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Vivienda

Propietarios en alerta: esta es la cláusula que podría eternizar el alquiler para los inquilinos

El Gobierno busca blindar a los inquilinos con una reforma que prorroga sus contratos, una medida que, según los expertos, amenaza con contraer el mercado del alquiler y disparar los precios

El Gobierno persigue un objetivo claro: corregir lo que considera un desequilibrio histórico entre las dos partes y ofrecer mayor estabilidad y seguridad jurídica EUROPAPRESS

El mercado del alquiler en España vive una nueva sacudida, y esta vez la controversia no gira en torno a los precios, sino a la duración de los contratos. Una reciente modificación en la Ley de Vivienda, concebida para proteger a los inquilinos, ha generado un notable desasosiego entre los propietarios, que ven limitada su capacidad para disponer de sus inmuebles una vez finaliza el acuerdo inicial. La medida ha abierto una brecha entre la seguridad que se quiere dar a unos y la libertad que sienten que se les arrebata a otros. Esta preocupación legislativa contrasta con el panorama financiero general, pues algunos expertos vaticinan buenas noticias para aquellos que tienen una hipoteca en el futuro cercano.

Client Challenge

De hecho, el principal temor, compartido por asociaciones y expertos del sector, es que esta rigidez contractual desincentive a muchos dueños, especialmente a los pequeños ahorradores, a la hora de poner sus viviendas en el mercado. Advierten de que una menor flexibilidad podría desembocar en el efecto contrario al deseado: una contracción de la oferta disponible que, paradójicamente, termine por encarecer aún más los precios y perjudique a quienes la ley pretendía amparar. Este cambio normativo les obliga a reevaluar la rentabilidad de su inversión, llevándolos a plantearse si es mejor amortizar la hipoteca o invertir el capital en otros activos con menor incertidumbre.

En el centro de esta polémica se encuentra una modificación que afecta a los alquileres firmados a partir de marzo de 2019. Se trata de una prórroga automática y obligatoria que blinda al arrendatario. En la práctica, esto concede al inquilino el derecho a permanecer en la vivienda más allá de lo pactado, siempre que esté al corriente de pago y cumpla con sus obligaciones.

La prórroga forzosa: seguridad para unos, incertidumbre para otros

Por otro lado, la normativa establece unos plazos claros para la aplicación de esta extensión. Si el arrendador es una persona física, el inquilino podrá extender el contrato hasta un total de cinco años. Este umbral se amplía hasta los siete años en los casos en que el propietario es una empresa o un gran tenedor. El objetivo es que el arrendatario pueda permanecer en el inmueble hasta completar estos periodos máximos, impidiendo así que el dueño pueda dar por finalizado el contrato antes de tiempo. Para muchos propietarios, la gestión de estos plazos fijos está íntimamente ligada a sus propias obligaciones financieras, por lo que resulta fundamental saber qué plazo de hipoteca es clave para entender cómo funciona la financiación de su vivienda.

En definitiva, con esta iniciativa el Gobierno persigue un objetivo claro: corregir lo que considera un desequilibrio histórico entre las dos partes y ofrecer mayor estabilidad y seguridad jurídica a miles de familias que viven de alquiler. La medida busca dar certidumbre y proteger a los arrendatarios de finalizaciones de contrato consideradas prematuras, que a menudo derivan en situaciones de gran vulnerabilidad en las principales ciudades del país.