Opinión
Toca apretarse el cinturón en vacaciones
A nivel macro se esperan 90 millones de visitantes y 125.000 millones de ingreso, pero las familias españolas cada vez recortan más su descanso
Hubo un tiempo en el que la mayoría de los españoles cumplíamos con el obligado ritual, de irnos todo un mes de relax a la playa, 30 días de sol, arena y mar o 15 días en destinos internacionales. Eran tiempos en los que el poder adquisitivo de las familias de clase media permitía comprar una vivienda y pagarla con la hipoteca, el alquiler era asequible, el frigorífico siempre estaba lleno, podían tener dos coches y llevar a los hijos a colegios concertados y, por supuesto, disfrutar 15 o 30 días desconectados.
Este año, el merecido descanso de los trabajadores viene afectado por dos factores que hacen menos accesibles las vacaciones para casi el 55% de los españoles, pues tendrán que recortar su presupuesto veraniego ante el notable incremento de los precios de los productos turísticos y la incertidumbre económica junto al aumento del coste de la vida que obliga a ahorrar a quienes pueden o no gastar a quienes no pueden ahorrar. Varios estudios confirman esta situación que afecta a las decisiones vacacionales de los ciudadanos y están cambiando sus hábitos veraniegos. Sólo el 15% viajarán “donde les dé la gana.”
En lugar de largas estancias, los turistas nacionales optan por escapadas más cortas, menos de una semana, en alojamientos más asequibles, donde el camping experimenta un fuerte crecimiento, en destinos nacionales, evitando vuelos, con actividades gratuitas. Esto fuerza a las empresas turísticas a buscar fórmulas innovadoras para fomentar el turismo nacional y adaptarse a las nuevas necesidades cambiantes de los viajeros, mediante ofertas especiales, paquetes familiares y descuentos para el viajero.
Nuestro sector turístico es uno de los motores de la economía que genera 13 de cada 100 euros del PIB y constituye una de las principales fuentes de empleo, ocupando a cerca de 2,3 millones de personas. No obstante, el turismo internacional compensa la demanda nacional ya que aumenta con fuerza y que ha recibido cerca de 40 millones de pasajeros en los primeros cinco meses de este año, la mayoría de la UE.
Se espera que el año cierre con más de 90 millones de turistas de otros países que se dejarán unos 125.000 millones de euros. Sin embargo, la estacionalidad derivada de este perfil de turista, sigue siendo un importante desafío que habría que resolver buscando fórmulas para desestacionalizar las visitas internacionales. Además, debemos recordar que una parte de estos turistas, nos eligen como país sustituto por los conflictos en Ucrania y Oriente Medio que cuando todo se calme es posible que caiga la demanda.
Cualquiera que esté buscando pasar una o dos semanas en un destino turístico en las mismas condiciones que tenía en años pasados, puede observar que su salario no ha aumentado al mismo nivel que los precios turísticos y que antes podía ahorrar durante todo el año para permitirse unas vacaciones a su medida. Ahora, conforme navegamos por internet, a cada clic, nos sumergimos en un laberinto de precios que desafían cualquier presupuesto razonable, o vemos la letra pequeña de algunas ofertas tentadoras, que nos hacen retroceder instantáneamente, saltando de web en web como si estuviésemos en el juego de la oca, buscando desesperadamente el chollo vacacional. Difícil elegir destino sin que sufra el modesto bolsillo más de lo habitual.
Tendremos que esperar a octubre para hacer números y ver el impacto real de las vacaciones de verano de este año. Si sólo medimos el gasto, seguro que aumenta por la inflación y los precios desorbitados, pero si medimos las pernoctaciones medias, igual nos llevamos una sorpresa. A nivel macro, todo son sonrisas, pero a nivel micro, de las familias españolas, quizás sean lágrimas.
En la España que viaja en cohete, lamentablemente, algunas de ellas, en vez de pasar todo el mes o parte en la playa, tendrán que conformarse con que la ducha tenga agua caliente y olor a mar. Otras, con suerte, tendrán que conformarse con los mismos días de vacaciones que los que dura la batería del móvil y con la calculadora en la mano.
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