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Inmobiliario

La exclusión de Evergrande de la Bolsa de Hong Kong sentencia el colapso del frenesí inmobiliario chino

La compañía ha incumplido pagos por al menos 40.000 millones de dólares en bonos, entre otros compromisos. Es un caso sin precedentes, el mayor default de la historia

Evergrande, gigante del sector inmobiliario chino, fue oficialmente expulsado de la Bolsa de Hong Kong este lunes, certificando así el ocaso de una promotora emblemática del auge y la posterior crisis del mercado residencial. Con un endeudamiento que supera los 330.000 millones de dólares (unos 281.958 millones de euros), la compañía no logró retomar la cotización de sus acciones, suspendidas por más de 18 meses. Esta exclusión pone en evidencia las profundas grietas de una industria clave para el gigante asiático, atrapado en una espiral de inestabilidad financiera y pérdida de confianza.

Alicia García Gutiérrez, analista de Natixis, señaló a LA RAZÓN acerca de la salida forzada y este estrepitoso final de Evergrande que "resulta sorprendente que este delisting no se haya producido antes. Hablamos de una compañía que ha incumplido pagos por al menos 40.000 millones de dólares en bonos, entre otros compromisos. Es un caso sin precedentes, el mayor default de la historia. La gran pregunta es por qué ha tardado tanto en salir del parqué. Probablemente, las autoridades y acreedores buscaban maximizar la recuperación de activos del propietario en el extranjero antes de que la empresa llegara a la quiebra definitiva, dejando a miles de acreedores sin cobrar".

Los mercados globales se estremecieron en 2021, cuando el rey del ladrillo chino incumplió pagos de bonos extraterritoriales ("offshore"), destapando una crisis de liquidez que desató centenares de litigios. Con deudas que superaban los 300.000 millones de dólares, Evergrande se convirtió en el emblema de las vulnerabilidades del sector. Su estrategia, basada en un apalancamiento desorbitado y ventas anticipadas de viviendas, implosionó bajo el peso de 1,4 millones de unidades pre-vendidas, equivalentes a más de 200.000 millones de dólares, según estimaciones de analistas. Este impago marcó el comienzo de una tormenta y alertó sobre los riesgos sistémicos de un sector que representa cerca del 30% del PIB chino, considerando efectos indirectos.

Preocupado por el endeudamiento galopante, el Gobierno chino implementó en 2020 las "tres líneas rojas", regulaciones que limitaban el acceso a financiación para promotoras con pasivos excesivos, niveles insostenibles de apalancamiento o insuficiente liquidez para obligaciones a corto plazo. Estas medidas, diseñadas para enfriar un mercado sobrecalentado y alinearse con el principio de Xi Jinping de que “las viviendas son para vivir, no para especular”, dejaron a Evergrande al borde del colapso. Las restricciones, junto con los esfuerzos para contener los elevados precios de la vivienda, agravaron la escasez de efectivo que golpeó a numerosas firmas del sector, desatando una pérdida de credibilidad.

La parálisis del mercado inmobiliario, exacerbada por la desaceleración económica tras la política de "Cero covid", ha frustrado cualquier intento de recuperación. El recelo de los compradores, que consideran la vivienda un pilar de inversión, ha frenado las transacciones. Pese a los paquetes de apoyo de Pekín, que incluyen garantías para completar proyectos pre-vendidos y la eliminación de restricciones a la compra, las ventas comerciales por área de suelo se desplomaron un 24.3% en 2022, un 8.5% en 2023 y un 12.9% en 2024, según datos oficiales. Esta atonía refleja la dificultad de revitalizar un segmento esencial para la certeza de las familias chinas, cuya riqueza está mayormente invertida en propiedades.

En marzo de 2023, Evergrande propuso reestructurar casi 20.000 millones de dólares en deuda "offshore" impagada, pero no alcanzó un acuerdo con sus acreedores. En enero de 2024, un tribunal hongkonés ordenó su liquidación, iniciando un proceso complejo debido a la ubicación de la mayoría de sus activos en China continental, bajo un sistema judicial distinto al de la ex colonia británica. Un estudio de Deloitte citado por la empresa estimó que la recuperación para inversores sería de apenas un 3,4%. En el último año y medio los liquidadores de Alvarez & Marsal recuperaron solo 255 millones de dólares, incluyendo una pintura de Claude Monet, frente a activos reportados de 1,8 billones de renminbi en 2022, lo que evidencia la magnitud del desafío.

El trayecto del conglomerado ha estado marcado por crisis constantes. Su fundador, Hui Ka Yan (también conocido como Xu Jiayin), fue detenido en 2023 bajo sospechas de actividades ilegales, tras haber sido el hombre más rico de China en 2017, con una fortuna estimada en 42.500 millones de dólares, según Forbes, desplazando al hasta entonces casi intocable Jack Ma, el creador del gigante del comercio electrónico Alibaba, al frente de las listas de los multimillonarios del país. Este amante de las marcas de lujo y los yates, originario de una familia humilde de una pequeña aldea de Henan, fundó Evergrande en 1996 y la llevó a la cima durante el ‘boom’ inmobiliario, controlando casi el 60% de las acciones en 2022. Su detención, junto con la intervención del desarrollador por las autoridades chinas, marcó un punto de inflexión. Evergrande reportó pérdidas de 90.000 millones de dólares desde 2021 y solicitó protección por bancarrota en Estados Unidos. Además, las autoridades impusieron una multa de 578 millones de dólares a su principal filial por inflar ingresos en 78.000 millones de dólares y beneficios en 12.700 millones entre 2019 y 2020, un escándalo que eclipsa el de Enron. PwC, su auditor, fue sancionado con 441 millones de renminbi y una suspensión de seis meses por avalar cuentas falseadas.

La liquidación, con activos mayormente inaccesibles en China continental, pone en jaque a los acreedores y subraya la urgencia de reformas estructurales para sanear una industria vital para el crecimiento de la segunda economía mundial.