Vivienda

Vuelta a los pisos compartidos para estudiantes: "El alquiler y los gastos han subido una barbaridad. Destino el 75% de mis ingresos"

Una habitación en una vivienda compartida cuesta un 73% más que en 2015, pasando de 258 euros de media a 445 euros. El 44% de las personas que comparten piso lo hacen porque no pueden permitirse vivir solas

Carteles con ofertas de alquiler de habitaciones en Madrid.
Carteles con ofertas de alquiler de habitaciones en Madrid.Alberto R. RoldánLa Razón

«Es muy difícil encontrar algo decente y barato porque los pisos vuelan. Antes, en cuanto terminaban las clases en junio me ponía a buscar piso y en una semana ya tenía uno para el siguiente curso, pero este año hasta septiembre no he encontrado algo en condiciones». José David, de 23 años, paga por su habitación de estudiantes para el curso 2023/2024 el doble de lo que le costaba su anterior habitación en la que vivió tres años. La oferta se ha hundido y los precios se han disparado. En concreto, según un estudio de Fotocasa, compartir una vivienda en España cuesta de media 445 euros al mes, es decir, un 50% más que hace 5 años (desde 2018) y un 73% más respecto a hace 8 años (2015, cuando costaba 258 euros de media).

Estudiante de tercer año de Diseño Gráfico y camarero a tiempo parcial, José David paga 250 euros por una habitación (270 euros con gastos) en el centro de Murcia. Este precio puede parecer económico en comparación con grandes ciudades como Madrid o Barcelona, pero solo hay que echar la vista tres o cuatro años atrás para darse cuenta del acelerón que han experimentado los alquileres. Hace cuatro años, la primera vez que José David se independizó, pagaba 150 euros (más 30 euros de gastos) por una habitación en un dúplex situado a las afueras de Murcia. Al siguiente año, decidió buscar un nuevo alojamiento más céntrico y próximo a su centro de estudios. Aunque algo vieja, encontró una habitación amplia y bien ubicada por 125 euros, la mitad de lo que pagará este curso. Por desgracia, tuvo que abandonarla porque el propietario quería reformar el inmueble.

Rubén (23 años), estudiante de Derecho y Estudios Internacionales en Toledo y camarero los fines de semana, vive emancipado desde hace tres años, pero tiene que hacer malabares para sacar sus estudios adelante y llegar a fin de mes. «Para poder pagar el piso he tenido que sacrificar ciertas cosas, como no ir al gimnasio o hacer otras actividades que conlleven menos gasto. Al mes estoy pagando 300 euros sin gastos, ya que este año nos han subido el precio del alquiler bastante», cuenta. Al igual que ocurre en Murcia, este precio puede llegar a parecer asequible, pero está considerablemente por encima de lo que Rubén pagaba por una habitación hace tres años. «La primera vez que me independicé pagaba 220 euros con gastos incluidos. Los precios han subido una barbaridad, tanto en alquiler como en suministros. El pasado invierno no pusimos apenas la calefacción porque si no se nos disparaba el precio», explica. Tanto es así, que actualmente Rubén tiene que destinar el 75% de sus ingresos a pagar el alquiler y los gastos del piso.

En Madrid, el panorama es mucho más desalentador. Marta (27 años), graduada recientemente en la Escuela de Arte de su comunidad, quiere venir a Madrid a hacerse un nombre en el mundo de la interpretación, pero no está siendo fácil con la vivienda por las nubes y compitiendo con otros miles de candidatos. «Cuando empecé a buscar el año pasado, al meterme en una plataforma inmobiliaria, la primera y segunda páginas de búsquedas, si filtrabas por los más baratos, eran alquileres de 150 euros, pero solo para internas, por eso pedían tan poco, porque solo usaban la habitación los fines de semana», expone Marta. «Pero a lo largo de este verano he visto que esos mismos alquileres estaban ya rondando los 250 euros o 270 euros, solo para usar la habitación los fines de semana y trabajando a la vez. Si así están los alquileres de las internas, los de estudiantes son ya otro nivel», detalla.

Esto la ha llevado a tener que aumentar su presupuesto inicial de 250 euros para una habitación en el extrarradio de Madrid a 300 euros sin gastos incluidos. «Soy afortunada porque mi padre me puede echar una mano con los gastos, pero en muchos casos, si vas a estudiar o quieres buscar una oportunidad laboral, acabas atrapado en una jornada completa de algo que no es lo tuyo para poder pagar y vivir allí sin poder hacer lo que habías ido a hacer. Es muy deprimente», cuenta a LA RAZÓN.

Luego está el problema de la oferta. «Hay muchos candidatos para muy pocos pisos y esto da lugar a que envíes cientos de mensajes y hagas decenas de llamadas sin recibir respuesta. No contestan o conciertas una visita y luego no se presentan. Las pocas habitaciones decentes vuelan. Saben que si tú dudas hay un montón de personas detrás que van a querer la habitación», subraya. Esto ha llevado a Marta a definir la experiencia de buscar habitación en Madrid como «hostil».

