Sector ferroviario

Renfe, ante el “momentum” decisivo para su desembarco en Francia

La presión del Gobierno, de la UE y de la autoridad de Competencia gala confluyen ahora en beneficio de la operadora española

Dos trenes de la compañía gala SNCF y Renfe
Dos trenes de la compañía gala SNCF y Renfelarazon

El desembarco de Renfe en la alta velocidad francesa lleva años atrapado en la maraña técnico-burocrática tejida por la sociedad pública que gestiona el ferrocarril en el país vecino, SNCF, contra la que hasta no hace mucho tiempo libraba casi en solitario una quijotesca batalla la operadora pública española para tratar de remover estos obstáculos. Pero diversos factores se han alineado ahora del lado de Renfe, y, como aseguran fuentes conocedoras del proceso, hacen que la compañía esté gracias a ello ante un “momentum”, un impulso que puede ser decisivo para sus aspiraciones.

Como explican estas fuentes, en pocos meses se han alineado diversos factores que pueden ser decisivos para que Renfe logre por fin desbloquear su desembarco en el país vecino, primero en el eje entre Lyon y Marsella y Montpellier y, en una segunda fase, en la línea Lyon-París, la más importante del país. Y lo han hecho a uno y otro lado de los Pirineos. En España, la cuestión ha pasado a estar en la primera línea de la agenda del Gobierno. En los últimos meses, han sido no pocos los requerimientos realizados desde el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) para que Francia abra su alta velocidad a España. La última vez fue la pasada semana, cuando la titular de la cartera, Raquel Sánchez, pidió “reciprocidad” a París toda vez que los trenes de bajo coste de la francesa Ouigo ya circulan por las vías españolas una vez que se ha liberalizado el sector. A finales del pasado año, la secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Isabel Pardo de Vera, llegó a asegurar que España tiene una «absoluta legitimidad» para reivindicar ante la Comisión Europea la igualdad de trato respecto a la liberalización ferroviaria, frente a la «resistencia» que Francia está poniendo a la entrada de Renfe en ese país.

Desde Europa, aseguran estas fuentes, la causa española se percibe como justa dado que, amén de que el IV Paquete Ferroviario de la UE obliga a abrir los mercados y ser interoperables; otros países se están encontrando con las mismas trabas que está teniendo España para operar en el país vecino. La alta velocidad francesa no está totalmente cerrada. Trenitalia logró en diciembre de 2021 inaugurar la línea París-Lyon-Turín-Milán tras un ímprobo trabajo de homologación de sus trenes Frecciarossa que le ha llevado diez años. Un plazo que choca en el sector por dilatado. Renfe también se está encontrando con multitud de obstáculos técnicos relacionados con los sistemas de seguridad por parte de Francia para homologar sus trenes de la serie 106. Aunque no son los únicos. El país vecino también requiere, por ejemplo, una homologación específica para los maquinistas en la que trabaja la operadora española.

A favor de Renfe está también la autoridad francesa de competencia. La Autoridad Reguladora del Transporte de Francia, en un reciente informe, asegura que “queda mucho por hacer para reducir las barreras de entrada y permitir una apertura exitosa a la competencia en beneficio de un sistema ferroviario más eficaz e innovador”. El regulador defiende que la apertura a la competencia es beneficiosa para usuarios, operadores tradicionales (SNCF) y nuevos participantes. Aunque, eso sí, advierte de que “los beneficios esperados de la apertura a la competencia sólo pueden hacerse realidad si existen condiciones operativas transparentes, justas, no discriminatorias y eficientes”. Las fuentes consultadas aseguran que la autoridad francesa ya advirtió de la necesidad de abrir el mercado en 2018. Sin embargo, añaden, su informe actual cobra relevancia por el contexto en que se produce, con la convergencia de diversos factores de presión sobre las autoridades galas.

Para los consultados, también es importante el hecho de que los trenes de Ouigo ya circulen por España. Eso, explican, permite visualizar que, al contrario que, Francia, otros países sí han dado cumplimiento al mandato liberalizador de Bruselas y, de alguna manera, deja en evidencia al país vecino por no permitir a Renfe operar en su territorio. Más, añaden, después de que SNCF decidiese romper de forma unilateral el servicio conjunto de alta velocidad que prestan la operadora gala y Renfe entre Francia y España. Si no se dan pasos decididos para permitir a la compañía española operar en Francia, “va a parecer que la quieren echar del país”. Y eso, aseguran, no es sostenible en el tiempo.

Para Renfe, su entrada en Francia es estratégica. Aunque la compañía adquirió hace pocas fechas la mitad de la compañía Leo Exprés, que opera servicios en distintos países centroeuropeos y es clave para su desembarco en Alemania, el país vecino es clave para los planes de la compañía española dado que se enclava en mitad de su mercado doméstico y los países a que la da acceso la operadora checa.