El Euroblog

Hollande gira a la derecha

Manuel Valls, flanqueado por el presidente François Hollande, en una imagen de archivo
Manuel Valls, flanqueado por el presidente François Hollande, en una imagen de archivolarazon

Tras el batacazo sufrido por el Partido Socialista (PS) en las municipales, al presidente francés, François Hollande, no le quedaba más remedio que mover ficha y recuperar la iniciativa política. Ayer, en un esperado discurso a la nación de siete minutos, el inquilino del Elíseo agradeció los servicios prestados a su primer ministro, Jean Marc Ayrault, y nombró en su lugar a Manuel Valls. El hasta ayer ambicioso ministro del Interior nacido hace 51 años en Barcelona tendrá la tarea de poner en marcha el giro social liberal al que se ha comprometido Hollande para enderezar la renqueante economía francesa. Será a Valls al que le toque convencer a la izquierda y a la sociedad francesa en su conjunto de las bondades del Pacto de Responsabilidad, por el cual el presidente se ha comprometido a bajar las cargas fiscales a las empresas en 30.000 millones de euros a cambio de la creación de puestos de trabajo. Y es que el empleo, la principal promesa electoral de Hollande en las presidenciales de 2012, es la prioridad de un Gobierno que ha visto cómo la tasa de paro permanece tozudamente en el 10% (3,3 millones de personas registradas) independientemente de la medida que pusiera en marcha. "Sabía que la situación era grave y no me quejo. Asumo la total responsabilidad", explicó Hollande. Con una economía en encefalograma plano que apenas creció un 0,3% durante el año pasado y un déficit público del 4,3%, el PS se ve atado entre sus promesas electorales de mayor gasto público y las demandas de Bruselas de recortes. Al final, Hollande, el presidente del crecimiento, ha pasado también por el aro y se dispone a cumplir el "diktat"de Alemania, cuya Prensa no se ha cansado de calificar a su vecino del sur como el "enfermo de Europa". Devolver a Francia la fuerza económica, mejor la justicia social y aumentar el poder adquisitivo serán los tres prioridades del segundo Ejecutivo de Hollande.

En las antípodas del gris Ayrault, un profesor de alemán con experiencia parlamentaria y local que no supo poner orden en su Gabinete, Valls luce con luz propia en el escenario político francés. A diferencia de Hollande y su hasta ahora jefe de Gobierno, el barcelonés goza de una envidiable popularidad del 63%. Su decidida mano dura contra la inmigración ilegal, sobre todo con los gitanos rumanos y búlgaros, y su guerra contra el humorista antisemita Dieudonné le han valido la simpatía de la población. Tentado por el ex presidente conservador Nicolas Sarkozy para entrar en el Gobierno en 2007, Valls es un extraño espécimen dentro de su partido. Admirador de la "tercera vía"del británico Tony Blair, se definió como un "social liberal a la francesa"partidario de cambiar el nombre del PS. La animadversión que crea en amplios sectores de la izquierda se materializó antes de que haya pasado su primera noche en el Palacio de Matignon. Los dos ministros ecologistas han anunciado su rechazo a formar parte del nuevo Ejecutivo y el líder del Frente de Izquierdas, Jean-Luch Mélenchon, ha definido a Valls como el "mayor divisor posible de la izquierda"y ha calificado su nombramiento como un "suicidio político".

La no disimuladas ambiciones de poder del flamante primer ministro francés se convierten, además, en un arma de doble filo para Hollande, que puede pasar a representar el papel de Jacques Chirac en su segundo mandato, cuando se vio desautorizado por un hiperactivo Sarkozy que no aspiraba a otra cosa sino a las llaves del Elíseo. Sin embargo, Hollande ha sido más osado que su antecesor y ha dado a su competidor la oportunidad de ejercer el poder para aumentar su gloria o cavar su tumba política. ¿Cuál será el destino de Valls?

pgarcia@larazon.es