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El hogar de la familia García, ubicado en Boadilla del Monte (Madrid), se convirtió en un oasis energético en medio del apagón que vivió España el pasado 28 de abril. Mientras buena parte del país se sumía en la oscuridad y el desconcierto, este matrimonio y sus tres hijos vivieron una jornada de total normalidad, como si nada estuviera ocurriendo en el exterior.
El día del colapso, en esta vivienda se cocinó sin problemas en la vitrocerámica, se conservaron adecuadamente los alimentos en la nevera, se utilizó la aspiradora para limpiar y se cargaron sin dificultad los teléfonos móviles, tabletas, ordenadores portátiles e, incluso, el vehículo eléctrico con el que se desplazan. La familia también acogió a varios compañeros de estudio de sus hijos que, en plena época de exámenes, acudieron al domicilio en busca de conexión wi-fi.
Esta normalidad en medio de una situación generalizada de caos fue posible gracias a la instalación de energía solar fotovoltaica que tienen en su vivienda unifamiliar, pero también a las baterías y, sobre todo, al sistema de respaldo, que fue lo que realmente les aisló de la red y les permitió tener luz. A diferencia de la mayoría de instalaciones solares, que dependen de la red eléctrica para funcionar y se desconectan automáticamente durante un corte del suministro por razones de seguridad, el sistema con el que cuenta este inmueble está equipado con una tecnología que permite operar en lo que se conoce como “modo isla”.
La clave de esta independencia radica en la incorporación de una caja de respaldo o back-up box, un dispositivo diseñado para actuar como sistema de emergencia en caso de corte en la red. Cuando se interrumpe el suministro, este componente permite que los paneles solares sigan generando energía, reactivando el sistema mediante la batería de almacenamiento. Así, se consigue reiniciar el inversor solar -el elemento que transforma la energía de los paneles en electricidad utilizable para el hogar- y distribuir la energía por toda la vivienda, manteniendo las actividades cotidianas sin interrupciones.
La casa en concreto dispone de un inversor fotovoltaico y nueve Victrons de 15 kilovatios, que son los dispositivos que toman la energía y gestionan la carga de la batería, generando una onda de tensión y frecuencia estable que actúa como si fuera una pequeña red eléctrica local. Como la generación solar puede verse afectada por factores como la ausencia de sol o la presencia de nubes, el sistema activa automáticamente las baterías para garantizar que siempre haya suministro eléctrico, al menos para las cargas esenciales del hogar. Esta gestión es coordinada por un Energy Management System (EMS), que se encarga de equilibrar la producción solar, el uso de las baterías y el consumo del hogar en tiempo real, evitando sobrecargas y asegurando un funcionamiento continuo y eficiente.
Los García decidieron realizar esta inversión hace cuatro años, poco después del confinamiento, en un momento, además, en el que los precios de la energía comenzaban a subir. “Hicimos cuentas y nos dimos cuenta de que generar nuestra propia energía limpia era mucho más rentable a medio y largo plazo. Queríamos ahorrar en la factura, pero sobre todo buscábamos ser autosuficientes, poder seguir adelante con nuestras vidas sin sobresaltos en caso de apagones o emergencias. Hasta ahora no habíamos tenido que poner a prueba el sistema, pero el día del apagón todo funcionó a la perfección, y pudimos vivir la jornada como si no hubiera pasado nada. La verdad es que esta instalación nos da una enorme tranquilidad”, explica el propietario.
La instalación de esta familia cuenta con unas características técnicas muy avanzadas: una capacidad fotovoltaica de 55 kWp, distribuida en 125 paneles solares de 450 W cada uno. El sistema incluye 9 inversores cargadores Victron Multiplus II, un inversor SMA Core1 de 50 kW y un total de 32 módulos de baterías Tesla, con una capacidad individual de 5,3 kWh, lo que supone un total acumulado de 180.000 Wh de almacenamiento energético. Este sistema es completamente escalable y se puede adaptar a las dimensiones de cualquier vivienda, así como a las necesidades energéticas específicas de cada usuario.
