El apagón del pasado 28 de abril ha dado la vuelta a la estructura de generación eléctrica. La producción eléctrica mediante turbinas de gas de ciclo combinado (CCGT), una tecnología de generación más estable que la fotovoltaica se ha disparado para evitar que vuelva a producirse una caída del sistema.

El giro obedece a las directrices de Red Eléctrica (REE), el operador del sistema, que está en el ojo del huracán por sus arriesgadas decisiones los días previos a que se fundieran los plomos en la España peninsular y en Portugal.

Desde el pasado 28, el responsable del sistema eléctrico activó a toda la «infantería» –nucleares y ciclos de gas– que había dado de baja el día del apagón, confiando en que la fotovoltaica y eólica fueran más que suficientes para alimentar la demanda y equilibrar la red casi por sí solas.

En mayo, la generación por ciclos combinados de gas se ha incrementado nada menos que un 61,5% en el sistema peninsular, el que se fundió, respecto al periodo anterior.

Por el contrario, la generación con renovables se ha reducido drásticamente a pesar de que los vientos y, sobre todo, el sol son más que favorables para este tipo de tecnologías.

Así, la generación con eólica se ha reducido un 22% y la producida con fotovoltaica, un 12,3%. Por su parte, la solar térmica ha rebajado un 26% su aportación al sistema.

Si nos ceñimos al día de ayer, con la primera ola de calor adelantada del curso, aunque la fotovoltaica fue con creces la tecnología que más aportó, un 30%, fue fuertemente respaldada por la nuclear, como segunda en producción con un 20,2%, y la hidráulica (tercera, con un 14,7%). La eólica cayó al cuarto lugar, con un 11,8% de la tarta, muy cerca de los ciclos de gas, que generaron un 10,6%.

Las tecnologías de turbina están respaldando de nuevo a la fotovoltaica tras el fiasco del récord renovable que se buscaba el 28 de abril.

Sin embargo, este aumento del uso de ciclos combinados para generar electricidad, en el contexto de la operación reforzada aplicada por Red Eléctrica para no sufrir nuevos contratiempos, está teniendo un fuerte impacto económico y ambiental.

Según datos actualizados que maneja el sector, la extrapolación del consumo de gas observado entre el 28 de abril y el 21 de mayo a supuesto un sobrecoste de 4,9 millones de euros diarios, sumando tanto la compra de gas como el coste asociado a las emisiones.

En solo 24 días, el coste ha sido de 117 millones, de los que 82 millones corresponden a incremento del consumo de gas y 35 millones al coste de los derechos de emisión.

Este incremento se debe al aumento de demanda de gas para producción eléctrica, que ha subido un 74% respecto al mismo periodo del año anterior, así como al repunte de las emisiones de CO₂, que han crecido en más de 482.000 toneladas solo en esos 24 días.

Si se mantiene esta tendencia, el sobrecoste anualizado alcanzará los 1.776 millones de euros, sumando tanto la compra de gas como el coste asociado a las emisiones.