El encarecimiento de los arrendamientos es generalizado en toda España, aunque hay diferencias por comunidades autónomas. Respecto a hace ocho años, el incremento del precio de las habitaciones se ha disparado por encima de un 50% en ocho comunidades, como en Navarra (+115,7%), Canarias (+91,6%), Cataluña (+82,6%), Comunidad Valenciana (+78,5%), Galicia (+56,3%), Comunidad de Madrid (+55,0%), Región de Murcia (+51,9%) y Andalucía (+50,5%). En cuanto a los precios, hay seis regiones donde una habitación cuesta de media más de 400 euros: Cataluña (565 euros al mes), Madrid con (502 euros), Navarra (476 euros), Islas Baleares (474 euros), País Vasco (464 euros) e Islas Canarias (423 euros).

Solo hay que visitar algún portal inmobiliario para corroborar estos datos y testimonios. Precio: 655 euros al mes. No, no es el alquiler de una vivienda completa, es el coste de una habitación en un piso compartido de Madrid. Vivir en el Paseo de la Castellana nunca ha sido barato, pero desde hace un par de años está al alcance de muy pocos bolsillos. El precio es aún más elevado si le sumamos los 55 euros de gastos mensuales que estima la agencia que lo anuncia a través de Idealista. Además, como es habitual, al entrar a vivir hay que abonar una mensualidad adicional en concepto de fianza y, según este anuncio, un mes de «gastos de administración», el nuevo término que usan muchas agencias para seguir cobrando los honorarios pese a que la reciente Ley de Vivienda lo prohíbe. Otras han pasado a llamarlos «mes de fianza no reembolsable».

Por más de 700 euros tendrá que convivir con otras siete personas, aunque al menos contará con su propio baño. Para su fortuna, porque el resto de compañeros tendrán que compartir el único baño restante de la vivienda. En total, el propietario se embolsa más de 3.600 euros al mes, una cantidad que se eleva a incluso por encima de los 5.000 euros en viviendas con más habitaciones y precios más altos. A medida que nos alejamos de las zonas más céntricas de Madrid los precios bajan, pero no se acercan ni por asomo a los que se registraban hace varios años. Ana (25 años) cuenta a LA RAZÓN que hace seis años, cuando empezó a vivir en Madrid como estudiante, una habitación en Loranca (Fuenlabrada) le costaba mensualmente 230 euros. Ahora, habitaciones similares en la misma zona cuestan aproximadamente 350 euros y también hay un gran número de habitaciones de estudiantes en el centro de Fuenlabrada que se elevan hasta los 450 euros.

«El salario medio en España es de 2.100 euros al mes, según la Seguridad Social. Si se tiene en cuenta que la recomendación de los organismos de control es no destinar más del 30% del sueldo a pagar la vivienda, la gran mayoría de demandantes no puede permitirse un alquiler de una vivienda entera, ya que ronda los 900 euros», explica María Matos directora de Estudios y portavoz Fotocasa. Con el precio de los alquileres en máximos históricos –12 euros el metro cuadrado en agosto, según datos de Idealista– a la mayoría de los jóvenes, y no tan jóvenes, no les queda otra opción que compartir vivienda para poder emanciparse, ya que permite repartir gastos. No obstante, casi la mitad de los españoles que comparten casa no quieren hacerlo (44%), pero se ven obligados porque no pueden pagar un alquiler completo por ellos mismos, apunta el análisis «Perfil de las personas que comparten vivienda» de Fotocasa.

«Mucho tiene que mejorar la economía para que los jóvenes vuelvan a tener la esperanza de emanciparse», denuncia Marta, quien tras semanas en busca de una habitación en Madrid se encuentra cada día más desmotivada. «Pienso en que quizás en algún momento voy a poder dejar la casa de mis padres, pero voy a tener que compartir piso con otras personas buena parte de mi vida porque no voy a tener dinero para comprar ni para alquilar una vivienda entera», afirma.

«No contemplo vivir solo en un futuro próximo. Si los precios siguen igual o incluso si bajan un poco, creo que la mejor opción es compartir piso y aminorar gastos. Salir adelante es mucho más difícil que hace unos años, ya que ha subido todo, el alquiler, la comida, la luz …», señala Rubén en la misma línea. «Emanciparse totalmente es un reto que hay que afrontar con un par de narices, porque no es fácil», añade. «Muchos compañeros de carrera tienen que ir y venir todos los días de sus pueblos a la universidad porque no se pueden permitir una habitación. Yo no podría alquilar una habitación si no fuera porque trabajo y tengo la beca del Ministerio de Educación. Viendo esta situación, no veo el año en el que podré vivir completamente solo», lamenta también José David.