Editorial

El PP se alista para una legislatura difícil

No hay relato que pueda justificar entre la mayoría social el asombroso espectáculo que está dando el PSOE a cuenta de la ambición personal de su secretario general.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, participa este domingo en Toledo en un acto público en defensa de la igualdad de todos los españoles, ante una posible ley de amnistía.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, participa este domingo en Toledo en un acto público en defensa de la igualdad de todos los españoles, ante una posible ley de amnistía.David MudarraPP

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, no ha tirado la toalla como demuestra su insistencia en mantener viva en la calle y en las instituciones donde su partido tiene la primera voz la denuncia contra el engendro político y legal que supone la amnistía. Ayer, en Toledo, pero los próximos días en Málaga, Valencia, Bilbao y Barcelona, Feijóo seguirá dando la batalla contra ese pacto vergonzante del PSOE con el independentismo y proponiendo una tercera vía autonómica que garantice una Nación de ciudadanos libres e iguales.

Sin embargo, parece cada vez más evidente que los intereses cruzados del candidato socialista, Pedro Sánchez, y de unas formaciones políticas que han perdido muchos votos y escaños en las últimas elecciones generales acabarán por imponerse, por más que se corra el riesgo de que salten las costuras constitucionales. Ciertamente, como resaltó Feijóo en el multitudinario mitin en la Ciudad Imperial, la apuesta, que podríamos calificar de temeraria, del actual presidente en funciones del Gobierno, puede desembocar en un final abrupto de la próxima legislatura, cuando los socios de circunstancias del líder socialista tengan que confrontarse en sus propias urnas, pero, en cualquier caso, la fractura social que, sin duda, va a provocar el entreguismo gubernamental a unos secesionistas envueltos en una espiral de reclamaciones y demandas sin solución de continuidad, augura un ejercicio político difícil en el que el Partido Popular tiene muchas más bazas de las que pretenden hacernos creer los equipos de propaganda de La Moncloa.

Se vio en la última sesión del Senado, con el Gobierno y el PSOE desaparecidos, conscientes de la imposibilidad de mantener un discurso medianamente coherente para la opinión pública, y se verá a medida que transcurran los próximos meses. Porque, al menos de momento, no parece que se vayan a cumplir las expectativas del presidente del Gobierno de que una derrota final en el Congreso del líder popular, aunque no en las urnas, llevaría a otro proceso de crisis interna en el PP, con cambio de liderazgo.

Pues bien, lo que traslada Núñez Feijóo al conjunto de la sociedad es que él y su partido velan armas para afrontar de la mejor manera posibles la labor de principal partido de la oposición que, hay que recalcarlo, tiene la mayoría de escaños en las dos Cámaras. Por supuesto, no se puede descartar que fracase la investidura de Sánchez y haya que repetir elecciones el 14 de enero del próximo año, pero la posibilidad se antoja remota porque no hay relato que pueda justificar entre la mayoría social, en la que se incluye un amplio sector de los votantes socialistas, el asombroso espectáculo que está dando el PSOE a cuenta de la ambición personal de su secretario general. Al PP, pues, le aguarda una dura batalla por la dignidad y la igualdad de los españoles.