otros países– la posibilidad de limpiar sus cuentas sin necesidad de sonrojarse, incluso con el aplauso de accionistas que, en otras circunstancias, habrían puesto el grito en el cielo. Los bancos han destinado cantidades multimillonarias a lo que en la jerga el sector se denominan «provisiones».Todo como consecuencia de los efectos de la pandemia y también para hacer hucha para un futuro difícil, en el que se prevén alzas importantes de la morosidad.

La habilidad de los banqueros, con Ana Botín a la cabeza, ha consistido en que han aprovechado la circunstancia para incluir en los ajustes por la COVID-19 distintos problemas que arrastraban cada uno en sus balances y no todos achacables a la pandemia. En otros momentos, aflorar esas dificultades les hubiera pasado una factura mucho mayor que ahora, lo que no quiere decir que no haya víctimas ni apuros para algunos. En definitiva, la COVID-19 también ha servido de coartada para casi todos, desde Botín a Dancausa, pero tambén para Torres (BBVA), Oliú (Sabadell) y Gortázar (CaixaBank) y Goirigolzarri (Bankia), esto más allá de la fusión, para ordenar sus respectivos patios traseros.

Existía también el riesgo de que la canalización de los créditos de ICO a través de la banca sirviera para prolongar y enmascarar situaciones agónicas previas de clientes crediticios. El sacrosanto temor al poder, entre otras cosas, lo ha impedido. Los banqueros, que en privado no dudan en criticar al Gobierno de Sánchez, se cuidan mucho de hacerlo en público y a lo más que llegan, como Ana Botín, es a reclamar ayudas directas para pymes y autónomos. La mayoría callan y asienten e incluso algunos, como Carlos Torres, tras un ejercicio enrevesado para él y para su banco, aprovecharon la presentación de resultados para alabar al Gobierno bien alto «porque ha facilitado la supervivencia de empresas y ha evitado que muchos acaben en el paro». Odgen Nash, sí, tenía razón y los banqueros, aunque más ricos, también son como las demás personas.

Despedida polémica y dudas en el futuro de la Cámara de Barcelona

Joan Canadell se despidió, no sin polémica, de la presidencia de la Cámara de Barcelona para centrarse en la campaña electoral como candidato de JxCat, ya que aprovechó la ocasión para protagonizar el «primer mitin electoral», algo que no gustó a muchos miembros. Además, Canadell, que será sustituido por Mónica Roca, intentaría mantener algún tipo de posición en los órganos directivos de la Cámara si el resultado electoral no responde a sus expectativas.

El gasto resiste en enero y se mantiene en las cifras alcanzadas en diciembre

El consumo doméstico, a pesar de la tercera ola de la pandemia y del temporal Filomena, no retrocedió significativamente con respecto al de diciembre, según el indicador CaixaBank de consumo. No obstante, con respecto al mismo mes de enero de 2020, sí retrocedió un 9% en el periodo comprendido de los dias 4 al 31. El gasto de consumo presencial con tarjeta en bienes de primera necesidad registró una mayor variación interanual que en diciembre. El fenómeno se explica por el llamado «efecto acopio» que se registró durante las semanas del temporal y por las nuevas restricciones impuestas para controlar la curva de contagios que, además, ha podido provocar la sustitución del gasto en ocio y restauración por el de bienes de primera necesidad, según los analistas de CaixaBank Research.