Sablazo fiscal

El «impuestazo» de Sánchez encarecerá el crédito bancario y aumentará las comisiones

La banca duda de que el «impuestazo» pueda aprobarse «por su complejidad», a la espera de saber «cómo se va a aplicar». Banca y energéticas pierden 9.500 millones en dos días. Las patronales critican el oscurantismo del Gobierno y los analistas avisan de cambios en las condiciones de los clientes

La bolsa española perdió este miércoles el 0,87 % y se acercó a 7.900 puntos
La bolsa española perdió este miércoles el 0,87 % y se acercó a 7.900 puntosALTEA TEJIDOAgencia EFE

El chupinazo fiscal de Pedro Sánchez en el Congreso sigue coleando 48 horas y 9.500 millones de capitalización bursátil perdidos después. El hundimiento fue generalizado esa primera jornada por la sorpresa del anuncio del impuestazo «excepcional y temporal» –dijo Sánchez– a bancos y energéticas, aunque fue más acusado en la banca que en el sector energético, que ya viene sufriendo castigo en Bolsa por la reiteración de advertencias impositivas por parte de diferentes miembros del Gobierno. En concreto, la banca se dejó el martes 5.200 millones de euros, por 1.744 millones de las energéticas.

Ayer se volvieron a repetir las pérdidas. La banca cerró en negativo, pero con una caída más suave, de menos de 400 millones, correspondientes en su mayor parte a Santander. En el caso de las energéticas, sí que notaron un segundo golpe y sumaron casi 2.000 millones a sus pérdidas, tras bajar Iberdrola un 2,32% y Endesa un 1,08%. La capitalización se ha reducido en unos 4.100 millones en dos días. Por tanto, tres días después del anuncio, todas estas grandes empresas se han dejado 2.500 millones más de lo que se pretendía recaudar.

Esta situación ha provocado una tormenta perfecta que, según expertos y analistas, provocará un «efecto boomerang» en el que serán los ciudadanos los que finalmente asuman ese impuesto de forma indirecta.

Así lo cree el director del Centro de Políticas Económicas de Esade, Toni Roldán, que asume que este «impuestazo» puede provocar el encarecimiento del crédito y afectar al crecimiento económico. «Lo que es evidente es que los impuestos, y el de la banca en particular, puede penalizar parcialmente el crédito» y que ello «se traslade de una forma u otra a las familias como encarecimiento de ese crédito». Roldán también ha calificado las medidas de «cortoplacistas y cosméticas» en el actual contexto actual marcado por la escalada de precios. Según sus cuentas, esos «supuestos» 7.000 millones extra en recaudación apenas servirían «para cubrir la mitad» de los 14.000 millones de gasto adicional que se estima por la subida de pensiones el próximo año.

En el mismo sentido, Juan Ramón Rallo, profesor de Economía del IE Bussines School, advierte de que el riesgo de que estas empresas repercutan este impuesto extraordinario en sus clientes «existe, por supuesto. Son sectores con escasa competencia, sobre todo el financiero, que pueden repercutir ese hachazo de varias maneras sobre los clientes. Puede a partir de la aplicación de tipos más altos a los préstamos, de tipos más bajos a los depósitos o con el aumento de las comisiones».

Por su parte, Daniel Lacalle, doctor en Economía y director de Tresis, avisa de que esta nueva imposición «va en contra de la neutralidad fiscal. No se puede gravar a un sector simplemente por ser ese sector, por muchos beneficios que tenga. Eso crea una enorme inseguridad jurídica». Además ha recordado que «la banca es un sector que ya paga impuestos por Sociedades por encima del resto, pero para contentar a sus socios de Gobierno, Sánchez aplica una medida populista pero sin ninguna base jurídica o económica».

El economista tiene claro que «al final, estas decisiones siempre la acaban pagando los mismos y el Gobierno lo sabe y le da igual. Bancos y energéticas han estado años con unos márgenes muy bajos o incluso con pérdidas y ahora que empiezan a remontar, llega el burócrata de turno y les quiere gravar de inmediato. Habría que recordarle que esta subida de los tipos no se refleja de manera instantánea en los resultados y sin embargo los políticos lo hacen y quieren sacar provecho». Además, le recuerda al presidente del Gobierno que «nadie sabe de dónde se ha sacado esas cifras de recaudación por el nuevo impuesto. No ha explicado ni sobre qué beneficios en concreto se va aplicar este impuesto, si sobre el beneficio neto, sobre el bruto, sobre la base imponible o dónde».

También lo ven así las patronales bancarias, AEB y CECA. Ambas reiteraron ayer el oscurantismo del Gobierno: «No hemos sido consultados ni informados», a pesar de «mantener un diálogo permanente con el Gobierno». También recordaron que «los primeros que lo han pagado son los accionistas y los ahorradores». De momento, piden prudencia a la espera de que «el Gobierno aclare cómo va a aplicar ese impuesto y sobre qué beneficios en concreto». Fuentes de los bancos inciden en que es una medida que «todavía hay que ver si se va a poder aplicar» y cómo va a ser posible aplicarla. «Ya lo han intentado varias veces, pero es de tal complejidad que se ha tenido que desestimar en las anteriores ocasiones. Habrá que esperar a que expliquen cómo lo van a hacer y cómo han sacado esa cantidad de 1.500 millones euros anuales que pretenden ingresar».

Asimismo, lamentan que los impuestos se usen como una solución para hacer frente «a causas sobrevenidas» -como la guerra de Ucrania y el despegue de la inflación- porque «aviva los miedos entre los inversores a invertir en el sector, lo que se traduce en un encarecimiento del coste de capital». Insisten que esta nueva tasa «penaliza a los bancos españoles frente a los competidores europeos, lo que profundiza en la fragmentación bancaria europea y hace que la mayor inestabilidad en el sector acabe repercutiendo en las finanzas públicas».

Pero el presidente del Gobierno continúa sin darse por aludido y ayer, de nuevo en el Congreso, minimizó el desplome bursátil, justificándolo porque han tenido una «extraordinaria evolución en su capitalización a lo largo del último año». Tras vivir una segunda jornada de números rojos, Sánchez no quiso darle mayor trascendencia –«tampoco me preocuparía por la evolución en bolsa», defendió– y rechazó de plano que los dos nuevos impuestos supongan el descrédito de estas empresas. «No estigmatizamos a nadie. La Administración está dispuesta a dar un paso para proteger a familias y empresas, y las grandes empresas que se están viendo beneficiadas tendrán que contribuir».

De momento, hoy se producirá una reunión entre la ministra Teresa Ribera y las energéticas. Según fuentes ministeriales, el tema central será el gas, pero nadie duda de que se hablará del anuncio de Sánchez. Antes de la reunión, Iberdrola ya ha manifestado que «entendemos que este impuesto es para las petroleras y las gasistas. Nosotros tenemos un recorte de resultados por el encarecimiento del gas y al tener el 80% de la demanda eléctrica vendida a precio fijo».