Vivienda

China activa 165.000 millones para salvar su mercado inmobiliario

La crisis de Evergrande se ha extendido a todo el sector y pone en peligro el 29% del PIB chino. cumula una deuda de más de 264.000 millones, que podrían ser 150.000 más fuera de libros

Sede central de Evergrande Group en China
Sede central de Evergrande Group en ChinaDAVID KIRTONREUTERS

Un popular refrán chino reza: «¿Pueden los huevos permanecer intactos si se destruye el nido?», un proverbio que insinúa que de una gran catástrofe nadie sale indemne. La cuestión es relevante para el devastado Grupo Evergrande –el segundo mayor promotor inmobiliario de China– y los efectos de sus problemas financieros para las grandes ambiciones de la segunda potencia mundial.

China está intensificando el apoyo al asediado sector inmobiliario, proporcionando apoyo crediticio a una economía que muestra tensiones por la caída del sector inmobiliario, con los bancos nacionales reduciendo los costes de los préstamos por primera vez en 20 meses. Una medida que se produce después de que el Banco Popular de China recortara a principios de diciembre la cantidad de efectivo que los mismos deben mantener en reserva, liberando 1,2 billones de yuanes (165.000 millones de euros) de fondos baratos a largo plazo para los prestamistas del sector inmobiliario.

Las medidas de apoyo llegan en un momento en el que algunos promotores, como Kaisa Group Holdings Ltd. y China Evergrande Group, luchan por vender activos para conseguir efectivo y hacer frente a las crecientes deudas en medio de una campaña de control del apalancamiento en el sector. En las últimas semanas, los reguladores han suavizado las medidas, por ejemplo, alentando a las empresas inmobiliarias más fuertes a recurrir al mercado interbancario de bonos para obtener financiación.

En el comienzo del año, la saga de Evergrande continúa y su actual crisis le ha convertido en el centro de la preocupación mundial. Acreedores, inversores, contratistas, clientes y empleados dentro y fuera de China han observado con ansiedad si el Gobierno de Xi decidía que era demasiado grande para quebrar. Si colapsara, las repercusiones tanto para el sistema financiero como para las cadenas de suministro de la construcción son imposibles de predecir. El Gobierno central ha emitido una advertencia a los gobiernos locales para que se preparen ante las posibles consecuencias sociales y políticas.

Crisis inmobiliaria

Incluso si se salvara mediante la intervención gubernamental, el Estado chino seguiría enfrentándose a nuevos dilemas. Se trata de una de las muchas empresas inmobiliarias con problemas que se enfrentan a una posible quiebra. Con la caída de los precios de la vivienda en el país asiático, la crisis ya se ha extendido a otros promotores inmobiliarios. La Reserva Federal de EE UU, preocupada por el hecho de que el exceso de apalancamiento inmobiliario en China sea una de las varias grietas de la economía del país, advirtió que esta crisis podría extenderse a la economía estadounidense y mundial.

Los tribunales están persiguiendo a la compañía, acosada por inversores chinos nacionales que quieren que se les reembolse el dinero. Los acreedores nacionales la han demandado por más de 13.000 millones de dólares en pagos atrasados, dado que las empresas locales a las que el endeudado debe dinero compiten con los tenedores de bonos extranjeros para recuperar el pago.

El asediado promotor lleva meses esquivando el impago de sus obligaciones. La empresa acumula una deuda de más de 300.000 millones de dólares (264.000 millones de euros) que, como ya advirtió al mercado en septiembre, sería difícil de afrontar. Se cree además que podría tener una deuda adicional de 150.000 millones de dólares (132.000 milloes de euros) fuera de sus libros financieros oficiales.

En resumidas cuentas, el flujo de caja de la empresa, muy mermado por el enfriamiento del mercado, no es suficiente para hacer frente a los pagos de intereses a aquellos a los que pidió prestados los fondos, normalmente en forma de bonos corporativos que devengan intereses. Entre los desafortunados compradores de este tipo de bonos, se encuentran inversores extranjeros. Los tenedores de bonos «off-shore» serán probablemente los menos prioritarios para los inversores que tiene la compañía en el momento de recibir los pagos de intereses o las reparaciones.

Otras agencias de calificación, como Moody’s y S&P Global, no se han apresurado a mejorar la situación de la empresa y esta última ha señalado que el impago es «inevitable». La propia organización parece hacer caso omiso de los comentarios públicos sobre su incumplimiento.

Proceso de reestructuración

El gigante chino se encuentra actualmente en proceso de reestructuración mientras intenta continuar con sus operaciones como de costumbre. La reorganización incluye la renegociación de sus pasivos y la venta a precios de ganga de las ramas de la empresa que no se dedican a la construcción, como su negocio de gestión inmobiliaria, las participaciones en un importante banco chino y los servicios de streaming.

Desde el cambio de la calificación de Fitch, los dirigentes de la empresa están siendo presionados para que aceleren el proceso . Según Bloomberg, su reestructuración está siendo directamente controlada por las autoridades.

La matriz ha perdido la capacidad de vender nuevas viviendas (su principal modelo de negocio) y el rescate gubernamental parece improbable. Aunque aseguran que sus problemas financieros difieren a los de la quiebra de Lehman Brothers en 2008 –que desencadenó una crisis financiera mundial–, la situación podría derivar en una posible recesión económica interna en China. Y dejaría tras de sí una larga lista de marcas occidentales que apostaron por el omnipresente y próspero consumidor chino.

PIB a la baja

Evergrande cuenta con unos activos que rondan los 355.000 millones de dólares en 1.300 promociones, 200.000 empleados y la contratación de hasta 3,8 millones de trabajadores al año para la construcción y desarrollo de proyectos. El precio de sus acciones se ha desplomado casi un 80% en lo que va de año.

El sector inmobiliario representa, directa e indirectamente, alrededor del 29% del PIB chino por lo que estos problemas agravan los efectos de la pandemia al ralentizar la actividad económica. Muchos analistas han recortado las estimaciones de crecimiento de China en 2021 en 30-50 puntos básicos, y en casi un punto porcentual en 2022, con la consiguiente crisis financiera en las economías emergentes.