El negocio del vino
La Rioja defiende su esencia contra el acoso vasco
El negocio de las Denominaciones de Origen mueve más de 1.500 millones de euros liderado por la zona riojana que representa casi un tercio del total de la producción y de las ventas y que el PNV ha querido desmembrar
Rioja es la Denominación de Origen más antigua de España (1925) y la primera en obtener la calificada (1991). Pionera en el buen hacer del vino, la Denominación de Origen Calificada de la Rioja está situada en el norte de España, a ambos márgenes del río Ebro. Se divide en tres grandes zonas: Rioja Alta, Alavesa y Oriental. Con 65.000 hectáreas, 567 bodegas, 14.800 viticultores, y con el mayor parque de barricas del mundo es líder en su sector en España.
Álava, la Rioja y del suroeste de Navarra (en total 144 municipios) viven de un producto que solo en venta directa supera los 1.300 millones de euros, a los que habría que sumar otros 173 millones de euros que genera el enoturismo, con un peso en el PIB de la región del 20%. Un negocio del que se beneficia todo un sector industrial, como son los fabricantes de corchos, de botellas, de cartón y de maquinaria para bodega que requieren los miles de viticultores y casi 600 bodegas.
Los vinos de la Denominación de Origen Calificada (DOC) Rioja están presentes en más de 124 países y el 40% de las exportaciones de vino con Denominación de Origen es Rioja. El año pasado aumentaron un 8,3% sus exportaciones hasta llegar a comercializar 235 millones de litros en el extranjero, según la propia denominación de origen. Lo que le supuso unos ingresos de 506,9 millones de euros en 2020, según el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv). Con un ambicioso plan de recuperación en marcha después del duro golpe asestado por la pandemia a este sector, la DOC Rioja se vio hace unas semanas nuevamente sorprendida por las intenciones, una vez más, del PNV de hacerse con parte de este suculento negocio. Con su propuesta llevada al Congreso de reforma de la ley 6/215 de DOP’s e IGP’s supraautonómicas, el PNV pretendía reactivar su objetivo de controlar desde el País Vasco la producción de uno de los vinos más afamados del mundo. Una reivindicación que desde el sector se ha tachado de «injerencia política» y que amenazaba a un modelo de éxito indiscutible. Con esta maniobra, el PNV demandaba la creación de una subdenominación dentro de la DOC Rioja para los vinos de Rioja Alavesa. Una subdenominación que incluyera la creación de un consejo regulador propio que establecería todas las condiciones sobre el cultivo de la uva, su control en la entrega a las bodegas y la elaboración y comercialización de estos vinos. Una «maniobra política» que ha llegado en forma de «tsunami» al sector y que, en palabras de José Luis Lapuente, director general del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja, «supondría romper la unidad de la Denominación de Origen La Rioja, jugar con el patrimonio y el fondo de comercio de la Denominación, algo por lo que el sector no está dispuesto a pasar». La propuesta del PNV, asegura Lapuente, «conduce a una fragmentación de la Denominación y a una separación de lo que sería la gestión, la fijación de criterios, la inspección, el control y sanción en un área determinada de la Denominación, lo que supone establecer diferentes reglas del juego, y además, a iniciativa de un partido político».
Las reglas del juego
El modelo de producción y fabricación del vino de la Rioja está controlado por el Consejo Regulador, un organismo creado en 1926, al que en su día se encomendó la misión de delimitar la zona de producción del Rioja, controlar la expedición de las «precintas de garantía» y recomendar las medidas legales a adoptar contra los usurpadores y falsificadores de la marca Rioja. Con el paso de los años, este Consejo Regulador se fue sofisticando y en 1982 se abrió una nueva etapa caracterizada por la progresiva implantación de un plan perfectamente articulado de controles cualitativos y cuantitativos, que se aplican tanto sobre la producción como sobre la comercialización: registros de viñedos y de bodegas, control de las prácticas de cultivo y rendimientos máximos de producción, calificación de los nuevos vinos, seguimiento de los tiempos de crianza y de las añadas, etc. Todo ello financiado con las aportaciones de viticultores y bodegueros quienes, a través de sus respectivas representaciones, han propiciado que se genere una normativa de autocontrol más rigurosa en términos generales que la propia legislación de la Unión Europea. Precisamente este Consejo Regulador se alzaba en armas contra las pretensiones del PNV a través de una misiva en la que le trasladaba su oposición frontal a que se cree una subdenominación de Rioja Alavesa. El Consejo Regulador pretende con esto, zanjar el último intento de los nacionalistas de constituir un órgano de control propio del vino elaborado en Euskadi bajo la marca Rioja. Ya en septiembre interpuso un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco contra la tramitación de la denominación de origen «Viñedos de Álava», ajena a la Rioja, otro viraje del Gobierno vaso en su intento de controlar la Rioja Alavesa. «El sector tiene muy clara su hoja de ruta y es que las decisiones deben tomarse en su seno. Hemos insistido en el argumento de que hay que evitar todo tipo de injerencias políticas, provengan de donde provengan, porque al final la unidad no puede estar en tela de juicio, ya que sería lo mismo que tirar piedras contra el propio tejado de la Denominación», explica José Luis Lapuente.
