Macroeconomía

La OCDE fía la mejora del PIB de España a los fondos europeos y avisa de la inflación subyacente

El Gobierno insiste en "el dinamismo y fortaleza de la economía española" y obvia la autocrítica

La economía española crecerá este año y el siguiente por encima de la media de la eurozona, un 2,1% en 2023 y un 1,9% el próximo, lo que colocaría a España a la cabeza del crecimiento de los países desarrollados. Así lo augura el informe semestral de Perspectivas publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que ha revisado al alza en cuatro décimas sus propias estimaciones del mes de marzo para 2023 y en ocho las que había hecho en noviembre. Pero estas cifras tienen trampa, ya que los analistas de la organización advierten de que este impulso de la economía llegará básicamente por la llegada masiva de los fondos europeos Next Generation, ligados al Plan de Recuperación, que proporcionarán "un gasto público considerable" y servirá para sostener en el tiempo una economía que evidencia dinamismo solo gracias a este maná europeo.

Por tanto, la previsión de la OCDE para 2023 es la misma que la estimada por el Gobierno, que mantuvo en el 2,1% el crecimiento en el plan de estabilidad remitido a Bruselas, pero no así la de 2024, ya que el Ejecutivo de Pedro Sánchez estima un alza del PIB del 2,4%, cinco puntos por encima del 1,9% estimado por la OCDE. No en vano, el ritmo de progresión no llegará ni a la mitad del logrado los dos últimos años -del 5,5%-, los de la recuperación tras el hundimiento por la pandemia (-12,2%), pero será más del doble del que se espera para el conjunto de la zona euro (0,9%) y de las principales potencias europeas -con el 1,2% en Italia o del 0,8% en Francia, el 0,3% en Reino Unido y del 0% de Alemania-. Pero el Gobierno español no debe echar las campanas al vuelo porque, en este caso, estos países se han visto afectados en mayor medida por la guerra de Ucrania, dada su mayor dependencia de las exportaciones e importaciones de Rusia. Un peligro del que la OCDE advierte que España también puede verse afectada si el conflicto se alarga en el tiempo o inicia una nueva escalada, que "podría volver a elevar los precios de la energía" y provocar un "incremento de las vulnerabilidades macrofinancieras" por el rápido aumento de las tasas de interés, que elevará el riesgo de contagio del sistema financiero mundial. Este crecimiento superior a la media también acredita que España todavía no ha recuperado oficialmente el PIB prepandemia, por lo que buena parte de la progresión de la economía se limitará a recuperar el terreno perdido desde 2019, y por eso podría ser más alto al resto de países .

También ve la organización sombras en la evolución de los precios, el paro o en la bajada del consumo. Aunque en los últimos meses la confianza de las empresas y de los consumidores se ha mantenido estable, gracias a una inflación que crece a menor ritmo y al dinamismo sostenido del mercado laboral, con un desempleo que ha pasado del 13% en diciembre al 12,7% en abril y una inflación que se ha situado en el 2,9% interanual en mayo -según el índice armonizado (3,2% en el IPC)-, la OCDE recuerda que esta tasa de desempleo es el doble que la media de la UE, y lo seguirá siendo también el próximo ejercicio, cuando baje hasta el hasta el 12,4%, y que la evolución de la inflación subyacente -la que excluye energía y alimentos- se quedará en 4,8% este año, mientras que para 2024 mantiene en el 3,7%, pero por encima del promedio de la eurozona.

El informe también advierte de que se mantiene el desequilibrio negativo de las cuentas públicas de España, pese a que ve una mejora hasta 2024, en parte ante la perspectiva de que algunas de las medidas de apoyo a los hogares y empresas para hacer frente al aumento de los costes finalicen en junio de 2023, aunque se espera que el recorte del IVA en los alimentos y los subsidios en las tarifas de transporte se amplíen hasta finales de 2024, y que una política fiscal "levemente restrictiva" permitirá que el déficit público disminuya al 3,5% del PIB en 2023 y al 3,2% del PIB en 2024 desde el 4,8% del año pasado, muy por encima de las previsiones del Gobierno español, que prevé que el déficit público se sitúe por debajo del 3%, medio punto menos de lo estimado por la OCDE, que no ve que pueda cumplir con las exigencias de Bruselas. Lo mismo que con la deuda pública, que anticipan una lenta disminución de la ratio sobre PIB al 110,8% este año y al 109,9% en 2024. "Lo que estamos recomendando para España es que, en el futuro, la postura fiscal debe cambiar para abordar la elevada deuda", ha reiterado la economista jefe, Clare Lombardelli, para quien, a medida que la inflación retrocede, "las medidas de apoyo fiscal, como también en el caso de otros países, deben reducirse y orientarse mejor". Asimismo, ha señalado la importancia para España de la cuestión de la productividad, apuntando que el plan de recuperación debería usarse para mantenerla y aumentarla. "Eso es lo que recomendaríamos".

En este sentido, la OCDE considera que los bancos centrales deben vigilar los efectos financieros por los posibles riesgos de las subidas de tipos de interés, pero defienden que "tienen que continuar" porque no hay signos todavía de que la inflación "esté reduciéndose de forma duradera". Así lo manifestó, el secretario general de la Organización, Mathias Cormann, que defendió que "la política monetaria tiene que seguir siendo restrictiva hasta que se constate una caída duradera de la inflación, que es uno de los grandes riesgos que pesan sobre las perspectivas económicas", subrayó.

Pese a todas estas advertencias, el Gobierno insiste en que las previsiones de la OCDE muestran el "dinamismo y la fortaleza de la economía española, que crecerá más del doble que la zona euro y medio punto más que el conjunto de la OCDE", señalado el ministerio de Nadia Calviño en un comunicado tras conocer estas proyecciones. Respecto a la inflación, cree que el anticipo del 3,9% de media este año y otro tanto en 2024, favorecerá "la competitividad de las empresas españolas". Finalmente, celebra como un gran logro que la renta real disponible de los hogares aumentó en España durante 2021 y 2022, "manteniendo una de las evoluciones más positivas de la Unión Europea", aunque obvia que se mantiene muy por debajo de todas las grandes economías de la eurozona.