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El golpe de Ómicron

Una oficina de empleo de la Comunidad de Madrid
Una oficina de empleo de la Comunidad de MadridEduardo ParraEuropa Press

Los datos del paro del otro día son buenos, pero no nos engañemos: seguimos aún con miles de trabajadores en Erte y dependemos en exceso del empleo público, lo cual no es tan positivo para la economía, pues con frecuencia los puestos de trabajo de funcionarios en las administraciones suponen más gasto que ingreso. Dicho lo cual también es exagerado el optimismo del Gobierno en un momento en el que nos sacan los colores la OCDE, el INE, el Banco de España y el Consejo de Economistas, por citar solo algunos de los organismos de peso que han rebajado nuestra previsión de crecimiento.

Calviño dice que vamos a la cabeza de la locomotora europea. La OCDE lo matiza: más bien estamos ya en el furgón de cola, considerando que el crecimiento del 6,5 previsto en los Presupuestos es irreal, pues como mucho rondaremos el 4,5. Y así todos los demás análisis. El PGE está hinchado y es casi imposible que se cumpla la previsión optimista de Montero. Sobre todo teniendo en cuenta el golpe añadido que ya está suponiendo la aparición de la nueva cepa Ómicron, con más restricciones, aeropuertos cerrados y negro augurio respecto a un invierno que se nos había torcido por la inflación, las horrorosas subidas del gas y la luz, la crisis de los contenedores y los problemas de suministro de materias primas a nivel global. Se cae por sí sola la previsión de mejora en el turismo, la venta de coches y el comercio en general. Se enfría el triunfalismo del Gobierno. Se desmorona la propaganda.