El peso de cada región
El peso del País Vasco, Navarra y la Rioja no es igual. Según datos del Consejo Regulador de 2020, las bodegas ubicadas en la comunidad de La Rioja produjeron 186 millones de litros frente a los 66 millones de litros elaborados por bodegas alavesas y los 16 millones de bodegas navarras. En cuanto a la uva aportada para generar estos vinos, los datos también reflejan el liderazgo de la Rioja. En 2020 en esta región se produjeron 288.000 toneladas frente a las 75.000 toneladas en viñedos vascos y las 46.000 toneladas de uvas navarras. «La mitad de los vinos de Rioja Alavesa no vienen de la uva de esta zona, son de uva de Rioja Oriental o Alta. Por tanto, la mitad de sus vinos es transformación de uva de otras partes de la Denominación», puntualiza Lapuente. Lo que propone el PNV no es modelo aterrizado. «Quiere salirse del paraguas pero con un pie dentro. Quiere conservar el nombre de Rioja Alavesa, pero a su gestión le quiere imprimir un carácter autónomo, separado, coordinado o descoordinado con la DOC La Rioja, que es donde se ha gestado, donde se ha reconocido ese nombre de Rioja Alavesa y donde los vinos han cobrado prestigio. Es como cambiar las reglas de la partida a mitad de juego y de alguna forma pedir jugar con cartas marcadas», señala Lapuente.
Íñigo Torres, director general del Grupo Rioja, la principal asociación de bodegas de Denominación de Origen Calificada Rioja, acusa al PNV de querer «arrogarse la gestión de una marca que es patrimonio de todos, lo que supondría acabar con la fortaleza de la marca Rioja». En segundo lugar, añade Torres, «la creación de un Consejo Regulador diferente al Consejo Regulador que gestiona la Denominación de Origen, podría generar diferentes agravios comparativos, ya que se tomarían decisiones en dos ámbitos absolutamente diferentes, rompiendo la competencia leal entre los diferentes operadores». Por último, «en materia de control, algo muy relevante en el ámbito de las Denominaciones de Origen, le correspondería a un Comunidad Autónoma en vez de, como sucede ahora, al propio Ministerio de Agricultura y a los propios servicios de inspección del sector regulador. Por todas estas razones esgrimidas, la principal Asociación de Bodegas de Denominación de Origen Calificada Rioja estamos en desacuerdo con esa proposición de ley del PNV. A los partidos políticos les pedimos que respeten las decisiones que toma el propio sector, porque es el sector el legítimo propietario de la marca Rioja. Todos los viticultores, y todos los bodegueros de la DO Rioja son los propietarios y los que se juegan su patrimonio». Pese a que el PNV retiró finalmente la modificación de la ley de denominaciones de origen en el Congreso de los Diputados, mantiene su órdago y su apuesta por la submarca vasca sin aceptar «vetos del otro lado del Ebro», señaló.
Casi un centenar de Denominaciones de Origen
En España hay 96 Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) del vino, repartidas entre las V.P. (19 Vinos de Pago) D.O. (67 Denominaciones de Origen), D.O.Ca. (2 Denominaciones de Origen Calificadas) y V.C. (8 Vinos de Calidad). Según datos de Nielsen, es un negocio que mueve 1.576 millones de euros, que todavía se controla desde La Rioja. El último informe de mercado de esta consultora –que no tiene en cuenta el segmento del cava– recoge que casi el 60% del vino consumido, tanto en supermercado como en bares y restaurantes, es de alguna denominación de origen.
La cuota de vino con Denominación de Origen Protegida con respecto a las ventas de vino en mercado nacional (Alimentación + Hostelería) asciende al 55,2% del volumen y al 71,9% del valor total en el periodo interanual (12 meses) a agosto-septiembre de 2021, por lo que la Denominación de Origen todavía domina con puño de hierro este mercado, según datos facilitados por la Interprofesional del mercado del vino. Mientras que a nivel internacional, el vino con DO ocupa en valor un 46% de la facturación total, con 961,5 millones de euros sobre 2.104,7 millones euros totales y en volumen un 14% del volumen total, con 242,9 millones de litros sobre 1.748,7 millones de litros totales.
La Rioja domina todavía el mercado interior con una cuota del 31% en términos de volumen. A muy larga distancia le sigue el vino de Rueda con el 10% y Ribera del Duero (9,8%).
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