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Bruselas veta la fusión para crear un gigante ferroviario europeo

Prohibe la fusión entre Siemens y Alstom por considerar que dañará la competencia en los mercados de trenes de alta velocidad y sistemas de señalización

La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager hoy en Bruselas
La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager hoy en Bruselaslarazon

Prohibe la fusión entre Siemens y Alstom por considerar que dañará la competencia en los mercados de trenes de alta velocidad y sistemas de señalización

Las presiones de Francia y Alemania no han sido suficientes. Pocas veces una decisión sobre Competencia suscita una tormenta política de tal envergadura. La Comisión Europea ha hecho caso omiso a las advertencias de París y Berlín y ha dado un paso al frente al prohibir la fusión entre Siemens y Alstom. Con este veto, Bruselas impide la creación de un supergigante europeo en el sector de los trenes de alta velocidad que se hubiera convertido en el primer operador del viejo continente. Tras poner en marcha una investigación en profundidad, el Ejecutivo comunitario ha concluido que los cambios propuestos por las dos compañías para sortear este veto no son suficientes para garantizar la libre competencia en el mercado único. Desde el anuncio de esta alianza, Bruselas se ha enfrentado a un aluvión de denuncias por parte de competidores, asociaciones de usuarios y sindicatos

«Millones de pasajeros en Europa confían cada día en trenes modernos y seguros. Siemens y Alstom son campeonas en la industria del raíl. Sin suficientes medidas de contrapeso, esta fusión hubiese resultado en precios más altos de los sistemas de alerta que mantienen a los pasajeros seguros y de las próximas generaciones de trenes de alta velocidad. La Comisión Europea ha prohibido esta fusión porque las empresas no están dispuestas a hacer frente a nuestras serias preocupaciones sobre competencia», ha asegurado la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, ante los medios de comunicación

Horas antes de este veredicto, París y Berlín habían sacado las uñas. El eje franco-alemán incluso se plantea introducir cambios en el proceso de toma de decisiones sobre Competencia y hará un propuesta en las próximas semanas. Alegan que el marco actual está obsoleto a la hora de hacer frente al poder creciente de potencias como China y que este veto no beneficia a la creación de «campeones europeos» capaces de ejercer el liderazgo en un mercado global. Según el ministro de Economía y Finanzas galo, Bruno Le Maire, «esta decisión impide que Alstom y Siemens tengan el mismo peso que su competidor chino», en referencia al CRRC. Para la empresa francesa, la decisión del Ejecutivo comunitario «es un claro revés para la industria en Europa» y supone la pérdida de nuevos puestos de trabajo. Bruselas, consciente de la polvareda que iba a levantar esta decisión, niega estos argumentos. Según los análisis técnicos del Ejecutivo comunitario, los sistemas de alerta chinos no están presentes actualmente en el mercado único europeo y no resulta plausible que puedan acceder en el corto o medio plazo. La misma razón es esgrimida en cuanto a la entrada de CRRC en el mercado de los trenes de alta velocidad. Según recordó ayer la comisaria, el 90% del mercado del gigante chino está en su propio país y «no ha construido ni un solo tren» fuera de China. Para Berlín y París este análisis de la situación no resulta adecuado ante el poder creciente de la empresa china, lo que hace temer un desembarco en el mercado común antes de los previsto. Según la consultora alemana SCI Verhehr, CRRC tiene el 71% del mercado global, frente al 3% de Siemens y el 7% de Alstom.

La cartera de competencia es la más poderosa del Ejecutivo comunitario, ya que para tomar sus decisiones no depende ni del voto de los Estados europeos en el Consejo ni de la Eurocámara. Sus decisiones sólo pueden ser revocadas por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Esta independencia permite que la Comisión Europea tome decisiones difíciles a la hora de imponer multas multimillonarias a empresas por abuso de posición de dominio en el mercado, vetar posibles monopolios o impedir que el dinero público de las autoridades europeas introduzca distorsiones en el mercado. Todavía se desconoce si este enfrentamiento frontal entre Bruselas y el eje franco-alemán supondrá una nueva etapa en la política de competencia comunitaria.