Energía

El 80% de las familias numerosas con ingresos medios-bajos perdería su bono eléctrico con el umbral de renta que baraja el Gobierno

Un estudio de Esade asegura que estas ayudas están mal diseñadas y que no llegan a los que realmente las necesitan

Edificio de noche con luz encendida
Edificio de noche con luz encendidaRuben MóndeloLa Razón

La polémica generada hace unas semanas tras destaparse que tanto el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Enrique Osorio; como la líder a Más Madrid, Mónica García; han cobrado el bono social térmico a que da derecho su condición de miembros de familias numerosas ha llevado al Gobierno a replantearse el sistema de concesión del bono social eléctrico que garantiza de forma automática el acceso al térmico en el caso de las familias numerosas. El Ejecutivo va a establecer un tope de renta a partir del cual estas familias no podrán beneficiarse de esta subvención. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha sugerido que el umbral de renta neta por hogar será, introduciendo alguna corrección en función del número de integrantes, de unos 26.000 euros. El anuncio ha provocado un rechazo frontal por parte de la Federación Española de Familias Numerosas (FEFN), que ha advertido de que este tope perjudicaría a muchas de ellas con pocos recursos y que lo razonable es hacer los cálculos en función del número de integrantes de cada familia. Un perjuicio que ahora ha confirmado con datos EsadeEcPol.

En un análisis titulado "A quién llegan los bonos energéticos: un análisis por nivel de renta y tipos de familia", el centro de análisis asegura que ocho de cada diez familias numerosas con ingresos medios-bajos que ahora reciben el bono energético se quedarían sin derecho a percibirlo de establecerse el citado límite. Ahora mismo, Esade estima que el 38% de estos hogares se benefician de esta subvención, porcentaje que quedaría reducido al 7% con ese límite de ingresos. En el caso de las familias numerosas situadas en tramos de ingresos medios y altos, ninguna de ellas podría seguir percibiendo estas prestaciones de aplicarse ese umbral de renta.

Mal planteado

Esade denuncia en su análisis que, en líneas generales, estas ayudas energéticas están mal diseñadas porque, en este momento, se benefician más de ellas los hogares que más tienen. A nivel general, asegura que sólo un 8,3% de los hogares reciben algún bono social energético -el porcentaje apenas llega al 1,5% en el caso de los que también reciben el térmico-, aunque un 14,3% declaró que tuvo problemas para mantener su vivienda a una temperatura adecuada en 2021. Entre los hogares con rentas más bajas, únicamente un 17% en el caso del 10% de los hogares que menos gana y un 18% en el del siguiente 10% que menos ingresos reciben tiene acceso a algún tipo de bono social. Al mismo tiempo, el centro de estudios destaca que, fruto de la anomalía del diseño del sistema, entre el 2% de los hogares que más gana, uno de cada 25 se beneficia de alguna ayuda.

En el caso de las familias numerosas, las cosas no son muy diferentes. Así, según su análisis, menos de uno de cada tres hogares de este tipo del 20% con menos rentas recibe un bono energético. Un dato que choca con el hecho de que más del 50% que tienen un rango de ingresos entre intermedio y alto sí se beneficia de ellos.

Esta evolución, según Esade, sugiere que las familias con mayor disponibilidad de tiempo e información para lograr este tipo de bonos -algo que puede aproximarse por el nivel de ingresos del hogar- cuentan con mayor probabilidad de poder conseguirlos. Una circunstancia, añade el análisis, que muestra que los bonos energéticos son insuficientes en su cobertura, algo especialmente grave para las familias estructuralmente vulnerables y en su diseño actual "se prestan a problemas de desajuste entre quienes los necesitan y quienes los reciben", añade. Esade añade a este respecto que "el hecho de que muchas personas desconocen que tienen derecho a esta prestación y la complejidad del procedimiento para solicitarla" son las principales barreras para que su acceso se generalice entre los más vulnerables.

Para solucionar estas deficiencias, el centro de estudios propone simplificar el proceso, reducir la cantidad de documentos necesarios o incluso automatizar la concesión de la prestación, algo por lo que ya apuesta la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética. Una opción que plantea sería, por ejemplo, que la Administración enviase directamente a las familias que identifique como candidatas la solicitud ya rellenada. Otra, una inclusión completa a través de la factura o a modo de componente del Ingreso Mínimo Vital (IMV).

Esade también considera que es necesario que los criterios de renta que ahora se quieren introducir para las familias numerosas se extiendan a todos los tipos de hogar para que no acaben beneficiando a muchos de los que tienen unos ingresos muy elevados.