España en México, a prueba de AMLO: 6.000 empresas y un millón de empleos

Desde el Castillo de Chapultepec, donde se conserva una de las joyas arquitectónicas tardías del Virreinato de la Nueva España, luce pujante el «skyline» de Ciudad de México. De entre todos los rascacielos que han surgido en los últimos años, desafiando la amenaza sísmica, destaca la Torre BBVA. La mole bancaria, entre los cinco edificios más altos de México, es en realidad la puerta de entrada a la Avenida del Paseo de la Reforma, la milla de oro empresarial de la nación norteamericana, donde se concentran buena parte de las oficinas de los principales jugadores económicos.

Desde el bosque que rodea Chapultepec también se atisba la Torre Mapfre, una de las pioneras del Manhattan mexicano. A lo largo de la opulencia que reluce noche y día en esa franja colosal de acero y vidrio, las empresas españolas figuran en cada planta. Por centenas. De hecho, hay más de 6.000 empresas españolas establecidas en México, según los datos del ICEX, aunque con el desembarco meteórico de startups españolas desde 2019 en el país de habla hispana más poblado del mundo es más que seguro que las cifras se queden cortas. Cerca de un millón de personas trabajan en México para esas empresas españolas, entre empleos directos e indirectos, lo que convierte a España en uno de los mayores socios comerciales del país, con 76.000 millones invertidos desde el arranque de siglo por los 30.000 millones de inversión recibidos de México en el mismo periodo.

De hecho, España figuraba como el segundo inversor extranjero en México, con el 12% de la inversión foránea a cierre del tercer trimestre de 2021. La fortaleza de la presencia española es tal que mientras en 2020, en lo peor de la pandemia, la inversión extranjera total en México cayó un 19%, la procedente de España solo lo hizo un 1%, según remarca la Cámara de Comercio de España en México (Camescom).

Una situación calcada a la que se vivió en Argentina durante la brutal crisis que derivó en el corralito»: mientras los inversores extranjeros huían en masa, los españoles permanecían.

La presencia española es, además, transversal. No solo en infraestructuras, energía, telecomunicaciones, hoteles, seguros, servicios financieros, sanitarios o tecnológicos. Por ejemplo, entre enero y septiembre de 2021, la inversión española en minería creció un 6% y la manufacturera un 7%. El sector agroalimentario, inmobiliario y tecnológico despiertan el interés de las empresas españolas durante este 2022, según apunta Camescom, presidida por el antiguo dirigente popular Antonio Basagoiti, que lleva ocho años afincado en México.

Tan transversal es la inversión que en el segundo trimestre de 2021, la inversión española se incrementó significativamente en diversos estados de la República, como en Jalisco (124%), el estado más «mexicano» por ser cuna del mariachi, Querétaro (68%), Sinaloa (182), Sonora (335%), Yucatán (62%) y Veracruz (143%).

Con estas cifras, el ataque del presidente mexicano, el populista Andrés Manuel López Obrador, a las empresas españolas parece una cortina de humo, dado el arraigo empresarial español. De hecho, el propio AMLO ha adjudicado varios tramos de su proyecto estrella, el Tren Maya, a varias empresas españolas.

Los contratos a firmas españolas de este corredor ferroviario que unirá Chiapas, Campeche y Tabasco con Yucatán y Quintana Roo con cerca de1.554 kilómetros de línea férrea suman unos 2.000 millones de euros de los 6.500 previstos, incluyendo las nuevas centrales de ciclos combinados que alimentarán el Tren Maya cuando arranque en 2023.