Comisión Europea
La UE vuelve a recortar el crecimiento de España y dispara la inflación al 8,1% este año
Rebaja en 1,3 puntos su cálculo de PIB para 2023 y eleva en dos puntos la subida de los precios prevista
La Comisión Europea ha rebajado este jueves las previsiones económicas para nuestro país el año que viene 1,3 puntos respecto a sus estimaciones de primavera. Si hace tan sólo unos meses, ya con la guerra de Ucrania en marcha y las dudas sobre la inflación, Bruselas pronosticaba un crecimiento en 2023 del 3,4% ahora estos augurios se reducen hasta el 2,1% mientras se mantiene la cifra para este año del 4%, aunque sujeta a muchos interrogantes.
Esto supone la segunda revisión a la baja sobre la economía española desde el comienzo de la invasión de Ucrania por parte Rusia. A principios de año, la Comisión Europea barajaba un alza del PIB 1,6 % para este año. Aunque España se sitúa como uno de los países con un crecimiento más vigoroso este año (sólo por debajo de Portugal, Eslovenia, Irlanda y a la par que Grecia) la caída récord del 10,8% en 2020 hace que España no recupere los niveles pre-pandemia hasta la segunda mitad del año que viene, lo que le sitúa en el furgón de cola de la UE. Todo estoy siempre y cuando las promesas de un verano turístico como los de antes de 2020 no queden en saco roto.
En cuanto a la inflación, los malos datos de los últimos meses no parece que vayan a dar tregua. Bruselas baraja que el IPC escale hasta el 8,1% de media durante el año (frente al 6,3% de hace unos meses) y que se modere hasta el 3,4% el año que viene ( en comparación al 1,8% barajado en primavera). Una cifra que sitúa a España por debajo de la media de los Veintisiete (8,3%) aunque por encima del 7,6% pronosticado para los países que comparten la divisa común.
Según el análisis de los técnicos comunitarios, el PIB español desaceleró de manera “abrupta” durante el primer trimestre de este año debido a las disrupciones en la cadena de suministro y el fuerte alza de la inflación, lo que llevo a una “contracción significativa” que puede continuar en los próximos meses debido a la subida continuada de los precios y a la baja confianza de los consumidores en la situación económica. A pesar de esto, Bruselas espera una mejora en los próximos trimestres debido a la temporada turística, que se espera alcance los niveles pre-pandemia. En contraposición de este oasis en el horizonte, la Comisión Europea prevé una nueva ralentización los últimos meses del año a pesar de la llegada de los fondos europeos Next Generation EU. Bruselas cree que las familias seguirán ajustando sus patrones de consumo debido a los altos precios y a la incertidumbre generalizada.
El Ejecutivo comunitario constata en su informe que el ahorro durante los años de la pandemia, la “resiliencia” del mercado de trabajo y el haber ligado las pensiones al IPC, que permite mantener el poder adquisitivo de los jubilados, amortiguará de manera parcial la contracción del consumo. Se espera que el año que viene los fondos europeos se conviertan en el principal vehículo de las inversiones.
En cuanto al principal caballo de batalla, el alza de los precios del consumo derivada de la energía, Bruselas constata que ha ido in crescendo en los últimos meses. Los técnicos comunitarios esperan que comience a moderarse durante la segunda mitad del año gracias en parte a las medidas del gobierno que entraron en vigor en junio, incluido el tope al precio del gas y la rebaja del IVA. La inflación subyacente (que excluye la energía y alimentos no elaborados) seguirá al alza este año y empezará a bajar en el segundo trimestre del año que viene. Estas previsiones económicas interinas no contienen nuevos datos ni de paro ni de déficit público.
La incertidumbre abre la puerta a diversos escenarios
A pesar de que estos pronósticos permiten en cierta forma salvar los muebles, ya que ninguna de las grandes economías de la Unión Europea entrará en recesión (dos trimestres negativos de bajada del PIB), Bruselas reconoce una y otra vez en el texto publicado este jueves que la incertidumbre es la nota dominante y que nada puede excluirse del todo. “Los riesgos para las previsiones de la actividad económica y la inflación son fuertemente dependientes de la evolución de la guerra y en particular de sus implicaciones sobre el suministro de gas a la Unión Europea. Nuevos incremento de los precios podrían incrementar la inflación aún más y sofocar el crecimiento”, temen los técnicos comunitarios, quienes también señalan que los denominados efectos de segunda ronda por el incremento de los precios puede llevar a la restricción de crédito, lo que no sólo acabe repercutiendo en el PIB sino también sobre el “aumento de riesgos para la estabilidad financiera”.
Además, dentro de este panorama poco optimista, Bruselas también recuerda que “no se puede excluir la posibilidad de que resurja la pandemia en la UE, lo puede conllevar nuevas disrupciones en la economía”. Actualmente hasta 12 países europeos están sufriendo cortes totales o parciales del gas ruso y el próximo día 20 de este mes se espera que el Ejecutivo comunitario presente una propuesta para coordinar en los Veintisiete planes de emergencia ante la posibilidad de que Moscú corte el grifo de manera total a todos los países europeos.
Dentro del vaso medio lleno, los técnicos comunitarios aprecian una tendencia reciente en la bajada de precios del petróleo y otras materias primas lo que podría suponer una caída más rápida de lo esperado en la inflación. Además, el buen comportamiento del mercado de trabajo también puede hace que el consumo privado se mantenga a buen ritmo si las familias están dispuestas a gastar sus ahorros de los últimos años.
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