Transporte

SNCF no le teme a Renfe en su casa: “Estamos a favor de tener competencia”

La operadora pública ferroviaria francesa asegura que la llegada de más actores a su mercado doméstico agrandaría la tarta de la movilidad por tren, lo que le permitiría crecer

An employee of French national railway operator SNCF is seen at the railway station in Asnieres-sur-Seine, near Paris
Un empleado de la SNCF junto a un tren de la compañíaBENOIT TESSIERReuters

Hace tiempo que Renfe y SNCF dejaron de mirarse de reojo como posibles rivales y empezaron a hacerlo frente a frente para competir con todas las consecuencias que ello tiene.Desde mayo de 2021, el servicio de bajo coste de la compañía gala, Ouigo, opera en las líneas de alta velocidad españolas. Sin embargo, no ocurre lo propio con Renfe. La operadora española llevaba años intentando desembarcar en el mercado francés sin éxito aunque este ejercicio por fin lo conseguirá. Antes de verano lanzará sus servicios en solitario en las líneas Madrid-Marsella y Barcelona-Lyon.Pero no llegará de momento a su anhelado destino, París. En la compañía española siempre ha habido sospechas de que al otro lado de los Pirineos se han ido poniendo más trabas a su desembarco de las que se pusieron a Ouigo para llegar a España, lo que ha motivado incluso quejas públicas del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) en este sentido. Nada más lejos de la realidad, según afirman desde Francia. Es más, SNCF asegura que no le incomoda la competencia.

“Somos favorables a tener una competencia que permita agrandar el tamaño de la tarta del tren en la movilidad”, aseguran desde la compañía francesa. Un mercado más grande, añaden, les permitiría crecer en clientes y, por tanto, mejorar su negocio.

En opinión de SNCF, si Renfe no ha desembarcado todavía en el mercado francés no es porque sus autoridades le hayan puesto barreras u obstáculos de carácter administrativo sino por las “dificultades técnicas” que implica empezar a operar en otro país. Por ejemplo, detallan, el proceso de homologación del material rodante a los sistemas de seguridad -Renfe lleva ya tiempo haciendo pruebas con los Avril de Talgo en Francia para su futura operación en la línea de París- suele ser dilatado en el tiempo. “Ouigo tardó tres años en obtener todas las autorizaciones para sus materiales en España”, dicen. “Francia no le pone barreras a Renfe porque no le interesa”, aseguran. “Si hubiese habido obstáculos, nos los habría dicho Bruselas [la Comisión Europea]. Pero no es el caso, ni mucho menos”, añaden. “Las autoridades de regulación francesas cumplen con la normativa europea”, recalcan antes de añadir que ya hay otro operador, Trenitalia, que opera un corredor entre Milán y París que ilustra que Francia no es reacia a abrir a la competencia su sector ferroviario de alta velocidad.

Alejamiento

El cambio de paradigma que impera en la relación entre Renfe y SCNF quedó patente en diciembre. Hasta entonces, ambas compañías operaban en cooperación las rutas Barcelona-París, Madrid-Marsella y Barcelona-Lyon. Sin embargo,la compañía francesa decidió en febrero de 2022 no renovar el contrato que tenían por razones no sólo financieras sino también estratégicas. Desde el punto de vista económico, SNCF asegura que el servicio, en conjunto, perdía 10 millones de euros al año, unos números rojos en su opinión muy abultados para su tamaño. Desde Renfe, sin embargo, afirman que no había tales pérdidas hasta la pandemia y que los tres corredores son viables. De hecho, la compañía tiene previsto operar en solitario los tramos entre Madrid y Marsella y Barcelona y Lyon antes de verano, una vez que ha logrado todos los permisos y ha comenzado a realizar las últimas pruebas que necesita para ello.

Pero junto al aspecto económico, la compañía gala reconoce que “el paisaje competencial entre ambas compañías” cambió con la llegada de Ouigo a España en 2021. “Es difícil ser competidores y a la vez socios en dos mercados tan cercanos”, admiten.

Llevado por ambos factores, SNCF decidió “ser pragmático”, no renovar su acuerdo con Renfe y comenzar a operar en solitario desde diciembre el corredor entre Barcelona y París, el único que a su juicio puede ser rentable. Una decisión que, aseguran, no se tomó de un día para otro. Según explican desde la compañía francesa, llevaban desde 2019 analizando la situación de su alianza con Renfe y su conclusión fue que la única línea salvable era la Barcelona-París. De hecho, aseguran que ofrecieron a la operadora española limitar la cooperación a esta ruta pero que Renfe lo rechazó.

Ahora, una vez rota esa alianza, la compañía francesa espera lograr el equilibrio financiero en un plazo de dos o tres años. De momento, las primeras semanas de operación han resultado satisfactorias para la compañía, que asegura que ha logrado un ocupación de los trenes del 88%, si bien su objetivo es que este porcentaje suba hasta el 90% de forma permanente.