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Tsipras cae en su propia trampa

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, y su ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, en el Parlamento heleno
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, y su ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, en el Parlamento helenolarazon

«Hemos ganado la primera batalla, no la guerra», asegura el líder griego que prepara a contra reloj un plan de reformas a la alemana.

«Hemos ganado la primera batalla, no la guerra», declaró con un lenguaje más beligerante el primer ministro griego, Alexis Tsipras, para disfrazar la imposición alemana de un acuerdo que apenas dista de los anteriores en que la toma de la decisión esta vez fue política y no tecnócrata. En otro ejemplo de la «realpolitik» que le sirvió para ganar las elecciones, el líder de Syriza proclamó la victoria en el Eurogrupo y el inicio de una nueva etapa, sin dar más detalles, pero que se advierte complicada. «Lo difícil empieza ahora», añadió. «Ayer hicimos fracasar el plan de las fuerzas conservadoras en Grecia y en el extranjero para asfixiar a nuestro país y demostramos que Europa es un espacio para la negociación y los compromisos beneficiosos para ambas partes y no un espacio de exterminación, de sumisión y de castigo», aseguró en un mensaje televisado.

Para Tsipras, el fin de la austeridad y los memorandos supone «acabar con las reducciones de salarios y pensiones, con las medidas que llevaban a la recesión y con los superávits exagerados», sin hacer referencia a la subida de pensiones o el aumento del salario mínimo, como prometió en la campaña electoral.

El Gobierno heleno se ha visto obligado a firmar una prórroga del rescate para salvarse de la quiebra por falta de liquidez. Tsipras también ha salvado su figura gracias a la acción mediadora en su conversación telefónica con Merkel, que los medios locales contraponen a la «ineficiencia negociadora» del ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, que ha salido escaldado de un Eurogrupo que «le ha venido grande» en su primer mes en la política. Así lo reconocía el portavoz del Gobierno, Gabriel Sakellaridis: «Estas tres semanas han sido muy duras para un Ejecutivo nuevo que, obviamente, no tiene una experiencia relevante».

La Prensa local ha presentado el acuerdo como una «continuación de la saga griega» que acarrea más de cinco años «asfixiada», mientras que los griegos se conforman con respirar un poco ante el agónico deterioro de las cuentas públicas en el mes de enero. Yannis Galanos, de 32 años, considera que «el acuerdo no resuelve el problema de la deuda», pero se conforma con que «ahora, por lo menos, desde Europa se escuche a Grecia».

Con mayor resignación han recibido la extensión del rescate el resto de grupos políticos. El portavoz de Nueva Democracia (ND), Costas Karagounis, destacó que «en todo este tiempo con el anterior Gobierno [de ND] ya habríamos concluido el memorando a finales de febrero» y añadió que «el acuerdo es peor de lo que nosotros habíamos evitado».

De hecho, según medios locales que citan fuentes gubernamentales, en diciembre del año pasado, cuando el Eurogrupo concedió a Grecia la prórroga de dos meses del Acuerdo Maestro de la Facilidad de Asistencia Financiera, término legal para describir el actual programa, los socios europeos querían una extensión de seis meses, que el entonces primer ministro Antonis Samarás se negó a firmar.

Sin embargo, la mayor preocupación de Tsipras ahora será lidiar con las críticas de en el seno del Gobierno, sobre todo por parte del ala más radical de Syriza, encabezada por el ministro de Reconstrucción Productiva, Panayotis Lafazanis, que durante este mes ha entrado en constantes contradicciones con Varufakis sobre la paralización de las privatizaciones, una de las posibles concesiones al Eurogrupo.

Tsipras convocó una reunión de ministros ayer por la tarde para repartir las reformas que cada cartera deberá preparar para discutirlas hoy y presentar el programa definitivo al Eurogrupo el martes por teleconferencia.

Las enormes concesiones del Gobierno heleno han estrechado su margen de maniobra, que se limitará a un reducido presupuesto social para aliviar la pobreza más acuciante, con un coste de 1.300 millones de euros. Según el diario local «Protothema», el plan de reformas se basa en seis puntos: el compromiso a pagar la deuda, la lucha contra la evasión fiscal, la protección de las primeras residencias, la recontratación de 5.500 funcionarios, un nuevo impuesto a la propiedad y la privatización de aeropuertos. La semana pasada el Ministerio de Finanzas presentó la primera medida para combatir el fraude fiscal, que ofrece a los deudores pagar un mínimo de 200 euros de su deuda para conseguir una quita del 50% del resto de sus atrasos, mediante la cual se espera recaudar 9.000 millones a corto plazo.

Otra de las medidas previstas consiste en ampliar a 3,5 millones el círculo de personas que pueden acogerse al pago en 100 plazos de sus deudas a Hacienda, lo que permitirá al Estado ingresar unos 5.500 millones de euros. La deuda al Estado por impagos de impuestos y contribuciones a la Seguridad Social asciende a 76.000 millones de euros, seis veces más desde el inicio de la crisis. Neupic.