Análisis

Sánchez presume de inflación y la eurozona lo desmonta

La mayoría de la moderación en el alza de la inflación viene de la energía, por la caída del gas en los mercados internacionales. Cuando aumenta la inflación, el Gobierno culpa a los súper; cuando baja, se pone la medalla

 Pedro Sánchez y Begoña Gómez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a su mujer Begoña GómezEmilio MorenattiAgencia AP

¿No les parece fascinante? Cuando aumenta la inflación, los gobiernos culpan a los supermercados y cuando baja, se ponen la medalla de la reducción. Sin embargo, la realidad es tozuda. Los gobiernos crean la inflación y se benefician de ella y, posteriormente, se presentan como la solución.

No, la guerra o la pandemia no causan la inflación. La inflación no es la subida de los precios. Es la pérdida de poder adquisitivo de la moneda. Ni la guerra ni la pandemia pueden hacer que los precios agregados, lo que mide el IPC, suban, consoliden esa subida y continúen al alza, aunque sea a un menor ritmo. De hecho, atendiendo a los precios de las materias primas, si fuera cierto que la guerra o la pandemia causan la inflación, hoy tendríamos deflación, no aumentos de precios.

Los intervencionistas te intentan hacer mirar a los precios unitarios para explicar la inflación, pero es el truco más viejo desde que se le ocurrió a un emperador engañar poniendo amalgama de hierro en las monedas de plata. Los precios unitarios no llevan a que se disparen los precios agregados, y estos nos suben constantemente a menos que se aumente la cantidad de moneda muy por encima de lo demandado por el sector privado.

Los precios no bajan

Cuando «baja la inflación», no bajan los precios; se modera el ritmo de subida. Lo único que hace que los precios suban constantemente es la destrucción del poder adquisitivo de la moneda en la que se miden esos precios. ¿Y quién erosiona el poder adquisitivo de la moneda? Ustedes dirán que el banco central la imprime, pero el banco central no aumenta la cantidad de moneda emitida por fastidiar o por maldad, sino por disfrazar el exceso fiscal de los estados. Los estados son los únicos que crean moneda de la nada gastando lo que no tienen ni pueden tener. Así, diluyen sus compromisos en una moneda que vale menos y confiscan la riqueza de la economía privada pagando en una moneda depreciada.

El impuesto escondido

Un banco comercial no crea dinero de la nada. Si fuera así, no quebraría ninguno. Solo crea dinero que está respaldado por ahorro, inversión y proyectos tangibles. El único activo en el balance de un banco comercial que no exige ninguna cantidad de capital para atesorarlo es… la deuda estatal. Es decir, un constructo político y regulatorio para disfrazar la destrucción monetaria que lleva a cabo el estado irresponsable fiscalmente. Por eso se llama a la inflación el impuesto escondido. Tu salario real se reduce, tus ahorros en depósitos se desvanecen y el gobierno irresponsable se ríe de ti diciendo que va a subir los impuestos a los ricos mientras se lucra con la inflación y te empobrece mientras se presenta como solución dándote una subvención –si te la da– emitiendo moneda constantemente depreciada.

Pues bien, la inflación en la eurozona aumenta un 2,2% en agosto, según la estimación de Eurostat, la subyacente +2,8%. El dato de paro se sitúa en el 6,4%. Por décimo mes consecutivo, el aumento de la inflación armonizada de España se situaría por encima de la media de la eurozona. La inflación armonizada de España está muy por encima de la de Italia, Irlanda o Portugal y por encima de Alemania y Francia. Adicionalmente, España registra de nuevo la tasa de paro más alta de la UE, y eso maquillando la cifra con el cambio normativo de los fijos discontinuos. De hecho, el desempleo escondido ha aumentado en 100.000 personas en julio, hay más de cuatro millones de demandantes de empleo y la tasa de paro efectiva prácticamente no ha mejorado desde 2019.

Más pobres

¿Somos los españoles más pobres con Sánchez? Totalmente, en términos absolutos y relativos. La pobreza ha aumentado con Sánchez a pesar de contar con el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia y los fondos Next Generation. La carencia material y social severa –la pobreza real– ha pasado de un 7,7% en 2019 a un 9% en 2023, según el INE. La tasa de riesgo de pobreza y exclusión ha pasado de un 26,2% en 2019 a un 26,5% en 2023. Y eso tras despilfarrar el mayor estímulo monetario y fiscal de la historia, además de 100.000 millones de euros de fondos Next Generation. Según el INE, «el 9,3% de la población manifestó llegar a fin de mes con mucha dificultad en 2023». Este porcentaje fue 0,6 puntos superior al registrado el año 2022. Por su parte, el 37,1% no tuvo capacidad para afrontar gastos imprevistos, frente al 35,5% del año 2022.

España se queda atrás

No solo somos más pobres, sino perdiendo puestos con respecto a nuestros socios. España se sitúa a doce puntos de la media de la Unión Europea en renta per cápita ajustada por poder adquisitivo, cuando estaba a ocho puntos antes de llegar Sánchez. España encabeza el índice de miseria, la tasa de paro y el nivel de riesgo de pobreza en la eurozona.

De hecho, España se ha convertido por primera vez en el país de la eurozona con mayor riesgo de pobreza, según Eurostat. En 2018 nos superaban, entre otros, Italia y Grecia, que han reducido mucho más rápido su riesgo de pobreza. La inflación acumulada con Sánchez desde 2019 es del 20,4% en un país con muchísimo más paro y salarios mucho más bajos que los comparables de la eurozona.

La inflación no está controlada ni de lejos: la mayoría de la moderación en el aumento de la inflación viene de la energía por la caída del precio del gas en los mercados internacionales. El problema es que los estados se han comprometido a unos gastos imposibles de financiar y saben que solo pueden sostener su castillo de naipes empobreciéndote. Ya le echarán la culpa a los supermercados.