La empresa responsable de llevar a cabo esta instalación es DHOOP Solar. La compañía, que cuenta con más de 20 años de experiencia, está precisamente especializada en instalaciones autosuficientes. Además de sus proyectos para particulares y empresas, colaboran con distintas ONG para construir instalaciones en países de África y Asia que ni siquiera tienen suministro eléctrico, por lo que son conscientes de la importancia de la autonomía. “Hasta ahora, en España, la mayoría de las instalaciones fotovoltaicas se han enfocado hacia el ahorro, a la producción de energía sin más. La situación vivida con el apagón ha puesto en evidencia que el sistema puede fallar y que es muy importante contar con sistemas de respaldo. Tenemos mucha experiencia en África y en la India, lugares donde la red es inestable o directamente no hay luz, por lo que nuestra premisa es buscar siempre la autosuficiencia”, explica Eduardo Sandoval, cofundador y director de Ingeniería de la compañía.
Una conciencia de independencia energética que se ha extendido entre la población a raíz del corte masivo de luz. Y es que el teléfono de DHOOP Solar no deja de sonar desde el día después del “fundido a negro”. “Nos ha sorprendido mucho el aumento de la demanda de nuestros sistemas de respaldo. Hasta el momento del apagón, muchos usuarios que disponen de instalaciones fotovoltaicas desconocían este sistema, y se encontraron con la sorpresa de que, a pesar de tener placas solares y baterías, se quedaron sin luz igualmente. De hecho, que estas instalaciones no contaran con back-ups contribuyó al apagón, ya que no se cortaron y siguieron vertiendo a la red, agravando el problema”, señala Rafael Alcántara, cofundador y director técnico de DHOOP Solar.
El interés por sistemas con almacenamiento en baterías se había incrementado considerablemente a lo largo de 2024, no solo en el ámbito residencial, sino también en el sector empresarial. Según datos de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), el año pasado se instalaron más de 155 MWh en sistemas de almacenamiento vinculados a instalaciones solares de autoconsumo. Sin embargo, apenas un 10 o 15 % de los hogares con paneles solares ha dado el paso de incluir el almacenamiento. Una situación que previsiblemente cambiará a raíz del incidente del 28-A. Y como muestra, un botón: la demanda de baterías y placas solares ha aumentado un 450 %, según datos de SotySolar. “Apostar por la independencia energética ya no es solo una decisión ecológica, sino una estrategia de resiliencia ante un sistema cada vez más tensionado”, afirma Alba Alonso, CMO de SotySolar.
En el conjunto de Europa, el sector estima que el mercado de almacenamiento en baterías seguirá creciendo de forma sostenida en los próximos años, con tasas anuales previstas del 30 % al 40 %.
Además del ahorro energético y la independencia que ofrecen estos sistemas, su instalación puede acogerse a diversas bonificaciones fiscales. En concreto, el Gobierno español contempla deducciones en el IRPF para las obras de mejora de eficiencia energética realizadas en viviendas unifamiliares. Aquellos que instalen paneles solares fotovoltaicos antes del 31 de diciembre de 2025 pueden deducirse hasta un 60 % del importe invertido en su declaración de la renta, con una base anual máxima de entre 5.000 y 7.500 euros. Para beneficiarse de esta deducción es imprescindible obtener un Certificado de Eficiencia Energética que acredite una reducción de, al menos, el 30 % en el consumo de energía primaria no renovable.
En definitiva, la experiencia de la familia García demuestra que apostar por la autosuficiencia energética no solo es una decisión responsable desde el punto de vista ambiental y económico, sino también una forma de garantizar estabilidad y seguridad ante imprevistos. En un contexto donde los apagones ya no parecen tan improbables, contar con un sistema energético autónomo puede marcar una gran diferencia.
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